Está siendo un año de diversas OPV en la bolsa americana con una valoración alta en relación a los fundamentales de las compañías. En la parte inferior resumimos las principales OPVs lanzadas al mercado durante este año 2019.
Como vemos, todas excepto una (filial asiática de la cervecera belga Ab Inbev) acumulan una reseñable caída de rentabilidad desde que empezaron a cotizar sus acciones en el mercado. A destacar dos de las principales en sector del transporte por automóvil, Uber & Lyft, pierden más del 30% y 40% desde las salidas a bolsa en mayo y marzo de este año respectivamente.
Por tamaño, las dos mayores han sido las de Uber y AB Inbev HK, arrojando esta última una valoración de 45.000 millones de dólares. Estamos observando que en la mayoría de los casos durante estos últimos meses son las empresas de carácter tecnológico, economía colaborativa (Uber, Lyft o Slack) o enfocadas en algunos de los casos en la nutrición o negocio deportivo (como es el caso de Peloton) las predominantes.
Todas estas compañías englobadas dentro de la “Nueva Economía” poseen un alto carácter disruptivo pero, sin embargo, cuentan con unas cuentas financieras débiles al ser empresas de alto crecimiento y al contar con unas inversiones muy altas que les hace tener un flujo de caja deficitario durante los primeros años de su vida útil. A modo de ejemplo, en las últimas cuentas publicadas en junio de este año, Peloton muestra un apalancamiento operativo negativo con un aumento de los costes de +147% frente a 110% en ingresos. Uber acumula un flujo libre de caja negativo de 8.880 millones de dólares o directamente la compañía WeWork, la cual ofrece espacios de trabajo compartidos (co-working) para nuevas empresas de tecnología y servicios, ha desistido de salir finalmente al mercado tras varios retrasos, y junto a la destitución de su cofundador Adam Neumann.
Es un hecho que durante los últimos dos años el crecimiento de este tipo de compañías y start ups ha sido mayor; sin embargo, las que han intentado salir a bolsa tienen cada día un mayor apalancamiento financiero, en algunos casos excesivo y expuestos a la futura o no confianza de los inversores y la posibilidad de refinanciación en mercado. Esto, unido al contexto de incertidumbre global en el que nos encontramos (tensión comercial, desaceleración económica, riesgo geopolítico) hace que los inversores sean más proclives a la aversión al riesgo. Eso no quita que, al igual que Facebook o Google, son un tipo de compañías que de media tardan 3-4 años en ser rentables.
En conclusión, el mejor consejo que podemos dar a los inversores de cara a este tipo de compañías es tener claro el tipo de negocio, conocer las ventajas competitivas del mismo o barreras de entrada en mercado. Esto es lo que finalmente hará diferenciarse un buen negocio frente al resto, independientemente de que haya momentos más difíciles en los comienzos de su andadura bursátil.