Adam Smith

Adam Smith es uno de los economistas más influyentes de la historia. A su vez, es considerado el padre de la economía moderna, el máximo exponente de la economía clásica y, en consecuencia, un referente para el liberalismo.

Adam Smith es uno de los economistas más famosos e influyentes de la historia. Su fama se debe a que hablamos del padre de la economía moderna. Y es que, como máximo exponente de la economía clásica, hablamos de un economista muy respetado y admirado, especialmente por aquellos que simpatizan con el liberalismo.

Adam Smith fue el único hijo del segundo matrimonio contraído entre su padre, Adam Smith, quien era juez y oficial de aduanas, y su madre, Margaret Douglas. Sobre la infancia de Adam Smith se tiene poca información –salvo que su padre falleció sin conocer a su hijo–, pero las pistas nos dicen que Smith vivió en una familia con cierto poder adquisitivo.  Se cree que Smith tuvo una infancia marcada por la enfermedad. A los cuatro años, contrajo una enfermedad que lo dejó ciego durante un tiempo. 

La historia de Smith comienza a sus 14 años, en 1737, cuando ingresa, tras graduarse en la escuela local de Kirkcaldy, en la Universidad de Glasgow. En esta universidad coincide con el profesor Francis Hutcheson, economista y profesor de filosofía moral, quien genera gran influencia en un joven Adam Smith.

Tras graduarse, en 1740, Adam Smith, con 17 años, obtiene una beca para estudiar en la Universidad de Oxford, en el Balliol College. Esta beca, obtenida por su vocación de estudio más que demostrada en años previos, permite a Smith estudiar en la prestigiosa universidad británica por un periodo de tiempo superior a 6 años. Tiempo que no solo le permite a Adam Smith graduarse, con excelentes resultados, a los 23 años, sino que, de la misma manera, le permite dominar la filosofía clásica a la perfección, así como a sus principales autores: Platón, Aristóteles...

En 1748, dos años después de graduarse en la Universidad de Oxford, Adam Smith, por invitación de su amigo lord Henry Kames, ofrece una serie de conferencias en Edimburgo. Y debido a estas conferencias, Smith comienza a ocupar el cargo de profesor ayudante en diversas cátedras.

En 1751, Smith comienza a trabajar para la Universidad de Glasgow. En esta universidad, en la que se había graduado años antes, continúa su tarea docente, a la que vez que lo hace en compañía de David Hume, filósofo, historiador, economista y ensayista escocés, que acaba influyendo mucho en Smith.

Dicho sea de paso, en 1758 fue nombrado decano de la facultad para la que ejercía, previamente, como profesor. Y en 1759 publica su primera obra, "Teoría de los sentimientos morales", en la que habla por primera vez de la conocida "mano invisible" que tanto caracteriza el trabajo de Smith.

La teoría de la "división del trabajo" fue un pilar fundamental en las ideas de Smith. A través de ejemplos como la fabricación de alfileres, Smith ilustró cómo la especialización en tareas específicas puede aumentar la eficiencia y la producción. Esta noción resonó con el público y se convirtió en una base para comprender la organización económica.

En 1763, el político británico Charles Townshend ofreció a Smith una renta vitalicia a cambio de que este fuera el tutor de su hijastro, el III duque de Buccleuch, durante un viaje por Francia, Suiza, y otros países en los que Smith conoció, y se dejó influenciar por nuevas amistades; como los fisiócratas Quesnay y Turgot, así como otras figuras como Benjamin Franklin, Voltaire, entre otros.

Smith dejó una marca en el ámbito del comercio internacional. Introdujo la teoría de la "ventaja comparativa", donde sostiene que los países deberían especializarse en la producción de bienes en los que son más eficientes y luego intercambiar esos productos con otros países. Esta teoría sigue siendo relevante en el estudio de la economía global.

Tras la muerte del hermano del duque, a los 3 años de haber iniciado el viaje, Smith regresa a su ciudad de origen, donde vive con su madre y comienza a escribir su obra principal: "La riqueza de las naciones".  Publicado en 1776, este trabajo revolucionó el campo de la economía. Smith argumentaba que los individuos que buscan su propio interés en una economía de libre mercado pueden beneficiar a la sociedad en su conjunto a través de un mecanismo que llamó "la mano invisible". El libro es un hito en la historia del pensamiento económico. 

En 1779, con su obra publicada, viajó a Londres, donde sigue ampliando su círculo de influencias con personalidades de la talla de Edward Gibbon y Edmund Burke.

Ese mismo año, Smith también fue nombrado director de la aduana de Edimburgo, puesto que ocupa hasta su muerte. 

Asimismo, en 1787, Smith fue nombrado rector honorífico de la Universidad de Glasgow, falleciendo 3 años después, en 1790, a causa de una enfermedad que acaba con la vida de este reconocido economista a sus 67 años de edad.