Cuando ves la situación del mundo, de España o de tu comunidad, te dan ganas de quejarte, y a veces te hierve la sangre cuando te enteras de cosas nuevas que no son buena noticia, y quisieras cambiar las cosas, pero no sabes cómo y te sientes impotente para cambiar el mundo, y te sientes frustrado. Yo también vivía así en el pasado. Pero no te preocupes, la vida no es tan complicada, y eso es de lo que hablaré aquí.
Cuando uno quiere cambiar el mundo, uno se encontrará con el hecho de que hay barreras, y muchas personas se desmoralizan y abandonan. ¿Cómo saber si lo que se hace es una causa perdida o si vale la pena seguir?
Abandonando la parálisis mental
Seguramente te enseñaron que eras insignificante y que no podrías cambiar nada en el mundo, en la escuela, en el colegio, en la universidad, en el trabajo. Te sientes parte de una gran colectividad en la que no eres nada más que un punto. Esa sensación de insignificancia es paralizante. Y si tu no te mueves, las cosas definitivamente no van a cambiar. Y como no cambian porque no te moviste, te convences de que en efecto nada va a cambiar y que tú no podías. Es una visión autorreforzante.
Te dicen que tu papel es ir a votar, trabajar e ir a comprar, porque así votas por los productos buenos para el mundo y echas abajo los malos, mientras la publicidad te manipula para que creas que todos son buenos. Es una pose pasiva, de esclavo que se siente libre, y que no se complica, al menos en teoría, porque cuando viene una crisis te das cuenta de que sufres lo que otro causó, y las herramientas que te dieron ni te alcanzan para salir de la crisis, ni tampoco te sirven para leer los signos del futuro o corregir la situación. Sí, yo también me cansé de padecer crisis en el pasado, que yo no causé.
Bueno, te voy a contar que las cosas no tienen por qué ser así. ¿Se ocupa ser rico, famoso y poderoso para hacer la diferencia? Pues no.
Lo primero es tener un objetivo claro, tener una visión general de cómo podría ser el futuro. Cabe agregar que la vida tiene la facultad de no ser como uno la imagina, así que uno debe pensar en el QUÉ y no en el CÓMO. Puedes imaginar un problema de tu comunidad o de tu país o del mundo. Es apenas un sueño, una fantasía que parece inalcanzable, lo que tú quieres que sea.
Derogando la palabra imposible.
"¿Puedo cambiar el mundo?" te preguntas. Y encontrarás miles de razones para decir que no. La primera de ellas es que uno se ha acostumbrado a ser perezoso, a esperar que el maná caiga del cielo y que la economía multiplique los panes y los peces. El mundo se mueve, pero tú no. Así nunca vas a conseguir lo que quieres. Te dices una cosa y haces otra, y encima te quejas.
La mente humana usa muchos trucos para autoengañarse. "Es que ya estoy casado, tengo niños, y no tengo tiempo" es una buena excusa para decir "no me interesa". Si tienes niños, más vale que les prepares un mundo mejor. ¿No tienes tiempo para eso? "No me alcanza el dinero para cambiar el mundo" dirás. Te sorprendería saber lo que se puede hacer sin dinero: Una enorme porción del software libre está hecho por gente que no tenía mucho dinero, pero usaron su tiempo (time is money, ¿recuerdas?). El mayor costo de muchos proyectos viene de contratar personal, pero tu tiempo libre nadie te lo cobra, así que puedes dedicarlo al activismo. El activismo es como donar dinero a una causa, pero en lugar de hacer un desembolso de un dinero que no tienes, usas el tiempo que sí tienes y que nadie te puede robar.
Si que puedes cambiar el mundo, lo que pasa es que todavía no lo sabes, aunque yo te lo diga. Es algo que se aprende viviendo, es la misma diferencia entre estudiar la física de una pelota en un pizarrón, o jugar baloncesto y tratar de meter la pelota en una canasta en vivo.
De nada te sirve el sueño si te autosaboteas con la idea de que algo es imposible. Cuando uno es un niño, parece imposible conseguir una novia; cuando creces, parece imposible cambiar el mundo; es lo mismo, todos los días cambias el mundo. Si abres una puerta ya cambiaste el mundo. Si sacas la basura ya cambiaste el mundo. Hay otras formas de cambiar el mundo. Lo único que varía es la escala y el nivel de tiempo y esfuerzo requerido.
Una vez conseguí apoyo del ministerio de cultura del país donde vivo, para organizar un taller de dibujo para personas de escasos recursos. En cada clase simplemente empezábamos a dibujar, a seguir instrucciones, y al concluir la clase los alumnos tenían algo que no creían que podían hacer: Un pqeueño sueño materializado en sus manos.
Por alguna razón la gente le tiene miedo al arte, cree que no se puede, muchos piensan que nacieron sin talento y ni siquiera lo intentan, o si lo hacen esperan fracasar. ¿Será que un lápiz y un papel se va a comer a las personas? ¿O será que temen el rechazo si les dicen que su trabajo no es una obra maestra? La vida es un arte, y la gente la vive con la misma actitud. La mayoría de la gente te dirá que no se puede, haces un par de intentos y no puedes y entonces abandonas porque ves imposible llevar a cabo la tarea. Por esta razón fue que empecé a impartir una clase de dibujo, pero en el fondo era un curso de entrenamiento para lograr sueños, para transmitir lo que ya había aprendido.
Un caso que ejemplifica bien lo que significa derrotar el imposible, es el de una madre soltera de unos 40 a 50 años, que no tenía ni el tiempo ni el dinero para un pasatiempo más caro que asistir a mi taller gratuito de dibujo. Ella no llegó a la primera lección, sino varias clases más adelante. Dibujamos el robot que se muestra en la foto, usando perspectiva. ¿Qué harías tú en su lugar?
Esto la llevó hasta sus límites de comprensión y de habilidad, todo un dolor de cabeza, difícil pero no imposible, porque íbamos paso a paso, de manera sistemática y ordenada, simplificando lo complejo en pequeños pasos sencillos, y al final lo logró.
Ella pensaba que era imposible, pero al final de la clase, la línea de frontera estaba detrás de ella y delante de ella estaba lo posible. ¿Adonde estaría la nueva frontera adelante, si el imposible ya estaba detrás? Lo imposible ahora era volver atrás.
Ustedes no imaginan la sensación de realización que ella sentía al haber dibujado aquello, sin ayuda, sólo siguiendo lo que hacía en el pizarrón, luego de que ella nunca había recibido instrucción formal en dibujo.
¿Quién pensaría que se puede dibujar ese robot en las primeras dos clases sin saber nada de dibujo? Ella lo hizo.
Dibujar consiste en dibujar figuras geométricas con detalles. Lo que puede fallar es la figura geométrica o los detalles. Fácil, ¿no? Con la técnica que usamos, ella aprendió a crear figuras geométricas tridimensionales, sin confundir trazos, y el resto fue decoración.
Ella derrotó al imposible. El imposible estaba en su mente.
Un minuto de inspiración, 99 de transpiración
Al impartir el taller de dibujo a niños de escasos recursos les enseñaba a dibujar tebeos, pero sobre todo a realizar sueños. Si vas a dibujar una página, te puede tomar 4 horas al menos. Pero si la historia de tu tebeo tiene 20 páginas, eso ocupa de almenos 80 horas, que es bastante. Necesitas un poco de perseverancia si quieres concluir y decir "lo logré". La vida es un tebeo...
Mi taller duró 10 meses, una vez a la semana, y encima era gratuito. Inicié con 150 personas, y terminé con 15. ¡¡Ni siquiera con un taller gratis la gente tiene la perseverancia suficiente para ir a aprender!! Eran sólo 15, pero eran los 15 que valía la pena sacar adelante.
Ningún sueño se hace realidad si no le dedicas suficiente tiempo y te mueves con persistencia. Esa era la premisa básica que se aprendía en el curso.
La receta para nunca fracasar
Después de escuchar lo que dije probablemente pienses, "a este tío le deben salir las cosas de maravilla, pero hay unos que nacieron con estrella, y otros nacimos estrellados". Te diré que he sobrevivido a muchas cosas, si quisiera contar tragedias personales también tengo para rato, entre ellas una enfermedad que hace años me tuvo al borde de la muerte. He tenido que enfrentar historias tristes personales como cualquier persona, que quizá te inspiraría a decir "pobre hombre, no te envidio". Pero es gracias a ello que lo que antes veía como una montaña, hoy parece una colina. Y es gracias a eso que como persona común, he podido hacer cosas que mucha gente diría que son imposibles o al menos impensables.
Mi única diferencia respecto de otros es la manera en que defino el fracaso. En todo lo demás nací tan estrellado como tú o quizá peor. El fracaso trae frustración y depresión, de modo que con cada intento uno espera triunfar y en lugar de ello, uno se arriesga a fracasar y a sentirse mal en consecuencia. Muchas veces abandonamos porque ya no estamos dispuestos a sobrellevar otro fracaso.
El fracaso viene cuando agotaste el plazo establecido y el número de intentos para hacer algo, y te rindes. Cuando te rindes, fracasas. ¿Cómo hace uno para nunca rendirse? ¿Cómo se sobrevive a la desesperanza? ¿Cómo se hace para ser feliz en medio del fracaso? En los campeonatos de futbol, si un equipo es descalificado, sólo debe esperar al siguiente campeonato. Si te dejó el tren, sólo espera el siguiente. Lo mismo ocurre con los intentos. No has fracasado, has hecho otro intento.
El secreto es siempre tener en cuenta que las cosas pueden requerir un número infinito de intentos en un tiempo indefinido. Pero que esto no te haga aflojar el ritmo. Conseguir un empleo puede requerir 100 intentos, o 1000. Igual ocurre con la intención de hacer funcionar un invento (la luz eléctrica por ejemplo), o publicar tu tebeo, o cualquier cosa.
En el siguiente post continuaré hablando un poco más acerca de cómo enfrentar los fracasos, los desafíos y los imposibles, a un nivel más específico. En este lo que me interesaba era presentar el marco conceptual que se ocupa para cambiar el mundo, y eso también te sirve para lograr sueños personales.
