Sí, estoy de acuerdo, pero yo tenía una única cta. en el Bco. de Valencia indistinta con mi madre porque me abrieron una cuando yo era menor pero hacia 1990, cuando apareció el NIF, fue obligatorio llevarlo a las entidades bancarias para que no bloquearan las ctas. En aquella época, en general, no se pagaban comisiones (de hecho, el Bco. de Valencia daba unos pequeños intereses sobre el saldo de la libreta de ahorro, tal vez un 0,5%; en aquella época un depósito podía estar remunerado al 10%.
En aquella época se cancelaron muchas cuentas o libretas porque era usual tener media docena de cuentas en varias entidades (nosotros teníamos en el Bco. de Santander, Bco. de Valencia, Bankinter, Banacaja, CAM y, en aquella época, Argentaria (Caja Postal) porque algunos pagadores, por ejemplo la becas, las ingresaban obligatoiramente en Argentaria (Caja Postal) y otros como la SS no pagaban en todas las entidades. Además, hace 50 años era común que una oficina abriera una cta. a nombre de un recién nacido (con el permiso del padre) con una pequeña aportación que hacía la entidad (no sé si así pensaba que podía ganar un futuro cliente).
El caso es que en mi casa cancelamos todas la ctas. excepto dos en Bancaja y una en el Bco. de Valencia que decidimos que fuera indistinta en lugar de tener dos.
Además, lo que no habéis vivido la época previa a los cajeros y la implantación de la informática no sabéis lo difícil que era que en una oficina distinta de la tuya te permitieran hacer un reembolso si solo estabas autorizado... Siempre había un problema: si no era informático te decían que comunicaba el telf. y no podía confirmar la autorización...
De hecho un primo mío que fue director de una oficina contaba como cuando llegaba alguien jovencito que estaba autorizado en una cta. para evitar problemas, se llamaba a su casa para confirmar que habían enviado al 'niño' (mayor de edad) a por dinero o si iba a darles un sablazo a los padres...
Hasta 1995 aprox. cuando pagabas con una tarjeta de crédito en un comercio o restaurante no la pasabas por un terminal informático sino que usaban la tarjeta como plancha para imprimir un recibo (a esas prensas se las llamaba bacaladeras, por eso en las antiguas tarjetas, en todas, los datos están en relieve y no solo impresos.
Luego el comercio, una vez a la semana, a la quincena o al mes los llevaba al banco firmados por el cliente al que daban una copia en papel autocopiante normalmente amarilla (ellos se quedaban la blanca).
Desde los años de Cuéntame cuando Carlitos era pequeño a hoy ha habido muchos cambios. Yo tendré dos o tres años menos que Carlitos en la serie.
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Ya parezco el abuelo Cebolleta, pero ¿recordáis estos cartoncitos que nos dieron y que tuvimos que lleva a bancos y empresas? Yo aún encontraría el mío: