El Corralito en Argentina fue una medida económica llevada a cabo por el gobierno de Fernando de La Rúa, que consistía en que cada ciudadano no podía sacar del banco más de 250 pesos a la semana. Esta medida se enmarco dentro del plan de ajuste del gasto público de 2.000 millones de dólares.
El objetivo del gobierno era que el dinero no saliera de Argentina, y de ahí la limitación de la libre disposición de efectivo. El Corralito en Argentina duró un año, desde diciembre de 2001 hasta diciembre de 2002, y más de 10 años después, aún hay gente que no ha recuperado sus ahorros. Durante aquella época, los pagos que realizaban los argentinos no se domiciliaban en los bancos, y las facturas se pagaban en efectivo.
Ante la avalancha de protestas, algunos bancos tuvieron que cerrar sus puertas ante la insistencia de los clientes de retirar sus ahorros, y fue el inicio de las "caceroladas" que se empezaron a formar a las puertas de las entidades financieras para reclamar su dinero.
Tras el corralito, vino el "corralón", que consistía en la confiscación y devaluación de los depósitos a plazo fijo por parte del gobierno argentino.