Sobre los ciclos
Howard Marks hace la siguiente reflexión: Cuando todo va bien y los precios son altos, los inversores se apresuran a comprar, olvidándose de la mínima prudencia. Cuando surge el caos y los activos cotizan a precio de ganga, los inversores no desean asumir el mínimo riesgo y entonces se vuelven a apresurar, pero esta vez para vender. Y esto será así siempre.
A la hora de invertir, Howard Marks concentra los principales riesgos en dos: El riesgo de perder la inversión y el riesgo de perder la oportunidad. Se puede eliminar en gran medida uno de los dos, pero no los dos. En los extremos del ciclo, uno de ellos predomina. Por ejemplo:
A principios de 2007, cuando todo iba de perlas, nadie se imaginaba las pérdidas que acechaban a la vuelta de la esquina. Muchos pensaban que el riesgo había desaparecido. Su única preocupación era que podían perder la oportunidad.
En 2008, con la crisis del crédito en su apogeo, los inversores empezaron a temer un colapso completo del sistema financiero. A nadie le preocupaba perderse la oportunidad. El péndulo se había desplazado hasta un punto donde los inversores sólo estaban preocupados por la posibilidad de perder su dinero.