EL 24 de febrero de 2010, en el programa “Asuntos Propios” de RNE1, nos encontramos con un audio de una junta de accionistas en la que Brufau nos “No lo diré fuera de aquí, pero los barriles a cien dólares ayudan a las compañías petroleras a ganar más dinero”. El mismo día “fuera de ahí”, o sea, en rueda de prensa el mismo señor nos cuenta: “Me gustaría que el crudo volviese a entre 85 y 90 dólares”.
Recordemos que en julio de 2008, se celebró una cumbre de la ue para tratar el tema del petróleo, en la que la Unión Europea se resignaba ante un petróleo a 150, (en esos momentos), y en la que ante la insistencia de Sarkozy, se decidió hacer lo que nuestro excelentísimo presidente propuso; que fue preguntarle a las petroleras, (entre ellas el señor que ha dado este titular), que pudiera ser que no son parte interesada.
Pues todas las petroleras, todos los gobiernos, Almunia, (recordemos que comisario de la competencia), además de por supuesto los coleguitas de los bancos centrales, hablaban de que los precios en 2008 no eran fruto de la especulación, sólo unos días antes de que estos se desplomasen.
Por supuesto, todo lo que se dijo en su momento, se comprobó que era una mentira, que lejos de costarle algo a los que la contaron, les supuso un enorme beneficio. Y simplemente no podemos acusarlos de estafadores, porque para que sea una estafa, hace falta el engaño y hoy es muy difícil entender que se engañe a alguien.
De la mentira de estos personajes pasamos a las mentiras de 2010, dado que el precio de la gasolina vuelve a estar igual, según todo el mundo por culpa de la situación de Libia. Claro que explicar que la gasolina está a los mismos niveles que estaba en 2008 es por culpa de Libia, es muy similar a atribuir el coma etílico a “la última copa”, pasando de las 17 anteriores.
La gasolina está como está porque resulta que tenemos que mantener a la banca de inversión, a los productores de petróleo, a las multinacionales del petróleo, a los países y supongo que mercenarios por aquí, abogados por allá y demás fauna. Y en medio de todo este panorama, también tenemos que mantener a las personas que se ensucian las manos en todo el proceso para extraer el crudo y hacer todo lo necesario para que nuestro coche funcione. Sin embargo, estos son los más baratos.
Pero incluso asumiendo que el precio del petróleo sea el que sea por la situación de Libia, o China, o lo que sea, (que es tan dudoso que el abastecimiento no se discute, pero sí el precio), debemos pensar en una situación imaginable muy similar:
Cuando ocurre cualquier desgracia en muchas zonas del mundo, donde no exista infraestructura o reglas, uno de los aspectos que se repite con cierta frecuencia es la aparición de desalmados que se dedican a hacer negocios con los bienes básicos; se multiplica hasta el infinito el precio de agua, el precio de comida o los de las medicinas. Si en un contexto de una desgracia, resulta que nos van a vender las botellas de agua a un precio 40 veces superior a su valor, todo el mundo entenderá que el que hace este negocio simplemente está cometiendo un robo, amparado en las necesidades de la gente. (en este caso beber). Por supuesto, la persona que tiene el control del agua, justificará el expolio a los demás en base a la ley de demanda y oferta y dirá que el pide por el agua lo que el mercado esté dispuesto a pagar. Es así de sencillo; y aunque de libre, tenga muy poco, nos soltará el discurso sobre el libre mercado para justificar lo que es simplemente injustificable.
Y es importante que tengamos en cuenta, que si en ese caso, la subida del agua no es consecuencia del acontecimiento, sino que es consecuencia directa de la falta de escrúpulos y de la catadura moral de las personas que controlen el recurso, en el caso del petróleo estamos ante exactamente el mismo caso. La subida del petróleo o de las gasolinas no es causa de Libia, sino que es causa de que cuando determinados grupos tienen el control de un bien que necesitamos, y se une con una muy poca catadura moral, el resultado es un robo, (en el que ya nadie se molesta ni en disimular).
Si yo, (una persona cualquiera), en una situación como esta pudiese bloquear el agua a toda una zona, persiguiendo un negocio en una situación determinada, el estado usaría toda su artillería y medios para acabar con mi negocio y conmigo; pero en cambio en estos momentos, todos y cada uno de los esfuerzos de los gobiernos ha ido exactamente a lo contrario. Simplemente se han puesto a colaborar en la indigna tarea de esquilmar al ciudadano.
Podemos darle las vueltas que queramos, podemos hacer los informes que queramos, y podemos justificar que si el petróleo contamina, o si es malo; podemos discutir si el modelo energético que tenemos es bueno o es malo; pero lo que tenemos que entender es que aquí hay engaños masivos, hay negocios fabulosos, y hay millones de personas que tenemos que pagar cada vez por lo mismo, ¡porque alguien especula con nuestro dinero!. Podemos llamarlo “negocios”, podemos llamarlo “gestión del riesgo de commodities”, podemos llamarlo “pago de las externalidades contaminantes”, podemos llamarlo “incentivos a las renovables”, pero esto no es más que una redistribución de la renta en base al poder, lo cual se parece mucho al “permítame aligerar su bolsillo”, que no era otra cosa que el “Dame la pasta” en educado.
Y ahora parece que en medio del plan de ahorro energético, el gobierno anuncia que va a vigilar estrictamente que se cumplan las reglas de competencia, (¿antes no los cumplía?), y par a eso va a contactar con las compañías petroleras. Que es un poco de cachondeo.
En fin, el caso es que llegamos otra vez al sorteo de la lotería de las gasolinas, y los reintegros han sido un 7 y un 0; por lo que el número ha sido 70. Esto significa que estamos desafiando completamente las estadísticas y toca volver a evitar CEPSA en marzo.