La mayor particularidad de los Turbos radica en su Barrera. Para poder batir las rentabilidades del activo sobre el que invertimos la única condición es que, durante la vida del Turbo, dicho activo no toque un nivel (la Barrera) determinado al inicio, dado que en dicho caso, el Turbo desaparecería y su tenedor perdería lo pagado por él. El riesgo que asumimos con nuestra posición será mayor cuanto más se acerque la cotización del activo a la Barrera de nuestro Turbo y cuanto más riesgo asumamos, mayor será también la potencial rentabilidad a obtener. Cuando el activo cotice en niveles cercanos a la Barrera pero sin llegar a alcanzarla, el Turbo será muy barato y se comportará de forma extrema pudiendo llegar a amplificar el movimiento del mercado más de 50 veces, lo que significaría que una inversión inicial de 1.000 euros podría convertirse en 2.000 euros en una única sesión si el activo en cuestión se moviese únicamente un 2% a nuestro favor. No existe por tanto límite para las ganancias, pero sí para las pérdidas, que nunca podrán ser superiores al precio inicialmente pagado por el Turbo.
Es importante señalar que la Barrera de un Turbo puede ser monitorizada más allá del horario de negociación del instrumento en el mercado doméstico; dependerá del Activo Subyacente, por lo que es necesario consultar las características de cada Turbo.
Un Turbo Call (instrumento alcista) desaparecerá en el momento en el cual el Spot sea igual o inferior a la Barrera (es decir, cuando el mercado caiga hasta la Barrera), mientras que un Turbo Put (instrumento bajista) dejará de existir anticipadamente en el momento en el cual el Spot sea igual o superior a la Barrera (es decir, cuando el mercado suba hasta la Barrera).