Una de las características más importantes de las ciencias sociales (ciencias políticas, económicas, empresariales, sociología, etc) es la inexistencia de verdades absolutas, la subjetividad en la interpretación y solución de las cuestiones y problemas sociales.
En el caso concreto de la valoración de empresas, disciplina que pertenece a la administración y dirección de empresas, por tanto a las ciencias empreariales, tenemos una prueba muy clara de esta inexactitud en la disparidad de precios objetivo obtenidos por los analistas financieros, es decir, que lo que comúnmente se conoce como consenso de analistas en muchas ocasiones dista bastante de ser un verdadero consenso.
Cinco ejemplos sobre esta disparidad:
Abengoa: el analista de Deutsche Bank le otorga un precio objetivo de 30 euros/acción y recomendación de comprar, mientras que el del BBVA le otorga un precio objetivo de 16,4 euros y recomendación de mantener y el de JB Capital un precio objetivo de 18,5 euros y recomendación de vender.
Caixabank: el analista del Santander el da un precio objetivo de 3,9 euros/acción y recomendación de comprar, sin embargo el analista de Citigroup le otroga un precio objetivo de 1,10 euros y recomendación de venta.
Telefónica: Sabadell recomienda comprar con un precio objetivo de 15,9 euros/acción, mientras que Barclays recomienda vender con un precio objetivo de 8,5 euros.
Iberdrola: S&P Equities recomienda mantener con un precio objetivo de 2,72 euros, mientras que Raymond Jones recomienda comprar con un precio objetivo de 7,55 euros.
GDF Suez: Collins Stewart le otorga un precio objetivo de 30 euros y HSBC recomienda infraponderar con un precio objetivo de 16 euros.
Con esto no estoy diciendo que los análisis que hacen la mayoría de analistas sean malos, todo lo contrario, los hay de muy buenos, con análisis económico-financieros excelentes, pero en relación a la estimación del precio objetivo, al basarse en estimaciones sobre el futuro, la subjetividad es inevitable y en consecuencia la horquilla de precios obtenida por ellos puede ser bastante o muy ancha.
Lo mismo me aplico a mis análisis basados en la metodología Buffett: la rentabilidad esperada que publico es la más conservadora, con el criterio más conservador, la inferior de la horquilla, pero también obtengo una rentabilidad esperada media y una rentabilidad esperada máxima, y por tanto una horquilla formada por tres rentabilidades esperadas (mínima, media, máxima) o (pesimista, ni pesimista ni optimista, optimista) que también pueden diferir bastante.