El resumen lo conocemos todos, se cambia la definición de pandemia, de tal forma que la gravedad de la enfermedad pasa a no ser algo clave para la calificación, (modificación de la cual la gente se empieza a hablar ahora), se lanzan unos informes demoledores sobre el Apocalipsis, se inunda el mundo entero de dosificadores, análisis y recomendaciones sobre como sobrevivir a la hecatombe y se vende una cantidad increíble de vacunas a los gobiernos, lo cual genera unos beneficios increíbles a los laboratorios, déficit a los gobiernos y supongo que un problema de espacio, porque no tengo claro donde demonios están guardadas.
El caso es que al final, resulta que no pasa nada y aquí estamos otra vez discutiendo si nos han vuelto a tomar el pelo. Respecto a las discusiones acerca de cómo procederemos la siguiente vez, la verdad es que brillan por su ausencia, porque estamos aún desenmarañando todo el lío que tenemos montado.
En esto llega el debate en el comité de sanidad de la comisión europea acerca de la actuación de la O.M.S. que marca por ahora el climax de este absurdo.
Lo primero es aclarar lo obvio. Existen unas previsiones y existe una realidad. Como es más que evidente que no coinciden ni de lejos, está claro que alguien lo ha hecho mal (por incompetencia o por demasiada competencia, según exista intención de engañar o no). Y esto ha significado gastos y beneficios. Por lo tanto no vale esto de “No ha sido nadie”, “es el sistema”, y frases similares del estilo que sólo sirven para descargar la culpa de los culpables.
Claro que también oímos el comentario este de “mejor equivocarnos en este sentido que en el otro”. Y aquí habrá que aclarar también la perogrullada. Toda la Pléyade de expertos, científicos y teóricos varios han de servir para no equivocarnos. No para que se equivoquen en el mejor sentido. Por supuesto, es una buena noticia la no existencia de un escenario apocalíptico, pero desde luego lo que no podemos llegar al absurdo de que lance mañana una advertencia sobre la invasión de unos extraterrestres malignos, que sólo podremos vencer con unos polvitos que fabrico yo y que voy a vender por un módico precio, (comparado con el valor de la vida humana). Convenientemente forrado, luego afirmo que realmente los indicios que veía era un avión de Iberia y proclamo la buena nueva al mundo. Por supuesto, no esperaré que nadie se cabree con la supervivencia del planeta. La pregunta es ¿Esperaré que me crean la siguiente vez?.
Está claro que en esta (y en muchas otras historias), la credibilidad es muy importante, porque realmente la utilidad de la O.M.S. y de los expertos en sanidad es anticipar problemas reales. Si no se anticipan problemas reales, o bien se anticipan problemas que no son reales; tarde o temprano se llega a la situación de que da exactamente igual lo que digan; De pequeños nos contaban la historia del pastor mentiroso y el lobo; historia que deberíamos contar a los de la O.M.S.; ¿podemos creer a un organismo que nunca acierta?, ¿para que demonios queremos a un organismo al que no podemos creer?.
Pueden ahora dar las justificaciones que estimen oportunas, pero realmente sólo dos salidas para los expertos que han fallado estrepitosamente; y las dos salidas dependen de las razones del fallo. Si el fallo fue un error de cálculo la salida es una carta de despido inmediata. Si el fallo tuvo algo que ver con una campaña de marketing de los laboratorios, la salida es carta de despido acompañada de denuncia ante los tribunales que procedan. Todo lo demás es desde luego cargarnos un poco más un sistema que hace aguas por todos lados.
Realmente es así de sencillo y así de duro, necesitamos organismos de los que nos podamos fiar, y no hay otra forma de conseguirlos que actuando con dureza contundente contra los errores y contra las manipulaciones. Lo que no es en absoluto justificable es que a un becario de cualquier empresa, un fallo le cueste el trabajo, y a las personas que ocupen cargos de responsabilidad, no entiendan que responsabilidad significa decidir y asumir las consecuencias de las decisiones.
El caso es que el número 2 de la O.M.S., (un tal Fukuda), no puede presentarse en el comité de sanidad del Consejo de Europa, afirmando a estas alturas del partido que “No es una gripe más, no puede compararse a la estacional, porque ha causado 14.000 muertos”, para aclarar que no se pueden comparar con los 500.000 de la normal, porque “se cuentan de manera diferente”. La verdad es que no acabo de entender como es posible que no haya sido despedido ipso-facto, con una excusa basada en ¿dos sistemas decimales?.
En fin, el caso es que afirma “Pandemia es cuando un nuevo virus se difunde, y éste lo es: tiene parte de porcino, aviar y humano, y causa en algunas personas patologías graves. Al principio no se podía saber su alcance, y aún no lo sabemos; habrá que esperar dos años. Decir que no es pandemia es trivializar”. Mire señor mío, yo no voy a decir si es pandemia o no lo es. Entiendo que sería trivializar. Pero lo que es del género absurdo es que un experto que diga hoy que no puede decir si es o no es pandemia, tiene que irse a la calle con carácter inmediato. ¿Necesitamos expertos que nos digan dentro de tres años que no ha sido una pandemia?. ¿Es trivializar?. Pues espero que me aclare cual es el concepto por el que se le paga un salario. (aunque temo que realmente todos lo sabemos o intuimos).
El caso es que curiosamente, en este negociete que se ha montado, los que han encargado los medicamentos han sido los gobiernos, en nombre de los que pagamos, que hemos sido nosotros, y ahora resulta que han de ser los gobiernos los que deben preocuparse de evaluar y castigar los errores y engaños. Sin embargo, el degenere es absoluto cuando nuestra ministra de Sanidad suelta: “La O.M.S. ha actuado correctamente”; cuando lo cierto es que la tontería nos ha costado la mitad que la medida estrella de los 420 euros que en teoría es la medida que palia el sufrimiento de todo un país; en este caso no se discute si la O.M.S. lo hizo bien o mal. Se puede discutir el “por que”, o los intereses que han existido.
Por supuesto se pidieron pruebas de las presiones de la industría a la O.M.S.; lo cual nos deja en el más completo absurdo, debido a que curiosamente es la comisión está la que ha de buscar las pruebas. ¿o no?. Estamos ante una situación tal que a pesar de que existen indicios más que suficientes de que este tinglado ha sido montado con reiteración y alevosía, (SARS, gripe aviar, H1N1), resulta que no encontramos pruebas, ¿no será que nuestros maravillosos gobiernos prefieren gastar nuestros impuestos para beneficiar determinadas industrias antes que buscar pruebas, y meter en la cárcel a los que no se despidan directamente?
En todo caso, la conclusión a la que llegó todo el mundo es que no ha habido presiones de los laboratorios, aunque curiosamente el mismo día Novartis, (una de ellas), presenta unos resultados record. En la presentación de resultados el director general Daniel Vasella, ante el hecho de que algunos gobiernos piensan anular pedidos de vacunas, (ante la evidencia de que una vez más quedarán en los almacenes hasta que discretamente desaparezcan), que para las próximas crisis (estima que será la primavera próxima), los “gobiernos fiables”, serán la prioridad, y que no habrá ningún tipo de negociación ni tan siquiera con los medicamentos pedidos pero no entregados.
Lo cierto es que no acabo de entender como demonios se concluye que no existen pruebas de la presión de las farmacéuticas. Cualquier persona es capaz de entender que esto ha sido una amenaza en toda regla.
Por supuesto, choca y mucho que nos avisen de cuando va a ser la siguiente alerta, (ni dicen cual va a ser, que supongo que no es un tema relevante a los efectos de facturación). Es completamente absurdo.
Pues bien, con los indicios y ahora el chantaje encima de la mesa, lo que nos queda son dos opciones; o tragamos todos contentos y les damos lo que nos pidan para que sigan haciendo, opinando e informando lo que les da la real gana, o bien algún gobierno debería empezar a pensar que con este tipo de presiones y chantajes no tiene sentido negociar.
Es así de sencillo. Se pueden ir dejando de opiniones, de consejos, de comisiones y de investigaciones. Realmente empieza a ser necesario un poco de mano dura, firmeza y desde luego poner los pies en la tierra de una puñetera vez.
Está claro que ningún gobierno puede sobrevivir a los continuos chantajes de todos y cada uno de los lobby que aparezcan por la puerta, y desde luego no tiene sentido ninguno que se dediquen a buscar excusas del tipo: “no hay pruebas”, porque para tomar una decisión de investigar no hacen falta pruebas, hacen falta indicios y aquí los hay y ¡a patadas!. Después de investigar, hay que tomar las decisiones oportunas para que no se repita este cachondeo una y otra vez, cambiando eso si de protagonista. Y por cierto, por decisiones oportunas me refiero a cualquiera que pase por no negociar con quien nos chantajea. No tiene sentido negociar con quien nos miente, nos engaña o nos chantajea. Simplemente, cuando el estado compre medicamentos en el futuro, que lo haga con quien se porte de acuerdo a las reglas que todos exigiríamos. Así de simple. Y si no hay farmacéuticas honradas, que ponga el dinero el estado para crearlas o simplemente hagan limpieza en la O.M.S. y que se convierta en un órgano de investigación y compita con ellas.
Y por cierto. ¿Tan difícil era ver este cachondeo?. Yo hice un post en su día, era uno de los ejemplos del cachondeo a cuenta del déficit público, pero hoy casi podemos decir que es un drama.