La banca española afila el cuchillo: fusiones, cierre de oficinas y despidos para 2016
Tipos de interés cercanos al 0%, baja rentabilidad, presión regulatoria... Los retos se le acumulan de tal modo a la banca española que las fusiones se antojan la única opción para superarlos en 2016
12.12.2015 – 05:00 H.
Se puede decir más alto, pero no más claro... ni más veces. El Banco de España (BdE) insiste una y otra vez en los últimos tiempos en que el sector financiero español aún tiene deberes pendientes. A las entidades, sin embargo, estos mensajes no les hacen demasiada falta. Son las que mejor lo saben. "El año 2016 va a ser crítico para la banca española. El sector lo sabe y tiene el cuchillo entre los dientes", sostienen de forma gráfica desde una entidad.
Estas urgencias pueden sorprender después de que el sector haya recibido ayudas públicas por valor de 61.500 millones de euros entre 2009 y 2014 y de que, órganicamente, las entidades hayan reforzado sus recursos propios en 330.000 millones de euros entre provisiones y ampliaciones de capital entre 2008 y 2014, según las cifras recopiladas por el BdE. También llaman la atención en un contexto en el que la economía española se está recuperando y en el que el sector tiene la liquidez garantizada por la expansiva política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Y sobre todo, después de que el mapa de los principales grupos bancarios haya quedado reducido de 55 a 14 integrantes en el último lustro.
No obstante, con eso no basta. Estos ingredientes, combinados con la transferencia de activos al denominado 'banco malo', han servido para sanear el sector y para desterrar las pérdidas sufridas en 2012 y regresar a los beneficios, pero esta normalización no alcanza para superar las dificultades que aún aguardan al sector. Los tipos de interés en mínimos históricos, la ausencia de una demanda de crédito solvente y amplia, la reducida rentabilidad, las exigencias regulatorias que piden más capital y el exceso de capacidad instalada conforman un escenario que obligará a rematar la consolidación ya emprendida en los últimos años.
En el contexto actual, marcado por unos tipos oficiales próximos al 0% y una actividad bancaria aún limitada, las entidades se las ven y se las desean para arrancar una rentabilidad del 5% a su capital (ROE) por el negocio que tienen en España. Como el coste de capital (COE) se estima en el 8%, en realidad están destruyendo valor con su negocio nacional. Para darle le vuelta a esta situación cuentan con dos alternativas: o reducir costes de manera orgánica con el cierre de oficinas, la reducción de plantillas y el desarrollo tecnológico o hacerlo de manera inorgánica, con fusiones que potencien las sinergias y generen auténticos ahorros de costes.
O fusiones... o fusiones
"Para reducir el exceso de capacidad de la banca española no será suficiente con los recortes orgánicos, sino que las fusiones serán inevitables", apunta Carmelo Tajadura, exalto directivo de banca y analista del sector. "Algo va a pasar, eso es seguro", reconocen desde otra entidad financiera. Es más, admiten que debe pasar más pronto que tarde y en ningún caso más allá de 2016, porque de lo contrario habrá entidades muy presionadas por su baja rentabilidad.
"Es evidente que la vía de la consolidación no puede darse por cerrada o agotada, no solo en España, sino en el conjunto del área del Mecanismo Único de Supervisión", sostiene igualmente el gobernador del Banco de España, Luis María Linde. Tajadura, eso sí, matiza que "aún es pronto" para las fusiones transnacionales. En su opinión, primero habrá nuevas operaciones entre entidades nacionales y luego, a medio plazo, sí podría comenzar un 'baile' entre bancos de distintos países europeos al abrigo de la Unión Bancaria.
Aunque la intención es que sea el propio sector el que se haga cargo de la situación y 'entienda' que no hay alternativa a una nueva oleada de consolidación, tanto el BdE como incluso el propio BCE insisten cada vez más en la necesidad de que el proceso se ponga ya en marcha. Desde el sector asumen estos mensajes como el aviso de que las autoridades terminarán instigando y tutelando las operaciones si resulta preciso. Eso sí, piden que "se aprendan las lecciones" del pasado y no se fuercen "fusiones sin sentido".
En un contexto marcado por unos tipos próximos al 0%, las entidades se las ven y se las desean para arrancar una rentabilidad del 5% a su capital (ROE)
Las fusiones también acelerarían la reducción de la densidad de oficinas y empleados. En este terreno también hace falta más pese a que entre 2008 y 2014 el sector ha recortado su plantilla en un 25%, hasta los 208.291 empleos, y su red de oficinas en un 30%, hasta las 31.665.
Salir a bolsa, ¿pero a qué precio?
Los inversores son igualmente conscientes del complicado entorno en el que todavía se mueven los bancos y de los desafíos que aguardan. Y lo hacen con una prevención que se aprecia claramente en las cotizaciones de las entidades. De media, las que forman parte del Ibex 35 caen en bolsa este año un 17%. De manera individual, Bankinter baja un 2%; Bankia, un 10%; BBVA, un 11%; Sabadell, un 18%; CaixaBank, un 21%; Popular, un 24%; y Santander, un 34%. Como resultado, y de media, los mayores bancos españoles están cotizando por debajo de su valor contable.
A la espera de resolver la incógnita de las fusiones, el reflejo de la incertidumbre en estas caídas también supone un obstáculo para las salidas a bolsa que también están pendientes en el sector. Las entidades que están en lista de espera son Ibercaja, Cajamar y Banco Mare Nostrum (BMN). "Habrá que ver cómo se encuentra el mercado, pero estas operaciones podrían estar en el aire si se ven obligadas a salir tirando los precios", se cuestionan desde el sector. Por el momento, BMN, que en un principio tenía pensado empezar a cotizar 2015, lo ha dejado ya para el próximo año.