Seguro de Vida que puede hacer quebrar una aseguradora
En 1987, el padre de Max-Hervé George suscribió un seguro de Vida Ahorro a su hijo, que por entonces tenía 7 años. Se trataba de un producto de L’ABEILLE VIE que permitía escoger en qué fondo de inversión quiere invertir el dinero aportado. Hasta aquí, algo habitual en el mercado francés. Sin embargo, el contrato tenía una peculiaridad: cada viernes la familia Hervé podía decidir en qué fondos se invertía el dinero que había aportado al seguro respetando como precio de entrada el que tenían los fondos la semana anterior.
Tal y como cuenta Dan McCrum, en Financial Times, esto que, en el mundo de Internet y la información en el momento es una locura, cuando se lanzó el producto no lo parecía tanto, ya que los precios se publicaban con poca frecuencia. Mientras que ahora a golpe de clic se tiene la información, entonces lo habitual era llamar al agente de bolsa, visitarle o, en el mejor de los casos, recibir por fax la información. Es más, esta podía quedar obsoleta incluso en el momento de recibirla, pues los mercados seguían en pleno movimiento.
Cuando en la década de los 90 del siglo pasado las compañías de seguros comenzaron a entender que este modelo corría peligro, porque la información era mucho más fácil de conseguir, movieron ficha para convencer a los clientes ofreciéndoles jugosas contraprestaciones a cambio de renunciar al producto contratado. La familia de nuestro protagonista decidió continuar con el producto, tomando cada viernes la decisión de invertir el capital en el fondo más adecuado.
L’ABEILLE VIE protagonizó diversas fusiones y en 2002 ya formaba parte de AVIVA. Ya dentro del grupo británico, tuvo que sufrir diversos reveses jurídicos (más de 60 contabiliza el abogado Lecoq-Vallon) en los que la Justicia francesa daba la razón a asegurados como Max-Hervé George. En el caso de este, las sentencias en las diferentes instancias han ido confirmando la validez del contrato, la última en la Corte de Casación francesa, la más alta instancia judicial del país, el pasado año.
Ahora la discusión se centra en el valor de los contratos. Un experto designado por un tribunal de París para evaluar las reclamaciones concluyó que las inversiones de las familias como la de Max-Hervé habían crecido un 68,6% al año durante una década a partir de 1997. Ahora el caso llegará a más altas instancias donde AVIVA cree que se denegarán por entender que se trata de niveles de compensación especulativos y excesivos. Tan excesivos que no es descartable que en 2025 el contrato de Max-Hervé supere el propio valor de la aseguradora