Un informe de la Generalitat alerta de un 'corralito' a la argentina en caso de secesión
propone a mas crear un plan de contingencia
La hipotética independencia de Cataluña no será un camino de rosas, tal y como muchos quieren hacer ver. Y puede convertirse incluso en pesadilla. Tanto que la Generalitat maneja un informe que avisa de un “corralito” similar al de Argentina en el caso de secesión. Y quien lo dice es, nada más ni nada menos, el propio Consejo Asesor para la Transición Nacional de Artur Mas, que preside el exvicepresidente del TC Carles Viver Pi-Sunyer.
“La estrategia del Gobierno español de crear resistencia y la respuesta ciudadana en Cataluña pueden llegar a crear una situación de gran inestabilidad financiera (incluida la posibilidad de un “corralito”): de hecho, esta posibilidad se usa en España para disuadir a Cataluña de avanzar en el proceso de autodeterminación”, detalla el informe Internacionalización de la consulta y del proceso de autodeterminación.
El informe avanza también cuál debe ser la respuesta catalana ante esta posibilidad: “1) Explicar y denunciar esta estrategia española; 2) Indicar que el Estado español puede ser el más perjudicado (porque sus fundamentos económicos son peores); 3) Invitar a las instituciones europeas a actuar como mediadoras en este proceso; y 4) Preparar un plan de contingencia para mantener la liquidez del sistema económico, si es posible, con la colaboración de instituciones exteriores”.
Y todo ello a pesar de reconocer que “desde el punto de vista económico, la salida de Cataluña tendría un efecto negativo (pero no exagerado) sobre la Hacienda española: las transferencias netas de Cataluña a España equivalen al 8-10% del PIB catalán pero sólo al 2% del PIB español”.
El informe asegura que la “autodeterminación” catalana podría afectar al proyecto europeo en dos direcciones: política y económicamente. Respecto a la cuestión política, la única pega es el “efecto contagio”, pero “las minorías nacionales ‘problemáticas’ son escasas. En la Europa occidental hay dos grandes casos: Flandes, que se resolverá pacíficamente (si es que lo hace alguna vez), y es posible que el País Vasco”.
En la vertiente económica, sin embargo, el proceso catalán puede ser una “fuente de inestabilidad (sobre todo, debido a la falta de cooperación del Estado español) por tres razones: la exclusión de Cataluña de la UE y la creación de incertidumbre en una región importante para inversores y vendedores alemanes; la decisión del Gobierno español de crear (o amenazar con crear) inestabilidad para forzar a los Estados europeos a enfriar el proceso catalán –de la misma forma que el Gobierno griego utilizó la posibilidad del caos para forzar su rescate-; y la intensificación de la crisis económica y política de una España sin Cataluña y, sobre todo, si el Estado español se niega a negociar con Cataluña y como resultado ha de afrontar solo las obligaciones adquiridas como titular de la deuda del Reino de España”.
La dificultad de echar a Cataluña de la UE
Los asesores del presidente catalán, no obstante, sacan pecho cuando hablan de la relación de Cataluña con la UE. “La probabilidad de que Cataluña se autoexcluya de la Unión es mínima considerando el europeísmo ampliamente mayoritario de los catalanes. La posibilidad de una exclusión automática es, por otro lado, incierta. Por una parte, el Estado español se ha comprometido a vetar a Cataluña (acción que de entrada implicaría su reconocimiento como Estado) apelando al artículo 49 del Tratado de la Unión Europea (TUE). Además, no podemos descartar que las amenazas de exclusión hechas a priori se cumplan a posteriori”.
La postura de fuerza va más allá: los nacionalistas aseguran que echarlos de la UE será difícil y laborioso. “El artículo 50 [del Tratado] establece que toda separación de la UE exige un proceso de negociación y, por tanto, parece indicar que la no pertenencia inmediata es muy problemática. Ante este supuesto; 1) el Gobierno de Cataluña ha de insistir en el proceso democrático y pacífico que sigue; 2) ha de girar la amenaza española y sugerir a Europa que esta exclusión sería exclusivamente debida a la posición española; y 3) ha de explorar vías alternativas de integración en los mercados europeos (vía acuerdos bilaterales con la UE o vía EFTA)”.
En sus conclusiones, el informe subraya que “sería preciso plantear con transparencia la posibilidad de que el proceso político catalán pueda desestabilizar al Estado español y a Europa”. Para minimizar esos efectos, los asesores de Mas le proponen “ofrecer al Estado español un marco institucional que permita mantener un conjunto de relaciones de cooperación estables y constructivas. Habría que examinar la conveniencia de pactar con el Estado español un periodo de transición económica durante el cual Cataluña reduciría sus aportaciones económicas gradualmente”.