El PIB de EEUU creció un 3,2% en el cuarto trimestre. El dato parece bueno, aunque los analistas esperaban un 3,5%, por lo que el dato no ha animado las cotizaciones.
En el siguiente gráfico puede verse su evolución (trimestral y anual) en los últimos años.
Y, en el siguiente, se ve la aportación al crecimiento de las diferentes partidas que componen el PIB. Lo que más crecimiento ha aportado en el último trimestre ha sido el consumo privado (en azul oscuro) que se ha comportado mucho mejor que en los trimestres anteriores. También ha contribuido a ese crecimiento la reducción de las importaciones (en azul más claro), que en los otros trimestres del año habían aumentado (aportando un crecimiento negativo al PIB). Por el lado contrario, lo que peor se ha comportado ha sido la variación de existencias (en verde), que ha aportado al PIB una disminución notable, mientras en los trimestres pasados aportaba crecimiento. La inversión (en marrón), apenas aumenta, por lo que las fuertes inyecciones de dinero siguen sin llegar a la economía real.
Y éste gráfico muestra la evolución del PIB (en verde), el déficit público (en azul) y el resultado de restar uno de otro (en rojo). De no ser por los estímulos públicos, la economía norteamericana tendría actualmente un crecimiento del PIB del -6,5%.
Pasan los trimestres y la situación no mejora. Obama cada vez sufre una mayor presión de los republicanos (ahora con mayoría en el Congreso) que quieren reducir el gasto público y el déficit. Pero el gobierno se niega, porque eso implicaría más desempleo (ya históricamente alto) y una notable caída del PIB.
La situación parece bastante complicada. Mirando estos datos, lo lógico es pensar que, en cuanto el gobierno se vea obligado a recortar el gasto público para reducir el déficit, el PIB caiga de forma acusada. Si eso sucede, con bastante seguridad, bajarán las bolsas, sobre todo la americana. Sin embargo, el gobierno espera que si el déficit se mantiene elevado varios años y se va disminuyendo poco a poco, podría lograrse que el sector privado crezca lo suficiente como para reemplazar el gasto del sector público. Pero la situación de las cuentas públicas norteamericanas ya es muy mala, las cosas mejoran despacio y, si mantienen déficits tan elevados como los actuales durante muchos años, el nivel de deuda va a alcanzar cotas nunca vistas . En el siguiente gráfico se comparan déficit y deuda pública americana con la europea y la alemana.
Si la FED no estuviera comprando cantidades enormes de bonos, es posible que el Tesoro ya tuviese dificultades para colocar su enorme cantidad de deuda en el mercado. Y eso a nivel federal. Muchos estados y municipios están incluso peor, y tendrán que recortar sus gastos de manera importante ya este año, por lo que es muy posible que no tardemos en ver un descenso del PIB americano, incluso aunque la FED continúe con sus inyecciones.
El dólar no se está depreciando demasiado, a pesar de los enormes déficits comercial y público y de las continuas impresiones de dinero. China cada vez fabrica una gama mayor de productos a unos precios con los que EEUU no podría competir aunque el dólar se depreciase un 30 o un 40%. Eso invita a pensar que el sector exterior difícilmente puede ser una salida milagrosa a los problemas norteamericanos.
Sin embargo, a pesar de lo negativos que parecen estos datos, hay un factor que podría mejorar notablemente la situación: el desarrollo de nuevos sectores económicos. De momento no se está hablando públicamente de ninguno que pueda solucionar el problema. El desarrollo del coche eléctrico parece que va a ir más lento de lo que cabría esperar (no tiene sentido que Europa y EEUU lo impulsen demasiado, porque algunos fabricantes chinos, como BYD, están muy avanzados, y podrían quedarse con buena parte del mercado). Otros sectores, como las energías renovables, parece difícil que vayan a alcanzar un peso relevante en la economía: requieren de fuertes inversiones y, producir energía cara no es algo que aporte ventajas económicas a ningún país.
Sin embargo, EEUU dedica unos recursos elevadísimos a investigación, y, en los años pasados han aparecido muchas noticias hablando de nuevos productos que podrían modificar sustancialmente el modo de vida o los procesos productivos actuales. Teniendo en cuenta que, actualmente, muchas empresas americanas tienen unas reservas de liquidez enormes, lo normal sería que, desde la propia Administración, se promoviese la aparición de algún nuevo sector en el que las empresas americanas pudieran tener un claro dominio y que fuese exportable al resto del mundo. Esto ya ha pasado muchas veces a lo largo de la historia: pasó con la electricidad, el automóvil, los electrodomésticos, la electrónica, la informática, Internet… En el último siglo, siempre han sido los americanos los que desarrollan el producto, crean el mercado y toman la delantera. Luego, otras empresas del resto del mundo compiten y, tras una o dos décadas, se quedan con una buena porción del mercado. La historia se ha repetido una y otra vez, aunque cada vez de forma más acelerada. Lo más probable es que ahora la historia se repita de nuevo, y dentro de unos años, esté en plena expansión un nuevo sector, basado en un producto que ahora no existe y dominado claramente por empresas norteamericanas. Ellos siguen teniendo el mercado más grande del mundo y sus multinacionales son, probablemente, las organizaciones más eficientes del mundo actual. Es normal que, una vez más, vayan a ser ellos los que lideren la nueva etapa expansiva de la economía. Japón se enfrenta a una de las mayores crisis demográficas de la historia, Europa sigue teniendo un mercado demasiado fragmentado y China tiene suficiente con mantener su sociedad estable y seguir instalando fábricas intensivas en mano de obra barata para continuar sacando de la pobreza a los cientos de millones que aún viven en zonas rurales atrasadas.
No obstante, yo predigo, con miedo a equivocarme, que antes de que ese o esos nuevos sectores surjan, veremos una corrección importante en las bolsas, debido a esos desequilibrios tan acusados en las cuentas públicas americanas.
Si esto sucede, lo más probable es que sea a partir de esa caída, cuando en los periódicos solo vengan noticias que hablen de un inminente hundimiento de la economía, todos los analistas digan que la caída se veía venir, que la cuentas no cuadraban, que esta crisis va a ser incluso peor que la del 29,… cuando, en contra de las expectativas de la mayoría, los mercados comenzarán a recuperarse, y, algún tiempo después, comenzaremos a ver el surgimiento de los nuevos sectores.