Readáptense a estas nuevas verdades permanentes. No esperen que las tendencias básicas cambien. Adáptense y cuanto antes mejor. Las idioteces del egoísmo de libre albedrío de Friedman-Hayek han desaparecido para siempre, o eso espero
¿Cuál puede ser el veredicto final de un jurado informado de votantes y autoridades del Gobierno? El realismo me obliga a indicar que no hay desenlaces seguros. Ahora, como siempre, es inevitable que tengamos que hacer concesiones. Como ciudadano patriótico, me siento agradecido por el hecho de que los trágicos errores cometidos entre 1929 y 1933 se hayan evitado en estos tiempos terribles de verdadera angustia
Soy un macroeconomista realista que, a pesar de los excelentes programas de los equipos de Obama y el Congreso demócrata, prevé que la recuperación del crecimiento del PIB real y de los índices de empleo elevados en EE UU y en el mundo probablemente se dará tras una caída cifrada en años, y no en meses.
Como ya me sé las locuras de la izquierda y de la derecha, me he convertido en un centrista convencido que sabe que las empresas privadas y los reguladores públicos son esencialmente necesarios.
Durante las burbujas ascendentes, el éxito de hoy parece alimentar el éxito de mañana. Pero es un arma de doble filo. En una burbuja descendente, la caída de ayer de los precios del Dow Jones genera nuevas caídas hoy y mañana. Irónicamente, cuando los ciudadanos se asustan demasiado y dejan de gastar, su cambio al ahorro imposibilita el aumento de la inversión. Mi generación de macroeconomistas lo denominaba "la paradoja del ahorro". Los que hoy enseñan en las principales universidades estadounidenses se dejaron lavar el cerebro por eruditos libertarios como Milton Friedman y Friedrich Hayek y han olvidado estas realidades-
Pero Schumpeter no era el único que pensaba así. Otro austriaco famoso, Friedrich Hayek, que entonces residía en Inglaterra, fue objeto de eternos reproches por insistir de manera similar en limitar cualquier expansión del crédito durante la deflación de 1931. Se dice que, en un seminario celebrado en Londres en plena depresión, el joven socio de J. M. Haynes, Richard Kahn, le preguntó a Hayek: "¿Quiere decir que si usted me presta una libra y la gasto en consumir algo estoy haciendo que la depresión empeore? Hayek le respondió: "Sí, y es muy complicado explicar por qué". Pero es fácil explicar por qué se hundió la reputación de Hayek como macroeconomista
El nuevo presidente se verá inundado de consejos contradictorios. Esto es lo que yo le sugiero: que tire por el camino de en medio y se pase al centro. Y no es porque no pueda decidirse. En la izquierda están las nociones fracasadas de Marx, Lenin, Stalin, Castro y Mao. Todos ellos eran como los incompetentes polis del cine mudo en lo que a organizar una gran economía se refiere. Y en la derecha están las opiniones libertarias extremistas de la caterva posterior a Reagan. Sí, sólo los sistemas de mercado pueden conservar la riqueza y el progreso de este milenio. Sin embargo, los mercados descontrolados causarán su propia defunción, como hemos podido ver.
¿Qué es entonces lo que ha causado, desde 2007, el suicidio del capitalismo de Wall Street? En el fondo de este caos financiero, el peor en un siglo, encontramos lo siguiente: el capitalismo libertario del laissez-faire que predicaban Milton Friedman y Friedrich Hayek, al que se permitió desbocarse sin reglamentación. Ésta es la fuente primaria de nuestros problemas de hoy. Hoy estos dos hombres están muertos, pero sus envenenados legados perduran.
Mis frases conectan con el desconcertante futuro de las iniciativas de rescate que están teniendo lugar en los cinco continentes. Primero, aclaremos quién tiene la culpa de que la estabilidad y el crecimiento que se produjeron en torno a 1995 se convirtieran en el caos de 2008.
1. No olvidemos nunca las idioteces que ha hecho George Bush en geopolítica. La historia futura documentará ese aspecto.
2. Desde que Ronald Reagan fue elegido para ocupar la Casa Blanca, en 1980, Estados Unidos se ha ido convirtiendo gradualmente en un país de derrochadores en los planos familiar, empresarial y público, como buenos derechistas radicales partidarios de la oferta.
En una fecha futura incierta, cuando se produzca un ataque mortal y desordenado contra el dólar como divisa, los gestores de fondos de cobertura que sobrevivan en Estados Unidos serán los principales vendedores al descubierto de dólares. Esos legados de Reagan habrán desempeñado una función crucial.
3. Los programas de "conservadurismo compasivo (sic)" prometidos por George Bush resultaron ser un programa de enormes recortes tributarios exclusivamente para gente como mis prósperos vecinos.
4. El fomento deliberado de la desigualdad no aceleró la productividad total de los factores en Estados Unidos. Por el contrario, la obscena subida de los emolumentos de los altos directivos volvió disfuncional todo el sistema de gobernanza empresarial. Los directores generales de carrera se lo montaron muy bien contando mentiras sobre los verdaderos beneficios de las empresas. Incluso después de que los descubriesen, se fueron al banco con una sonrisa de oreja a oreja.
De hecho, los candidatos de Bush para la Comisión de Control del Mercado de Valores, como el primer presidente que nombró, Harvey Pitt, fueron elegidos sólo porque liberalizarían el sistema, en lugar de mantener una sensata regulación centrista. Pitt fue escogido principalmente porque había sido abogado de las cuatro empresas contables principales, que a su vez estaban fabricando nuevas formas engañosas de medir la verdadera rentabilidad.
5. Pongan a estos contables en el estrado de los testigos. Les pagan aquellos a quienes se supone que deben vigilar, un caso flagrante en el que la vigilancia y la reglamentación son una necesidad fundamental.
6. Dejen sitio en el juzgado para las tres grandes agencias de clasificación: Fitch, Moody's y S&P-McGraw Hill. Se supone que sólo dan aprobaciones AAA al material seguro. Pero si una de las tres se volviera objetivamente veraz, las otras dos se quedarían con todo el negocio. Eso apesta a conflicto de intereses. Que tome nota el Congreso.
7. Por ahorrar espacio, pasaré a los nuevos "diabólicos monstruos Frankenstein" de la nueva "ingeniería financiera". Puede que yo y otros compañeros del MIT de Chicago, de Wharton, Penn y otras universidades, lo pasemos mal cuando nos enfrentemos a san Pedro en las puertas del cielo.
¿Cuál es el problema? Es verdad que los derivados y los créditos recíprocos pueden proporcionar un reparto racional del riesgo y, por consiguiente, reducir el riesgo total, pero también pueden destruir por completo cualquier transparencia
Por lo visto, nadie aprendió la lección de 1998, cuando Long Term Capital Management (LTCM) estuvo a punto de quebrar y necesitó un rescate pactado por parte del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. La ingeniería financiera es lo que nos permite pasar del apalancamiento cero hasta, pongamos, un apalancamiento de 50 a 1
Pero es verdad que los tiempos cambian. La ciencia avanzada puede ayudar enormemente a la humanidad. También puede crear bombas atómicas para matar a cientos de miles de personas. Con la ingeniería financiera pasa lo mismo. Con una reglamentación adecuada y con transparencia óptima puede repartir con eficacia los riesgos y, en ese sentido, reducir el riesgo intrínseco. Pero sin transparencia, y careciendo de conocimientos sobre la aritmética del endeudamiento canceroso, podría hacer más frágiles las finanzas modernas.
Mi última frase acaba, como debe ser, con un interrogante. El tiempo dirá.