Ya conté en su día, como me alegré en 2007 por la implosión de las subprime. Espero que nadie crea que me alegraba por el batacazo, sino porqué creí que en este momento los bancos centrales y los gobiernos comprobarían el desastre en el que nos encontrábamos e iban a reaccionar.
La crisis subprime, no vino de marte, sino que fue el resultado de una ecuación de largos años de sueldos contenidos, especulación salvaje en bienes básicos y unas políticas absurdas que estaban destrozando el poder adquisitivo de los trabajadores. Es fácil entender que primero cayeron aquellos que en peor situación estaban. En fin, yo creí que cuando caían los pobres, y a su vez caían los bancos, se iba a aprender una lección y entender que este camino era un desastre. El caso es que me equivoqué.
La solución fue más especulación, (se pasó a la energía, petróleo, alimentos…), de forma que los bancos volvieron a los beneficios y la sociedad a seguir arruinándose; El resultado fue 2008; donde otra vez hubo un castañazo tremendo y de repente se desmoronó el sistema financiero otra vez. Esta vez fue totalmente imprevisible también, (ya que aunque era más que visto el fin, tuvimos a Lehman como coartada para la quiebra de todo el sector financiero y su rescate). En este momento, los organismos tuvieron otra oportunidad para corregir las cosas, e incluso en reiteradas ocasiones Nicolás Sarkozy hablaba de “refundar el capitalismo”, mientras Merkel hablaba de “acabar con el poder coactivo de los bancos”, Obama comenzaba con sus discursos de apoyar a la clase media y acabar con los grandes bancos, e incluso Trichet nos contaba que la sociedad no aguantaría otro rescate a los bancos.
En fin, de todo esto no queda nada, y la realidad es que los países se endeudaron como locos, para salvar a los bancos, bien directamente mediante las inyecciones directas. El caso es que todos estos fondos y todas las medidas de carácter fiscal fueron diseñadas otra vez para rescatar al sector financiero, a costa de todo lo demás.
El resultado fue una gran oportunidad pérdida porque era un momento en donde incluso en el sistema financiero se mascaba el desastre. Pero llegó el fin del año 2009 y los problemas fueron avanzando por que ya eran los países los que tenían problemas y el sector financiero obtenía ingentes beneficios de estos problemas. El resultado fue que en mayo de 2010, volvíamos a estar en la misma situación y otra vez se optó por salvar a bancos, (esta vez haciéndolo pasar como un rescate a países).
Pues ahora estamos en 2011, y la situación vuelve a ser exactamente lo mismo, salvo que los pobres son extremadamente pobres, la clase media está completamente destrozada, las empresas temblando y los países destrozados. En medio de esta situación, es cierto que existen muchas personas que aún defienden que estamos en una recuperación que incluso definen como “sólida”, (a pesar de que evidentemente sea un cuento chino fruto de especulación masiva, inyecciones y QEs varios y sobre todo de mirar hacia otro lado y sobre todo contabilidad y análisis muy creativos).
Evidentemente hoy es muy difícil ser optimista, ya que realmente de todo lo que ha ocurrido y como se ha reaccionado en todas las ocasiones sólo podemos sacar un camino por el que se va a actuar. Pero también tenemos que tener en cuenta que las patadas hacía adelante no llevan a ningún sitio y que tarde o temprano la situación se deteriorará tanto que no quedará más remedio que realmente solucionar los problemas subyacentes.
Llegará un momento en que cada grupo de poder, tendrá que renunciar a proponer medidas que supongan un alivio momentáneo (o una ganancia efímera) para este grupo y que tocará hablar del sistema, y hablar de un sistema que sólo podrá funcionar si todos nos sacrificamos y todos ganamos.
Por supuesto, es difícil alegrarse de un desplome, porque directamente el desplome es una gran gilipollez que se podría haber evitado, (ahora creo que ni un milagro lo evitará). El desplome va a llevarse a mucha gente por delante y evidentemente muchas personas verán completamente trastocadas sus vidas. Sobre todo aquellas personas que no tengan demasiada cualificación y(o) experiencia y con edades medias y avanzadas son las que más problemas tendrán.
Es cierto que estamos ante una situación gravísima, (el otro día ya comentaba que debemos prepararnos), pero lo que no podemos perder de vista es que estamos ante las puertas de otra ventana de oportunidad para tratar de encaminar la situación y corregir todos los dogmas y slogans que nos encontramos. Y como tal oportunidad esta vez la debemos aprovechar.
En definitiva, se trata de que esta vez entre todos hemos de conseguir que lo que eran las palabras del 2008, (refundar el capitalismo, recuperar la clase media, ya que sin una clase media potente no hay nada que hacer, reducir el poder extorsionador de la banca y todo esto…), que sea una realidad y no meras palabras.