Si hace tan sólo dos semanas hablaba de la no existencia de una burbuja en el mercado de Renta Fija, hoy toca aclarar si la corrección sufrida en Mayo es normal y no hemos de preocuparnos, o los inversores conservadores tienen que estar intranquilos.
Sin duda, el inversor conservador que tradicionalmente colocaba sus ahorros en un depósito bancario para recibir el 4% al final del periodo, digamos al cabo de un año, se habrá puesto muy nervioso al ver cómo sus ahorros se han visto mermados en Mayo del orden del -1% al -2% teniendo en cuenta que sus inversiones parecían estar bien diversificadas y repartidas entre activos de poco riesgo, es decir, en instrumentos que ofrecen una rentabilidad baja y con una volatilidad u oscilaciones también reducidas, como es la Renta Fija (o mercado de bonos) en general.
¿Y ahora qué? Recordando el artículo que señalo al principio del que ahora escribo (ver gráfico del MFS Bond A y su índice de referencia Barclays US Agg Bond TR, muy representativo de lo que ocurre en el mercado de bonos a nivel mundial, pinchando en Maximum para ver más de 40 años), esta situación -con similar proporción en las caídas- la hemos vivido unas siete u ocho veces en los últimos 40 años, y poco tiempo después (en algunos meses, y sólo en algún caso en más de un año) las pérdidas se han recuperado y han tornado en positivo. Por lo que mi mensaje sería de tranquilidad, que los precios de los bonos pronto recuperan el rumbo y prácticamente el 100% de ellos recupera a vencimiento el principal + el cupón correspondiente -a pesar de crisis del petróleo, guerras, atentados, desastres naturales y catástrofes varias que hemos visto desde principios de los años 70-.
Lógicamente, con los tipos de interés extremadamente bajos durante varios años, las carteras de bonos, ya sea de inversores directamente o con fondos de inversión en Renta Fija, acumulan una mayoría de activos que pagan cupones muy reducidos, sirva como ejemplo representativo el bono a 10 años estadounidense, algo por encima del 2%. De manera que, a pesar de tener una inflación en Estados Unidos muy baja, por debajo del 2%, la inversión en Renta Fija parece poco atractiva si la comparamos en términos relativos con la Renta Variable -elevados márgenes empresariales por menores tipos de financiación, previsiones de crecimientos en beneficios de alrededor de doble dígito, exceso de liquidez en el mercado, aumento del consumo, disminución del paro, apetito por el riesgo...- o con el sector inmobiliario que, aunque desde España nos parezca una ilusión óptica, los precios de las casas llevan ya algunos meses subiendo en EEUU. Atrás quedan los años 2012 y 2011 cuando se llegaron a obtener rentabilidades de doble dígito (sumando la recuperación de los precios + los cupones) en Renta Fija en muchos casos.
Pero ¿qué es lo que realmente ha dolido al inversor en las últimas 3 semanas? Principalmente la alta correlación entre prácticamente todos los activos del mundo, que han caído en general y sin discriminación, lo que ha hecho prácticamente imposible sortear este último "achuchón" del mercado. Tan sólo la posible retirada paulatina del QE3 (tercer Quantitative Easing desde 2009 de la FED) ha elevado las rentabilidades de los bonos -presionando por tanto sus precios a la baja- y tumbado a prácticamente todas las bolsas del mundo (destacando China -quizá por su desaceleración también-, Turquía -por sus revueltas también-, Méjico... por no mirar el desaguisado en Japón, que si antes destacaba por ser el mercado más aburrido del mundo, ahora no sabes por dónde va a tirar, primero anunciando a finales de 2012 medidas monetarias ultra-expansivas y llevándolas a cabo para propulsar al Nikkei un +80%, para luego levantar el pie del acelerador al ver que los inversores de bonos salían en bandada al no querer rentabilidades del 0.50% con una inflación prevista del 2% a dos años vista, lo que ha provocado una volatilidad vertiginosa digna de estudio). En definitiva, incertidumbre, el peor enemigo de los mercados. Aunque hacía tiempo que a periodistas y analistas no nos costaba tanto encontrar los motivos de las caídas (fue más fácil con Chipre, Italia, España, Grecia, Irlanda Portugal, bancos europeos, Dexia, Fortis, bancos americanos, Lehman Brothers, Merrill, las subprime...).
Así, es complicado que el inversor conservador pueda mantener la calma, dado que no tiene un perfil de inversor en bolsa y porque, claro está, tampoco asume bien una corrección del -1% o -2%, aunque sea en Renta Fija. A pesar de que el momento actual parece ser una oportunidad histórica de inversión en activos de riesgo como la bolsa, no lo es tanto para aquellos ahorradores que toda su vida han hecho un capital a base de duro trabajo, atravesando ahora por momentos bajos económicos y que ven un panorama a su alrededor poco alentador (típico en los ciclos bursátiles, cuando la mayor parte de la población no entra en los mínimos porque no puede/quiere, mientras que sí lo hacen cuando los máximos están a la vuelta de la esquina).
El hecho de que los tipos de interés permanezcan extremadamente bajos durante tanto tiempo hace que la correlación entre las rentabilidades de los bonos y la bolsa sea positiva, tal ha sido desde los años 1997/1998, según apuntan algunos estudios, de la misma forma que en la etapa anterior a esas fechas la correlación era negativa precisamente, es decir, que cuando las rentabilidades de los bonos subían, las bolsas bajaban y viceversa. Esto significa que si nos adentramos en un escenario de crecimiento, con previsibles subidas de tipos de interés y de precios en general, las rentabilidades de los bonos tenderán a subir y, por tanto, la bolsa también -escenario cada vez más probable, aunque no exento de recaídas, en mi opinión-.
Desde mi punto de vista, estoy cómodo invertido una buena parte en bolsa, quizá porque soy joven, profesional y conozco razonablemente bien qué rentabilidad cabe esperar y bajo que riesgos, además de que creo que el momento sigue siendo muy propicio, siendo sincero la verdad -siempre rastreando y estudiando bien las mejores oportunidades-. Para un perfil más conservador, ya sea por edad o por la necesidad de preservar el capital por alguna necesidad en el futuro, etc., dado que la Renta Fija terminará recuperando pero no cabe esperar demasiado de ella en los próximos meses, o al menos en 2 ó 3 años, diversificaría entre mercado monetario y Renta Fija propiamente dicha (se pondrá más interesante cuando llevemos varios años de subidas de tipos de interés), en Renta Fija diversificada y flexible, esto es, con posibilidad de invertir en bonos soberanos y corporativos de cualquier parte del mundo y de cualquier plazo tanto al alza como a la baja mediante coberturas y, aunque sea mínimamente, mantendría algo de exposición a Renta Variable mediante algún fondo mixto para estar medianamente protegido y no sufrir tanta volatilidad dado que "mi supuesto perfil" es conservador. En cualquier caso, con los límites a las rentabilidades de los depósitos -y viendo el último rescate bancario en Chipre, con los depositantes asumiendo parte del rescate, lo cual me suena a lo que está pasando aquí con Bankia, aunque con preferentistas y poseedores de deuda soberana-, la diversificación que nos permiten los fondos de inversión a cualquier tipo de inversor (grande o pequeño) y sus ventajas fiscales, parece conducirnos a que está última reflexión es bastante sensata para preservar el patrimonio, hacerlo crecer con el riesgo muy controlado, al tiempo que se optimitiza la situación fiscal.
Un saludo!!