Como dato adicional interesante, el ensayo de fase 2A de SurvaxM requería un Karnofsky Performance Status (KPS) ≥ 70, lo que corresponde a pacientes en un estado funcional de RTOG 1 o 2. Esto significa que los participantes eran funcionalmente independientes o moderadamente afectados, excluyendo a aquellos con mayor deterioro funcional. Por otro lado, el ensayo de LAM561 permitía la inclusión de pacientes con un KPS ≥ 50, lo que abarca estados funcionales correspondientes a RTOG 3, 4 y 5, es decir, pacientes con mayor discapacidad que necesitan asistencia significativa o incluso aquellos en estado terminal.
En el ensayo de SurvaxM, los pacientes tenían una mediana de edad de 60 años, que es ligeramente más baja que el promedio típico para pacientes con glioblastoma (64 años). Sería interesante conocer la mediana de edad de los pacientes del ensayo de LAM561 para explorar posibles diferencias en la población objetivo. Esto podría dar pistas sobre si los centros hospitalarios involucrados tuvieron algún tipo de sesgo en la selección, inclinándose hacia pacientes más funcionales o con menor funcionalidad, dependiendo de sus políticas o capacidades. Esto permitiría valorar mejor la interpretación de los datos obtenidos en ambos estudios.
Es importante destacar que en el estudio del ensayo de SurvaxM (
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36521103/) se incluyó una
comparación con datos históricos de pacientes tratados con temozolomida (TMZ) y radioterapia. Sin embargo, los datos históricos, como los del ensayo de Stupp et al. (2005), incluyeron pacientes con un
rango más amplio de funcionalidad (KPS ≥ 60 o
RTOG 1 a 3). Este contraste es relevante, ya que los pacientes con RTOG 1 o 2 tienen mejor capacidad para tolerar tratamientos agresivos y tienden a presentar mejores tasas de supervivencia global y libre de progresión, mientras que los pacientes con RTOG 3 tienen peores resultados debido a su mayor deterioro. Así, la exclusión de pacientes menos funcionales en el ensayo de SurvaxM podría haber contribuido a los resultados favorables observados. Comparar los datos obtenidos en el phase 2A de SurvaxM exclusivamente con los del ensayo de 2005 puede implicar un
cierto riesgo de sesgo, lo que podría influir en la interpretación de los resultados, especialmente si esto se utiliza para captar financiación o apoyo.
Por otra parte, SurvaxM es un fármaco desarrollado por una spin-off del Roswell Park Comprehensive Cancer Center, el mismo hospital que llevó a cabo el ensayo clínico. Este vínculo introduce un riesgo potencial de sesgo adicional en la selección de los pacientes y la interpretación de los resultados. Sin embargo, este tipo de colaboraciones son comunes en el desarrollo temprano de terapias innovadoras y requieren medidas de supervisión independiente para garantizar la imparcialidad y la validez de los hallazgos. Entre estas medidas destacan:
- La creación de un comité independiente que supervise la conducción del estudio.
- La implementación de una supervisión estadística externa para evitar sesgos en el análisis de los datos.
- La contratación de una Organización de Investigación por Contrato (CRO) para monitorear la selección de los pacientes y el cumplimiento del protocolo.
En el caso del ensayo de SurvaxM, estas medidas no se mencionan explícitamente en el artículo, lo que deja espacio para cuestionar la transparencia y el control del estudio. Además, para una evaluación más sólida, será crucial realizar estudios aleatorizados controlados que comparen directamente SurvaxM con el estándar de cuidado en poblaciones equivalentes.
En resumen: Si el Hazard Ratio del LAM561 se mantiene en 0,47, a fecha de hoy, veo bastante improbable que surja un competidor significativo a medio plazo en el subgrupo de metilados.