Los primeros médicos 'exiliados' en Menorca por el decretazo: "Prefieren el catalán a la experiencia"
Manifestación en Menorca, convocada por Mos Movem! E.
Un anestesista interino y una psiquiatra con plaza fija abandonan el Hospital de Menorca por el decreto que impone el catalán en Baleares
Riesgo de éxodo de médicos en Baleares por la imposición del catalán
Un médico se queda sin poder opositar por no saber escribir "alergia" en catalán
Tiene 45 años y es anestesista, una especialidad médica muy preciada y deficitaria en España. Pero no tiene el título de catalán que le
exige el Govern balear. Eso supone que, en breve, su plaza de interinidad en el
Hospital Mateu Orfila de
Menorca saldrá a concurso y
cualquier médico con el catalán le arrebatará su puesto porque tiene más valor el título lingüístico que sus 14 años de experiencia laboral. Aunque tiene una vida hecha en la Isla, ayer renunció a su puesto.
Ya es oficialmente el primer médico que abandona Menorca por culpa del decreto que impone el título de catalán al personal sanitario de las Islas. Con él se va también su mujer, psiquiatra del mismo centro hospitalario. Los dos han fichado por el
Hospital de Mieres en
Asturias, «donde les han puesto en bandeja dos trabajos, sin la espada de Damocles del catalán y donde tendrán un nivel de vida más barato», alertan fuentes del
Sindicato Médico (Simebal) a
EL MUNDO, preocupadas por el efecto disuasorio que está generando el llamado decretazo. Y aún no ha entrado en vigor.
A fondo: Riesgo de éxodo de médicos en Baleares por la imposición del catalán
Aunque el Pacto formado por socialistas y nacionalistas -con el apoyo externo de Podemos- ha rebajado el nivel de exigencia de catalán a los profesionales, el decreto mantiene la exigencia de saber catalán para trabajar en la sanidad pública. El
Servicio Balear de Salud da un plazo de dos años para sacarse el título y quien no lo acredite en este tiempo, será penalizado sin cobrar la carrera profesional y sin poder optar a un traslado. «Muchos médicos se están planteando irse», lamenta Simebal, que reclama al Govern que los conocimientos de la lengua cooficial sean un mérito y no un requisito, como en el resto de CCAA.
En el
Hospital Can Misses de
Ibiza ya ha habido renuncias por el catalán. Y ahora empieza el éxodo en Menorca. Este anestesista, que pide guardar su anonimato por «respecto a sus pacientes» prefiere irse a un lugar donde «lo valoren por sus conocimientos médicos». Ayer hizo su última guardia y se despidió de sus compañeros y amigos. Sin él, quedan nueve anestesistas en el Mateu Orfila para atender a toda la Isla. Su mujer también ha abandonado el servicio de Psiquiatría, donde tenía su plaza fija.
Llevaban 14 años en
Menorca y no tenían visos de cambiar de residencia. «Se habían comprado una casa y sus hijos estaban integradísimos: hablaban catalán, iban al colegio aquí...», relata un compañero.
La renuncia se produce después de que este médico se enterara de que el Servicio Balear de Salud sólo sacará a concurso cuatro plazas, en lugar de las siete anunciadas para Anestesia. «Eso supone que colegas que apenas tienen dos años de experiencia tendrán prioridad para ocupar su plaza porque tienen el título C1 de catalán, que puntúa cuatro puntos en las oposiciones. El resto, seguirá remando. Prefieren el catalán que la experiencia», critican.
Con los brazos abiertos en Asturias
En Asturias le han acogido con los brazos abiertos. A él le han dado una interinidad y a ella le han concedido una comisión de servicios. «Para el Hospital de Mieres es un lujo fichar a dos médicos bien formados y con experiencia», destacan las mismas fuentes. Una suerte que el hospital de Mahón
no ha sabido apreciar.
El ambiente en Can Missesestá enrarecido. Más de una decena de facultativos ha manifestado su intención de irse pero está a la espera de que el decreto se publique. La normativa está en fase de revisión en el
Consell Consultiu y está previsto que se apruebe por la vía de urgencia «en el plazo de dos o tres meses», explican desde el IB-Salut. Mientras tanto, el Govern se rige por la
Ley de Función Pública, modificada a principios de legislatura en 2015 para que el catalán sea un requisito en vez de un mérito. Hasta ahora, el sector sanitario estaba eximido, pero los nacionalistas de Més han obligado al PSIB a cumplir a rajatabla esta ley también en el IB-Salut. Eso ha generado situaciones kafkianas a la hora de contratar a personal porque obliga a rechazar a quien no tenga el catalán pero exonera de este requisito a los altos cargos.
Esta misma semana, un neurocirujano del
Hospital Son Espases fue descartado de una convocatoria de empleo por
no presentar el título de catalán, pese a ser el único aspirante. Salud reconoce que se están generando «situaciones incómodas para todos», pero defiende que hay que cumplir la ley vigente. Mientras se aprueba el decreto, decenas de plazas han quedado quedan desiertas y centenares de aspirantes son excluidos por el tema lingüístico. Pasadas dos semanas, Salud se ve obligada a hacer una convocatoria excepcional y admitirlos para cubrir los puestos, lo cual genera una burocracia y una pérdida de tiempo innecesarios.
«El futuro decreto genera rechazo», reconoce un compañero del primer exiliado lingüístico de Menorca. «A nadie le apetece estudiar un idioma por imposición». Pone como ejemplo a un colega del hospital, que trabajó en
Bélgica y en
Luxemburgo -donde, al igual que Baleares tienen idioma cooficial- y en ninguno de los dos países le obligaron a presentar la certificación de las dos lenguas ni le impusieron una sobre otra.
Estos días, en el hospital Mateu Orfila están recibiendo llamadas de otros hospitales preguntando por las próximas oposiciones. El personal les animan a presentarse pero al otro lado del teléfono no están por la labor: «¿Estáis locos? Si apruebo la oposición, tendré que estudiar catalán para consolidar la plaza... Mejor pruebo en otra Comunidad».
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