En el post anterior hablé de las piezas constitutivas que toda cartera eficiente debe tener. Y empezaré por el efectivo, porque es una de las piezas en las que más estoy innovando recientemente.
El efectivo ( cash en inglés) es tradicionalmente una de las partes menos valoradas y tenidas en cuenta en las carteras de fondos, especialmente en aquellas de más volumen. Su importancia secundaria se debe a que sus productos (depósitos principalmente) suelen estar orientados al pequeño ahorrador y al inversor minorista y a que, en general, sus rentabilidades a largo plazo son bastante poco atractivas; especialmente ahora, que vivimos unos años inéditos con unos tipos de interés entrando en negativo. Sin embargo, toda cartera que se precie necesita algo de efectivo. En primer lugar porque siempre necesitamos tener a mano algo de dinero, provisiones ante posibles imprevistos, y en segundo, porque el efectivo es, en principio, uno de los activos más seguros y menos volátiles y, por tanto, de los más defensivos. Es, de hecho, el activo que más brilla (con permiso de los bonos) en los momentos de recesión y crisis.
1. El peso del efectivo en nuestra cartera
Lo primero que deberíamos tener claro es qué entendemos por efectivo. Aquí consideraremos efectivo a todos aquellos activos cuya liquidez es inmediata o de duración inferior a un año. Esto puede prestarse a confusión, ya que se podría pensar que los depósitos a plazos mayores de un año no son efectivo pero eso no sería cierto. Todos los depósitos, sean del plazo que sean, son efectivo, ya que pueden liquidarse en cualquier momento sin pérdida del principal. Recordemos que la penalización por cancelación anticipada en los depósitos nunca puede exceder el total de los intereses. Así que, a lo sumo, la rentabilidad de un depósito será 0 pero nunca negativa, se liquide cuando se liquide. Esto es importante, porque, cuando analicemos la asignación de activos de nuestra cartera, debemos saber dónde va cada pieza. Los depósitos, al igual que las cuentas corrientes, siempre al efectivo. ¿Y los depósitos referenciados o los fondos garantizados? Pues esos en principio no, porque suelen tener plazos superiores a un año y no se pueden liquidar sin pérdidas en cualquier momento; solo los que tengan ventanas de liquidez (sin pérdidas) a intervalos iguales o inferiores a un año. Si la garantía del capita solo existe a vencimiento o a plazos largos entonces no. Y, dado que típicamente son productos de duraciones mayores a un año, normalmente no pueden considerarse efectivo. A excepción de aquellos cuyo vencimiento esté ya muy cercano. Lo mismo ocurre con los bonos, que, aunque puedan considerarse inicialmente como renta fija, de corto o de largo plazo según la duración, pasaremos a considerarlos efectivo en cuanto su plazo de vencimiento sea inferior a un año.
El peso que tendrá el efectivo dependerá por una parte de lo conservadores que seamos y por otra del volumen total que gestionemos. Dado que mi recomendación es que trabajemos siempre con una cartera integral y no compartimentada, en mi filosofía todas las carteras tienen efectivo porque todos necesitamos tener una parte de nuestro capital disponible ni que sea para consumo. Así para una cartera de gran volumen, pongamos de 10 millones, un 1% de efectivo ya serían 100.000€; una cantidad más que suficiente como colchón para todo tipo de gastos corrientes. Sin embargo, si vamos a carteras más modestas (como son la mayoría), en el rango de los 100.000€ nos encontramos con que 10.000€ en liquidez ya pueden suponer un 10% o más. De manera que, cuanto más bajo sea nuestro patrimonio, más alto será nuestro efectivo en términos relativos.
2. La función del efectivo
Hemos dicho antes que la cartera debe ser integral; esto significa que todo nuestro patrimonio, incluido el que tenemos guardado en cuentas corrientes para el consumo cotidiano debe ser contabilizado como parte de nuestra cartera. El motivo es que a la hora de contabilizar la rentabilidad total no vale contar solo lo que nos ha dado la bolsa, o los bonos, hay que contarlo todo junto de forma agregada. Es la única manera de tener una visión de conjunto de la distribución patrimonial y poder tomar decisiones estratégicas que tengan sentido. De otra modo, sería como si, en un campo de batalla, debiésemos tomar decisiones teniendo en cuenta solo el estado particular de algunas de nuestras divisiones sin considerar la situación general de todo el frente de batalla. Sería análogo a trabajar una cartera de fondos de renta variable por un lado y por otro ir contratando depósitos sin tener ningúna valoración general de la cartera. Por ello, el primer paso para elaborar nuestra cartera será saber con qué elementos contamos.
El efectivo no puede faltar, porque cumple una triple función. Hemos dicho que sirve como colchón ante gastos imprevistos, pero además también nos sirve de reductor de la volatilidad, siendo casi el único activo que tiene un comportamiento decente en periodos de recesión y crisis. Por último, nos sirve para lo mismo para lo que sirve el efectivo en los fondos. Sí, todos los fondos de inversión tienen efectivo, normalmente en un rango del 5 al 10%. Lo tienen por el mismo motivo que lo tendremos nosotros: para atender los flujos de entrada y salida. Si un mes ahorramos, el efectivo aumentará, si gastamos más de lo que ingresamos disminuirá. Solo cada cierto tiempo, si el efectivo se pasa de cierto rango, deberemos suscribir (o reembolsar) participaciones de nuestros fondos para devolver el peso del efectivo a los niveles deseados. Los fondos de inversión gestionan sus flujos así, solo que, además, suelen cubrir ese efectivo con derivados para lograr una exposición del 100% en renta variable por ejemplo. Solo algunas gestoras, como la conocida Bestinver, no lo hacen por su política de inversión zero en derivados. Eso les obliga a tener unos niveles de exposición que rondan el 95%. En este sentido, nosotros haremos como Bestinver: no tocaremos los derivados para nada, así que nuestro efectivo formará parte de nuestra cartera y lo tomaremos como una de nuestras piezas constitutivas más fundamentales. Haremos de la necesidad virtud.
2. Tipos de efectivo
A. Cuentas y depósitos
Este tradicional vehículo de inversión está en horas bajas. Los rendimientos actuales están en promedio por debajo del 0,5% anual. Puede que haya algunos productos que excepcionalmente den algo más, pero, o bien se trata de ventas cruzadas, es decir, de depósitos para nuevos clientes o condicionados a la compra de otros productos del mismo banco, o bien se trata de depósitos con plazos largos, mínimos de entrada elevados y severas penalizaciones por cancelación anticipada.
Mi posición en cartera: Lo cierto es que el mes que viene me vence el penúltimo depósito que tengo vivo. Uno a 3 años al 2,75%, un pequeño tesoro en los tiempos que corren. Mi intención es desinvertir en depósitos, a medida que vayan venciendo por los motivos expuestos pues es un activo que, en estos momentos, tiene poco interés por su escasa rentabilidad. Actualmente tengo un 12% de efectivo en cartera del cual algo más de la mitad está invertida en ese depósito. Mi objetivo, aún así, no es reducir mi efectivo sino irlo reinvirtiendo en crowdlending. Al final del post hablaremos de ello.
C. Letras del tesoro
Las letras del tesoro son un producto al que todo inversor minorista puede acceder abriéndose cuenta en la página web del tesoro público. Hubo un tiempo en el que las letras fueron incluso más rentables que los depósitos, allá por 2011 o 2012. Pero ese tiempo ya pasó. Ahora que el BCE está comprando deuda a expuertas los tipos han alcanzado niveles extremadamente bajos; negativos, de hecho. Basta ver la última subasta de este mes para comprobar que es una solución aún peor que la de tener el dinero en una cuenta de ahorros.
Mi posición en cartera: Ahora mismo nada por las razones ya descritas. Y lo más probable es que en un futuro cercano la situación siga siendo la misma o peor. Aun así, al igual que en los depósitos, conviene estar atentos a futuros cambios en la situación que puedan devolver a estos activos a niveles de rentabilidad aceptables.
B. Fondos monetarios
Los fondos monetarios son fondos de inversión que invierten en activos de efectivo; es decir en depósitos y en títulos de renta fija con duraciones muy cortas, inferiores a un año. Por su propia naturaleza son fondos con una volatilidad prácticamente nula y que muy raramente pierden valor nominal (que no real, recordemos la inflación). Ocurre que estamos en ese escenario del "muy raramente". Esto es, un escenario deflacionista. Los tipos de los títulos de deuda de corto plazo, como ya hemos visto más arriba, son en su mayoría negativos y los de los depósitos casi 0. A todo eso hay que añadir que los fondos monetarios cobran una comisión de gestión que puede llegar a alcanzar el medio punto, por lo que en muchos casos la comisión supera la escasa rentabilidad que obtienen y llegan a obtener retornos negativos.
Tabla que muestra las rentabilidades históricas de los fondos monetarios y los de renta fija a corto y largo plazo aportada por la plataforma VDOS. Puede observarse como el promedio de fondos monetarios en 2015 obtuvo rentabilidades ligeramente negativas. 2016 va por el mismo camino.
*La mayoría de fondos calificados como de renta fija a largo plazo por VDOS son en realidad fondos de plazos intermedios de un rango de 3 a 6 años. Los verdaderos fondos de largo plazo, de más de 10 años, habrían obtenido rentabilidades algo superiores a las mostradas.
Mi posición en cartera: No tengo nada invertido en fondos monetarios ni tengo previsto hacerlo por varios motivos. El principal es la comisión de gestión que nos añaden por comprar unos activos, letras y depósitos, a los que usualmente podemos tener acceso directamente. En segundo lugar, el efectivo en una cartera modesta suele quedar cubierto por nuestra provisión de efectivo en cuentas y depósitos. La necesidad de fondos monetarios solo la entiendo en aquellas carteras de gran volumen en las cuales no hay suficiente con el dinero en cuenta para alcanzar el peso de efectivo deseado y en las que se quiere diversificar aún más (los monetarios invierten en títulos de todos los países de la zona EURO, no solo en España). Por último, al usar fondos nos podemos beneficiar del ahorro fiscal en los traspasos. Pero estas ventajas, a mi modo de ver, no compensan las desventajas antes mencionadas.
D. Crowdlending
Y llegamos al producto revelación. Un nuevo activo a disposición de los inversores: el crowdlending. Para quienes no lo sepan, se trata de los prestamos participativos. Existen dos modalidades principales el P2P lending o préstamos entre personas y el P2B lending o prestamos de persona a empresa. Nos fijaremos en este último por ser de menos riesgo y tener una oferta más amplia y de calidad. Nuevamente, para que podamos considerarlos efectivo, deberíamos invertir en préstamos de duraciones iguales o inferiores a un año. Debido a su naturaleza más arriesgada, yo he introducido una restricción mayor en mi cartera y solo participo en préstamos de duración igual o inferior a 6 meses.
Hablaremos en otro momento más largo y tendido sobre el crowdlending; pero me gustaría apuntar aquí sus grandes ventajas. En primer lugar, la rentabilidad que va desde el 6% si operamos con los préstamos más conservadores avalados por empresas grandes y fiables como El Corte Inglés, Microsoft o Carrefour, hasta el 15% para los préstamos de empresas con una menor calificación, y por lo general más pequeñas. El secreto para conseguir una cartera con la que podamos dormir tranquilos es, por supuesto, la diversificación. Actualmente el volumen que se mueve en España es aún pequeño, pero crece año a año muy rápidamente; y, si miramos los escenarios británico y estadounidense, donde dichos mercados están mucho más desarrollados, podremos anticipar lo que está por venir.
Mi posición en cartera: Actualmente tengo un pequeño porcentaje de mi cartera invertida en crowdlending. Poco aún, porque durante un tiempo he ido provando plataformas y analizando el producto. Pero ahora ya llevo varios meses cogiendo velocidad y aumentando esa posición mes a mes. Con el vencimiento del depósito que antes mencioné espero poder acercarme al 10% de la cartera invertida en crowdlending para 2017. La rentabilidad esperada del total de mi inversión actual es del 9% después de comisiones. A medida que incremente la posición es posible que esa rentabilidad vaya disminuyendo, pero, en cualquier caso, las rentabilidades esperadas están muy por encima de lo que están dando actualmente los depósitos o los fondos monetarios y de corto plazo.
En el próximo post comentaré mi posición estratégica (asset allocation) actual y mi posición objetivo a un año vista y cómo estoy introduciendo en ellas los nuevos activos de inversión.