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Evitar catástrofes financieras en 2025: lo que todo CFO debe saber

Evitar catástrofes financieras en 2025: lo que todo CFO debe saber

En el incierto entorno económico actual, la gestión del capital empresarial se sitúa en el punto de mira de los directivos. Ante las complicadas condiciones externas y una reducción de las inversiones que atenaza los presupuestos, desarrollar o actualizar las estrategias de gestión del capital es prioritario para las empresas de cualquier tamaño. La cuestión es: ¿cómo optimizar las finanzas de una empresa en la práctica?
 
Uku Lember, director financiero de Lightyear, comparte sus reflexiones.
 
El entorno económico sigue estando marcado por una inflación elevada, si bien decreciente, que ha disparado los precios de los suministros para las empresas. Los altos tipos de interés frenaron tanto la inversión como el consumo. En este contexto, a las startups les cuesta cada vez más recaudar fondos, por lo que resulta especialmente importante usar con inteligencia el capital existente —preservándolo en primer lugar y, cuando sea posible, haciendo que genere rendimientos— a fin de garantizar que la empresa pueda desarrollar productos o servicios innovadores y ampliar su base de clientes. Según el análisis de los datos del BCE publicado por Lightyear en septiembre de 2024, 272 000 millones EUR de capital ahorrado por las empresas Españolas devenga un tipo de interés medio de apenas el 0,73%, lo que indica que, bien las empresas no buscan activamente mejores opciones para rentabilizar su dinero, bien no existen proveedores suficientes que ofrezcan mejores alternativas.
 
Por tanto, es un momento oportuno para que los responsables financieros revisen su estrategia de capital y la adapten a la realidad actual. Dado que las rondas de inversión se han endurecido, la primera prioridad es empezar prescindiendo de todos los activos inmovilizados que sea posible a fin de disponer de capital circulante y asegurarse de que genera un rendimiento adecuado para el mercado monetario. De este modo, es posible ampliar considerablemente el runway, o plazo que la empresa puede seguir adelante con los fondos existentes. 
 

Preservar el capital es más importante que maximizar su rendimiento

 
Warren Buffett afirma que, cuando retrocede la marea, se desvela quién nadaba sin ropa. Del mismo modo, la subida de los tipos de interés en los últimos dos años dejó en evidencia los modelos de negocio insostenibles. En un momento en el que empiezan a materializarse los riesgos acumulados de forma invisible en la economía durante un periodo de dinero barato, merece la pena tratar de priorizar la conservación del capital antes que su rentabilidad. A la hora de preservar el capital, la opción más eficaz para reducir riesgos es tomar la decisión de no asumir ninguno. Y cuando asumir riesgos es inevitable, tanto la teoría del portafolio moderna como la sabiduría popular sostienen que no se deben poner todos los huevos en la misma cesta; en otras palabras, la diversificación es una óptima medida para reducir riesgos.
 
Veamos cuáles son los riesgos más comunes a los que se enfrentan las empresas:
 

Riesgo de cambio monetario 

La forma más segura de evitar el riesgo de la fluctuación de las divisas es no participar de él. Si los ingresos/gastos de tu empresa se contabilizan en euros, lo más lógico es que mantengas los colchones de liquidez empresarial en euros o en instrumentos denominados en euros. Aunque a veces el dólar estadounidense se considera un valor refugio en tiempos difíciles y ofrece un mayor rendimiento que el euro en cuanto a intereses, en los últimos años su tipo de cambio con respecto al euro ha fluctuado hasta un 25%. Esta volatilidad, combinada con las comisiones del cambio de divisas, puede aminorar rápidamente la ventaja en rendimientos.
 

Riesgo de tipos de interés

Los instrumentos con vencimientos más lejanos suelen ofrecer rendimientos más elevados para compensar la inmovilización del capital a largo plazo. Sin embargo, cuanto más lejano sea el vencimiento, más expuesto estará el valor de mercado del instrumento a las variaciones de los tipos de interés. Subestimar este riesgo, por ejemplo, fue fatídico para el tristemente célebre Silicon Valley Bank, cuya cartera de bonos a largo plazo sufrió pérdidas de casi 20.000 millones de euros cuando en 2022 la Reserva Federal estadounidense subió aceleradamente los tipos de interés. Cuando el objetivo primordial es preservar el capital, es preferible destinar las inversiones del capital empresarial únicamente a instrumentos a corto plazo, con vencimiento en un año o menos (los llamados instrumentos del mercado monetario).
 

Riesgo de liquidez

Pese al alto  rendimiento de los depósitos a plazo fijo, en lo que respecta a la liquidez, suelen ser algo arriesgados, sencillamente porque inmovilizan capital empresarial. Para invertir tus fondos con confianza, debes conocer en detalle cuándo, dónde y cuánto capital se mueve a diario. Además, en caso de que se imponga una retirada repentina y urgente, en el mejor de los casos perderás los intereses acumulados y, en el peor, tendrás que buscar fondos adicionales en otro lugar. Como norma general, es posible retirar el capital depositado, pero el proceso lleva días y comporta penalizaciones. Algunos bancos no permiten en absoluto retirar el capital antes de tiempo. Hoy en día, sin embargo, existen instrumentos que ofrecen rendimientos comparables a los depósitos a plazo fijo y evitan el riesgo de verse sin liquidez.
 

Riesgo de crédito

El riesgo crediticio es prácticamente imposible de evitar. No obstante, el modo más sencillo de gestionarlo es diversificar las inversiones, bien dando preferencia a los fondos de bonos, bien gestionando la diversificación internamente. La mayoría de las personas no ven los depósitos a plazo fijo y las cuentas corrientes como instrumentos de deuda, pero las sonadas quiebras de Silicon Valley Bank y Credit Suisse nos recuerdan que, a diferencia del dinero en efectivo que llevamos en el bolsillo, el capital de una cuenta corriente está expuesto al riesgo de crédito de la entidad bancaria, al igual que sucede con los instrumentos de deuda tradicionales. Una vez más, es imprescindible poner en práctica una diversificación bien planificada para mitigar riesgos. Existen clases de activos —como los fondos del mercado monetario, que contienen valores diversificados de calificación elevada— donde el riesgo de crédito está cubierto a nivel del fondo.
 

La solución es más sencilla de lo que crees

 
No es necesario que la cartera de inversión de una empresa esté compuesta por siete de los mejores valores del mundo: es suficiente con que contenga varias clases de activos individuales que, en conjunto, diversifiquen los riesgos mencionados y proporcionen una rentabilidad razonable.
 
Uno de estos activos son los ETF de bonos, es decir, fondos cotizados compuestos por una amplia gama de bonos diferentes, que diversifican emisores, vencimientos y sectores.
 
Mientras que los bonos tienen vencimientos fijos, la dispersión y reinversión del capital liberado en bonos concretos queda en manos del departamento financiero de la empresa. Los ETF de bonos no funcionan así, sino que mantienen un vencimiento medio ponderado, y compran y venden bonos activamente para mantener un vencimiento constante. Los ETF de bonos son una clase de activos adecuada para gestionar la liquidez de empresas de distintos tamaños, ya que invierten en activos seguros, como bonos de Gobiernos, instituciones financieras y grandes empresas, con lo que minimizan el riesgo crediticio.
 
Otra clase similar de activos son los fondos del mercado monetario (FMM). Los FMM son esencialmente un tipo especial de fondos de bonos, que agrupan únicamente carteras de bonos a muy corto plazo, de alta calificación crediticia y muy diversificados, y pagan intereses mensualmente. Los FMM tienen la obligación de efectuar reembolsos diarios, lo que les confiere una gran liquidez. Los rendimientos de los FMM varían en función de los tipos de interés de los distintos países y ofrecen rendimientos significativamente superiores a los de soluciones comparables con una liquidez equivalente (efectivo en cuenta corriente). Además, las inversiones tienen vencimientos cortos, lo que minimiza el riesgo de tipos de interés. El objetivo de estos fondos es mantener un valor liquidativo por acción de 1 €/$/£. Los ingresos que superen ese valor, en forma de intereses, se abonan a los inversores como pago de dividendos. 
 
La alta liquidez, el bajo riesgo de los tipos de interés, la seguridad de los activos subyacentes y la diversificación derivada de los requisitos normativos hace que los FMM —junto con los ETF de bonos— sean una clase de activos que ofrece tanto seguridad como rentabilidad para el capital empresarial, especialmente después del entorno de altos tipos de interés vivido en los últimos años. 
 
No obstante, no hay que perder de vista determinados aspectos de las clases de activos diversificados:
  • Es posible diversificar la cartera aún más recurriendo a diferentes gestores de fondos.
  • Es recomendable analizar los distintos fondos para comprobar que sus activos subyacentes no coincidan.
  • Al comprar y vender fondos, es también prudente ceñirse a la moneda en la que opera habitualmente la empresa.
  • También es necesario revisar las tarifas del operador y comprobar que la inversión está en la plataforma más transparente y con las tarifas más bajas posibles.

Menos es más

 
Si para una cartera empresarial se seleccionan clases de activos que puedan expandirse a medida que la empresa crezca y obtenga beneficios, es más fácil cubrir riesgos que son particularmente dolorosos para las empresas en la actualidad. Ante la incertidumbre de lo que nos deparará el año 2025 que se avecina, no merece la pena especular con la gestión de la liquidez empresarial. La cartera de una empresa no es la inversión particular de un gestor financiero: no tienen cabida las ideas y los experimentos personales de inversión. 
 
El director financiero desempeña una importante función a la hora de garantizar la sostenibilidad de una empresa. Aunque el objetivo principal de una empresa debe ser crear un producto sólido, es responsabilidad del director financiero respaldarla con una gestión estable de su capital, que refuerce el modelo de negocio y ayude a la empresa a crecer.

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