Sobre Krugman y los neokeynesianos
Me ha parecido muy interesante este artículo de Miquel Roig en Expansión.
"¡Que lo ha dicho Krugman!": una reflexión
Me hace mucha gracia la reciente beatificación del Nobel Paul Krugman por parte de algunos (tirando ya a muchos). K. ha publicado hoy un artículo en El País diciendo que Keynes tenía razón y que en época de crisis, la receta de la austeridad provoca más crisis. Bien. Eso es así. Pero mi duda es ¿cuál es la alternativa?
El Estado español se gasta cada año casi 500.000 millones e ingresa algo menos de 400.000 millones (redondeo grueso). Ese dinero que falta (unos 100.000 millones) hay que pedirlo prestado a los inversores. Llega un momento en que acumulamos tanta deuda y nuestro déficit se reduce tan lentamente (si no es que crece), que el interés que nos piden los inversores es insostenible y no podemos acudir al mercado a pedir dinero sin agravar todavía más el problema (véase Grecia, Irlanda y Portugal, y tal vez España e Italia si el BCE no hubiera comprado bonos).
Entonces es cuando tenemos un problema gordo. No hay dinero para pagar y no podemos pedir prestado. ¿Qué hacemos? "¡Seguir gastando, estúpidos!, que lo dice Krugman". Pero yo me pregunto ¿y quién paga esos gastos? ¿Qué parte de "ni hay dinero ni nos lo prestan" no hemos entendido?.
Escribo esto porque me parece curioso el planteamiento de algunos neokeynesianos. Para ellos la pregunta que hay que hacerse es: "¿Pero tú qué prefieres: austeridad o crecimiento?". No te fastidia, lo que yo quiero es crecimiento, no austeridad. Pero es que el dilema es falso. Las opciones no son "austeridad" vs "crecimiento", sino "austeridad ordenada" vs "impago y ajuste desordenado".
"¡Ah, no! Espere usted. Lo que yo quiero es que el FMI y el Fondo de Rescate Europeo me presten a tipos de interés ventajosos pero a cambio de nada". ¿Disculpe? ¿Usted prestaría 10.000 euros al vecino moroso de su comunidad si le ve entrar todos los días con un Porsche Cayenne en el garaje?: "Tronco, préstame diez mil eurillos, que el banco ya no me da, y si no me los prestas tendré que gastar menos y ya sabes que en tiempo de crisis gastar menos es muy malo. Que lo dice Krugman y todo".
Hombre. Lo primero que debería hacer usted es vender el Cayenne y luego, si me explica cómo va a hacer para devolverme esos 10.000 euros en un plazo razonable, veremos si llegamos a un acuerdo sobre el tipo de interés que le cobro.
Otra cosa distinta es que los ajustes y la austeridad se hagan bien. Uno puede subir impuestos o puede recortar gastos (o las dos cosas a la vez). Y luego, por supuesto, dentro de cada cosa puede elegir qué subir y qué bajar. No es lo mismo subir el IVA que el IRPF o los impuestos especiales; igual que no es lo mismo recortar la inversión en infraestructuras, los gastos corrientes o las subvenciones.
"¡¡Pero mira Grecia!!, ¿de qué le ha servido la austeridad? ¡Lo dice Krugman!". Claro. Porque Grecia era un Estado viable, ¿verdad?. Grecia estaría ahora mucho mejor si hubiera seguido gastando 550 millones de euros para que las hijas solteras (o divorciadas) de los funcionarios cobraran la pensión de sus progenitores una vez que estos hubieran fallecido. ¿Y qué tal que los funcionarios pudieran retirarse en la cuarentena? También estaban los bonus por usar un ordenador, hablar un idioma extranjero, llegar puntual a trabajar y uno precioso: los guardas forestales cobraban un extra por trabajar en el exterior. Luego tenemos lo de los Comités. Hay cientos de ellos dedicados a cosas tan extraordinarias como la gestión del Kopais, un lago que se ha secado hace casi ocho décadas. En total, unas 10.000 personas contratadas y 220 millones de euros.
¿Qué quieren que les diga? Después de una noche de excesos, llega la resaca. Y no, no hay atajos. Tómese un Bloody Mary, si quiere, pero otra borrachera solo le va a provocar una resaca todavía mayor al día siguiente. Si hubiéramos cogido las astas del toro cuando los cuernos de la crisis asomaban allá por 2007/2008, otro gallo cantaría. Pero hemos empezado tarde y mal. Estamos como estamos y toca resaca.