No recuerdo haber tenido el gusto de conversar contigo alguna vez... Me sorprende lo que me comentas. Intentaré ser breve porque ha llegado el horario de ir pensando en entrar en la cocina, a ver qué se me ocurre para hoy.
Por partes.
Escribes que mi firma de despedida de mis posts en este foro es una "falacia". Ateniéndome a lo que reza el Diccionario de la Real Academia, más que nada, por evitar malentendidos y la consiguiente e inevitable parcialidad en mi opinión al respecto,
la falacia es un engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar a alguien o el hábito de emplear falsedades en daño ajeno.
En primer lugar, no tengo ni la más remota intención de hacer daño a nadie con mi firma, sea o no cierto su contenido. Así que más que falacia, en todo caso, podría catalogarse como mentira...
Toda opinión es respetable, dicen ahora los que ponen de moda coletillas políticamente correctas, no aptas para estómagos como el mío. Sigo pensando que hay opiniones y opiniones y que todas ellas son cuestionables. El respeto no depende sólo de su veracidad.
Mi afirmación está basada en mi experiencia. De joven, consideraba "amigo" a cualquier persona que me rodeara con cariño, estima, buen ánimo y ganas de disfrutar conmigo del tiempo libre que compartíamos. Con los años, las diferentes circunstancias vitales, te van poniendo a prueba, a ti, a tus presuntos amigos y al equivocado concepto de amistad, que , especialmente de jóvenes, solemos tener.
Esas experiencias te van enseñando a pulir el concepto de amistad, a elegir en base a él, a los nuevos amigos, procurando que lo sean en base a la definición que tú has modelado para caracterizarlos, para describirlos. Mi concepto actual, y digo actual, porque igual me veo en la necesidad de modificarlo alguna vez más, hasta que me muera, es el siguiente:
Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.
En base a esta nueva definición, aceptada por el DRAE, podría aseverar que con los dedos de una mano, me sobran dedos para contar las verdaderas amistades que disfruto a día de hoy.
Con una terrible experiencia de mi vida, tuve la oportunidad de borrar de mi listado a cientos de presuntos amigos, quedando en el listado los que se portaron como tales, cuando todo se veía negro a mi alrededor.
Decirte que, desde aquel momento, mi vida se ha desarrollado con muchos cambios geográficos y, a pesar de la distancia espacio temporal, cuando los he vuelto a necesitar, han estado ahí otra vez. Esos son los que importan. Con ellos me quedo. A los otros, ya les olvidé, no recuerdo ni sus nombres, como ellos no se acordarán del mío.
Tú mismo lo dices al final de tu exposición: "Nunca lo fueron". Si te abandonaron cuando les necesitabas, obviamente, no eran tus amigos. De ahí no se puede extrapolar que "no exista la amistad". Yo tengo el gusto de disfrutar de excelentes amistades, pocas, muy escogidas, y muy buenas, las únicas, las verdaderas.
Supongo que habrás leído (o escuchado) la conocida frase: "Quien tiene un amigo, tiene un tesoro". Así es, tesoros hay pocos, hay que buscar mucho para dar con ellos. Pero existir, existen.
¡Suerte!
Ah, antes de que se me olvide. No te definas como "tonto". Tontos fueron aquéllos, quienes no supieron apreciar la verdadera amistad que tú les ofrecías.
Un saludo cordial
¡¡Sed muy felices!!