Una de las noticias más comentadas de este agosto ha sido la compra de una minera de oro por Warren Buffett. El mítico gestor publicaba que contaba con una inversión en Barrick Gold. Rápidamente la noticia tuvo su reflejo en periódicos financieros y en redes sociales, corriendo como la pólvora. Lógico, teniendo en cuenta las opiniones que el de Omaha ha venido publicando sobre el oro.
No es la decisión del valor lo que quiero comentar (si te interesa, aquí se publican algunos posibles motivos de la compra). Eso ya se verá si ha sido o no una buena decisión. En todo caso, que salga bien o mal será anecdótico. Será una posición de las en torno a 50 que tiene Berkshire Hathaway, de hecho una de las más pequeñas (un 0,28% de una cartera cuyo top 5 pesa un 76,1%) y una entre las muchas que tendrá durante el tiempo.
Es decir, a una de las posiciones que más bombo se le está dando es una posición menos que secundaria (ni siquiera en el top 20 de las inversiones). Este es un ejemplo de algo que hemos comentado muchas veces en el blog (por ejemplo, aquí): hablar de las "jugadas" particulares puede ser interesante para pasar el rato. Aquella vez que hicimos un +600% en una posición. Aquella pillada tan gorda. Aquella vez que confundimos el ticker.
De los extremos surgen anécdotas interesantes para comentar con gente no profesional de los mercados. Pero los profesionales saben bien que el grueso de las operaciones no está en los extremos. Y que es en la media donde se destaca para bien y para mal. Una posición no hace nada. El conjunto de las posiciones durante un periodo largo de tiempo es lo que demuestra si se gestiona bien o no.
El tamaño de las posiciones es parte fundamental del money management. La elección del tamaño dependerá de nuestro estilo, de nuestro límites (Asset Allocation estratégico), de cuánto queramos alejarnos del benchmark, de la convicción que tengamos en el trade, de cómo hayan ido las operaciones anteriores, etc. Lo explicamos en detalle en nuestro artículo sobre la gestión del dinero.
Lo que está claro es que no se puede entrar a lo loco, con el 100% del capital, en tres o cuatro valores. Así es como suelen forjarse las conversaciones de bar. Y las quiebras de las carteras.
Si lo que buscamos es actuar como profesionales, no nos queda otra que ponernos con las matemáticas de la gestión del riesgo. No tienen por qué ser complicadas (todo lo que tu estilo quiera complicarlas). Pero son necesarias.