Desgraciadamente, todo indica que en los próximos días muchos agricultores se van a sentir identificados con el protagonista de la siguiente historia y similares quejas van a inundar los corrillos que se creen entre profesionales del campo. Vicente Ros es un labrador jubilado de Alzira que trabaja en sus huertos de forma aficionada. Mantiene sus plantaciones después de heredarlas de sus suegros con el único objetivo de seguir con la tradición. Esta semana recibió el pago de su cosecha de este año por parte de la cooperativa de Alzira, Alzicoop. Ha cobrado 328 euros por 38.342 kilos de naranjas, a menos de un céntimo el kilogramo de la variedad clemenules, o lo que es lo mismo, a 26 pesetas la arroba. «Es totalmente indignante que a los agricultores nos cueste dinero del bolsillo después de estar todo el año trabajando. Menos mal que tenía una bonificación porque sino hubiese tenido que pagarles yo a ellos por venderles las naranjas», confesó ayer a Levante-EMV, Vicente Ros. El hecho es que el agricultor recibió una ayuda por parte de la cooperativa de 1.500 euros por trabajar en una «estructura agraria», lo que evitó el saldo negativo y que hubiese de pagar por el hecho de que le recogiesen la producción de 22 hanegadas en una partida de Vilella. En la entidad que reúne a los agricultores alcireños hay alrededor de setenta agricultores más que en la actual campaña han tenido que recibir la bonificación para no contar con un saldo negativo. Otros labradores de Alzira recibirán alrededor de 1,2 euros por arroba, sin que tampoco lleguen así a cubrir los gastos de producción.
«Fue mi mujer a poner al día la libreta del banco y vio el ingreso. No se creía que fuera de las naranjas. Yo estaba en el campo y rápidamente me fui a la cooperativa para reclamar una explicación. Hablé con el director y me dijo que esos son los precios que se están pagando este año, que no se está pagando más. Es indignante», explicó el agricultor alcireño. El año pasado cobró más de 4.000 euros por 24.000 kilos de naranjas y en 2005, cuando aún trabajaba los campos su suegro, llegó a percibir 36.000 euros por cantidad similar. Siete años después ha cobrado menos de un 1% de lo que llegó a percibir.
Los principales sindicatos del sector agrario han recibido centenares de quejas en las últimas semanas por los precios a los que se están pagando las producciones. El presidente de AVA, Cristóbal Aguado, confesó que se están pagando «menos de siete céntimos por un kilo de mandarina clemenules, cuando producir ese mismo kilo le supone al agricultor un gasto previo de 24 céntimos».
«La situación no se puede aguantar. Dicho campo a mí me cuesta alrededor de 4.500 euros al año, sin contar, por supuesto, los jornales que hago. Vale la pena coger la motosierra y talarlo todo. Si vendo la madera aún saco beneficio y el año que viene no tengo gastos», manifestó ayer, indignado, Vicente Ros.
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