Normalmente la gente piensa que el mundo no se puede cambiar, que pensar en cambiar el mundo es "utópico" que es una palabra que se usa como eufemismo de "imposible" o "inalcanzable" o "no puedo".
Si leíste mi post ¡¡Los dioses viven!! , verás que en realidad tienes 3 opciones:
- Cambiar el mundo.
- Aceptar la realidad actual y rendirte al poder de los dioses y disfrutar del mundo que los dioses te dan, incluyendo todos los problemas de ese mundo.
- Quejarte amargamente, mientras te sientas pasivamente, sin cambiar el mundo, ni aceptar la realidad. Es la receta para la más absoluta infelicidad (no lo recomiendo).
Aunque quizá quieras una receta para hacer las cosas o una solución prefabricada por mí, la verdad es que no lo haré, porque cada uno de nosotros puede cambiar distintas cosas, y cada uno tiene ideas distintas acerca de lo que necesita ser cambiado, y no te voy a programar tu libertad de elegir qué debe ser cambiado, ni encasillarte en una idiología (idiología es en mi diccionario personal, la ideología para idiotas, pues las ideologías para idiotas suelen pecar por ser simplistas dogmas cuasi-religiosos aplicados a la política y economía).
Lo que sí te voy a dar es la mecánica que uso. Es la misma mecánica que se usa para lograr un sueño o para ser empresario emprendedor. Tuve que usar esta mecánica cuando me lancé como emprendedor hace algunos años, y luego me sirvió para mover las cosas de otras maneras, cambiar el mundo. Vamos a analizar lo que es cambiar el mundo en lo cotidiano, para luego pensar en pasar a cambiar el mundo a nivel planetario. Entendamos cómo funciona la mente de la mayoría de nosotros.
La solución es una utopía
Siéntate en una silla en el centro de tu habitación con la puerta cerrada. Estira la mano para abrirla. Evidentemente no alcanzas a abrirla. Estírate todo lo que puedas sin dejar de estar sentado y trata de abrir la puerta. No vas a poder abrirla. Dile a alguien que ponga una silla junto a la tuya y que se siente y que trate de abrir la puerta sin dejar de estar sentado. Tampoco podrá. Se podrán convencer de que efectivamente no se puede abrir la puerta estando sentado allí. Es imposible, ¿verdad?
Sí, es imposible porque no tienes el poder sobrenatural Jedi para abrir las puertas a la distancia.
¿Es que acaso existe una manera de acortar las distancias? Claro, si te inventas una máquina relativista cuya tecnología todavía no existe puedes doblar el espacio, o si te conviertes en Reed Richards de los 4 Fantásticos o en el hombre pástico tal vez puedas, pero tu no eres un superhéroe con esos poderes extraordinarios para abrir la puerta estando sentados. ¿Existe alguna manera de lograr abrir la puerta de tu habitación sin dejar de estar sentado allí? Evidentemente sabrás que es imposible que un brazo corto pueda alcanzar tan largo.
Entonces se te ocurre inventarte un brazo mecánico para alcanzar la puerta. Pero recordemos que estabas sentado en la silla, y para ir a buscar a la ferretería y a un taller mecánico lo que ocupas para el brazo mecánico, de todos modos debes ponerte de pie y abrir la puerta para salir. Entonces se te ocurre salir por la ventana. Lo que pasa es que la ventana tiene barrotes, o está en una planta de un edificio y sería suicida lanzarse. Y aunque estuvieras a nivel del suelo, recuerda que de todos modos tendrías que dejar de estar sentado para ir a abrir la puerta o para salirte por la ventana.
¡¡Qué complicado es abrir una puerta!! Si, a ti te enseñaron a estar sentado y quieto en la silla como buen chico. Te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar, y no abrir puertas sin preguntar si puedes pasar. Realmente sería muy descortés e inapropiado tratar de abrir la puerta de tu habitación. Es que realmente no puedes abrir la puerta, de todos modos. Mejor te volteas hacia otro lado y dejas de pensar en la puerta y vives tus momentos en otros asuntos. La solución es una utopía.
La solución
Ya hemos visto cómo es que abrir la puerta de tu habitación estando sentado en una silla en el centro de tu habitación es extremadamente complicado y simplemente imposible. ¿Por qué es imposible?
- Sin que te das cuenta, estabas sentado muy cómodamente y te da pereza abandonar esa posición.
- De forma implícita yo establecí que tu no podías abandonar la silla en busca de la solución, por lo que obviamente no ibas a poder, porque programé tu mente con reglas diseñadas para que no puedas hacerlo. En el mundo real, los que tienen poder tratan de convencer a otros de que es imposible llegar adonde ellos están, porque no quieren perderlo. El poder es un juego de suma cero. No sería tan malo si usaran ese poder para el bien común.
- Las puertas no se abren solas, sino que se ocupa ir y abrirlas, lo cual es culpa de la física del universo, que ni tu ni yo inventamos, y tratamos de imaginar algo que vaya contra la física. El mundo no se cambia sólo.
- Vimos lo inapropiado y maleducado que era abrir puertas, pero te olvidaste de que el contexto era distinto, porque ya no se trata de la puerta de la oficina del jefe, ni la puerta de la casa del vecino, sino la propia puerta de tu habitación, la que puedes abrir cuando quieras, a voluntad.
- Por estar en la silla te dio pereza hacer el esfuerzo para ir y ejercer el acto sinsentido de ir a abrir una puerta simplemente porque yo te digo que lo hagas, porque esa puerta no te abrirá la oportunidad de ganar la lotería o de obtener un empleo muy bueno.
- Todas las ideas ridículas que se nos ocurrieron acerca de cómo abrir la dichosa puerta con máquinas relativistas y poderes de superhéroes te hacen ver aún más lejana la posibilidad de abrir la puerta.
Como ves, razones de sobra hay para que no puedas abrir la puerta de tu habitación.
Ahora bien, el procedimiento estándar para abrir la puerta es muy simple:
- Ponte de pie (abandona la zona de comfort).
- Camina hasta la puerta a la puerta (esfuérzate de forma pertinaz hasta llegar).
- Gira la manija en la dirección correcta mientras tiras de la puerta (usa un método).
Muy bien, ya descubrirmos cómo abrir una puerta. Este mismo procedimiento es el que se usa para lograr sueños, o para cambiar el mundo.
Poniendo obstáculos
Aunque te di el procedimiento estándar para abrir una puerta, te complicas la existencia con innumerables cantidades de complicaciones. Resulta que te pusiste de pie y como la silla apuntaba a la ventana, evidentemente caminaste y no llegaste a la puerta. O llegaste a la puerta y no pudiste abrirla girando la manija porque le pusiste cerrojo. O llegaste a la puerta del baño al que da tu cuarto y no pudiste salir de la habitación porque entraste al baño, y ahora estás más lejos del resto de tu casa que antes, y te lamentas de haber seguido mis indicaciones y piensas que soy un farsante o un iluso que cree que se puede salir de la habitación con un procedimiento tan simple para cambiar el mundo abriendo una simple puerta.
Eso es lo mismo que pasa cuando yo le digo a la gente que hay que ser auditores ciudadanos, que hay que salirse de la ruta casa-trabajo-casa para ver el resto del mundo, conocerlo, y cambiarlo. Hay gente que se sale y vaga aleatoriamente y sin dirección y termina sin auditar nada, y se devuelve a la misma ruta casa-trabajo-casa, diciéndome que es una utopía cambiar el mundo. También hay quienes simplemente tienen pereza, y en lugar de decir "no puedo" deberían ser sinceros y decir "no quiero". Esto por supuesto son casos con los que me he topado en mi vida offline.
También están aquellos que para abrir la puerta dicen "tengo que lograr ponerme de pie y abrir la puerta de mi habitación en menos de 2 pasos o en menos de 1.5 segundos". Dificilmente lo van a lograr. La gente suele agregar a la expectativa de cambio una cantidad de intentos y un plazo, debido a nuestra educación que impone estas limitaciones en el mundo ejecutivo moderno. Lo que pasa es que con estas restricciones se abandona la capacidad exploratoria.
En algún lugar escuché que a Edison le tomó cerca de 2 mil intentos inventar la luz eléctrica. No se si será verdad, pero la verdad no sería nada extraño, y con un intento menos no lo habría hecho.
George Lucas pasó un infierno de obstáculos para poder lograr su sueño de hacer La Guerra de las Galaxias: La lluvia más fuerte en el desierto en 50 años, el calor del desierto era extenuante, el robot R2-D2 no servía y tenían que usar al actor Kenny Baker dentro de él, los ejecutivos querían cancelar el proyecto en la Fox desde el puro inicio hasta el puro final, el sindicato fílmico en Londres no permitía ni 15 minutos más después de la hora de salida, Lucas estaba contra tiempo y tuvo que asignar a alguien para que le ayudara a filmar para salir a tiempo, los mismos empleados de efectos especiales pensaban que era raro filmar juguetes, el personal en el sitio de filmación pensaba que el guión era una tontería con diálogos extraños, los primeros cortes de la película eran tontos y aburridos, debía organizar las empresas de efectos especiales y toda la papelería legal de crear varias empresas mientras dirigía la película. Al final, agobiado por los problemas y estrés que le hizo requerir atención médica, simplemente esperaba el fracaso en taquilla para terminar de redondear las calamidades... Lo único que superó las expectativas fue la música de John Williams. Y el éxito abrumador de la película fue absolutamente inesperado. ¿Habrías podido estar en el papel de George Lucas? Lucas cambió el mundo, no hay duda.
Luego Lucas contrató al director Irvin Keshner para El Imperio Contraataca. Al llegar al país nórdico les recibió la tormenta de nieve más fuerte en 50 años. Keshner tenía la presión de tener que hacer una película mejor que la anterior, y cuando fue el día del estreno, Lucas le dijo "ve tú, es tu película". ¿Habrías sobrevivido a la presión?
Y aunque hoy ves a Lucas como un millonario, en realidad es un productor independiente, que ha logrado posicionarse a pulso, con sudor y lágrimas, y los millones que tiene, francamente se los merece, a diferencia de otros millonarios que se hicieron de dinero chupando la sangre a otros, arrebatando a otros lo que tenían.
Cuando creemos que no podemos abrir la puerta, empezamos a encontrar todas las razones por las cuales no se puede hacer. Y terminamos no haciéndolo, o lo intentamos con desgano, y reforzamos nuestra idea de que no se podía.
Resulta que antes yo era así, y por eso te entiendo perfectamente. Lo que pasa es que un día me decidí a lanzarme a mi negocio propio, como emprendedor, y aprendí que si no lograba conseguir clientes y hacer tratos, simplemente no tendría pan sobre la mesa. De 100 personas habría 10 que te diría que lo que ofrece es fabuloso, pero sólo harás trato con 1 persona, en un plazo no determinado, porque la gente no siempre está desesperada por comprar. ¿Te imaginas lo que es que tu comida dependa de algo así? Entonces había que amoldarse, adaptarse. No puedes decir que te da pena tocar la puerta de un cliente, o que te da pena molestarle para ofrecerle algo. No puedes darte el lujo de que te de pena cobrarle al que aún no te ha pagado el servicio prestado. No puedes darte el lujo de acceder frente a exigencias abusivas de algún cliente sin sentido de límites. Igual deberías ser capaz de hacer lo que debas hacer, ya sea que el cliente sea un vecino o que sea un presidente.
Y fue allí donde aprendí la mecánica de cambiar el mundo.
Eres un iluso, un idealista, tu pensamiento es utópico
Una vez cuando apliqué para mi propio puesto que salió a concurso en el gobierno, hace muchos años, me preguntaron por qué quería el puesto. La entrevistadora era una mujer que siendo madre soltera discriminaba a las madres solteras y a los hijos bastardos, una persona mentalmente enferma en mi opinión, sin sueños, y sin aspiraciones de cambiar el mundo. Cuando le dije "para cambiar el mundo" ella escribió "visión poco realista". Claro, para una empleada pública como ella era difícil imaginar a este empleado público logrando lo que ella no logró.
Actualmente me tomaría unos minutos enviarle una idea a algunos ministros, periodistas embajadores, e incluso a un astronauta. Y no lo digo por presumir, porque ellos son tan humanos como nosotros, y si bien tienen un trabajo que les hace ser famosos, en realidad tienen un empleo al que deben llegar a tiempo, tienen familia, van al baño y al supermercado como tú o como yo. Y muchos de ellos quieren, igual que tu, cambiar el mundo y de hecho lo han estado haciendo en lo que tienen posibilidad. He conocido gente que otros sólo ven en la TV. Y lo más irónico es que no soy de ninguna élite, simplemente alguien que empezó a cambiar el mundo hace años. Mi vida ha sido "poco realista".
No soy nada extraordinario, no soy Adonis, ni ostento un cargo de importancia, sino uno en el estrato más bajo de una jerarquía, uno más de la masa como todos, una persona promedio en un barrio promedio. Lo único diferente es que he tratado de cambiar el mundo. Y en mi camino conocí a toda esa gente. No fue mi meta conocerles, simplemente sucedió.
No tengo tiempo
Otra de las excusas que se suele utilizar a la hora de declinar la oferta de cambiar el mundo es "no tengo tiempo". En realidad uno tiene 24 horas al día, y uno asigna el tiempo de acuerdo con prioridades. Si cambiar el mundo no ocupa un nivel de prioridad mínimo, cambiar el mundo será una tarea a posponer indefinidamente. En ese caso, en lugar de decir "no tengo tiempo" lo que se debería decir, si se es suficientemente sincero con uno mismo, es "no me interesa" cambiar el mundo.
Terminar lo que comienzas
Si estás en Madrid y quieres ir a Roma, probablemente te inspire la idea de "vereis mundo". Pero con el dolor en los pies, el calor y el frío, en algún momento dirás "¿en que momento me metí en esto?" y es posible que en algún punto a medio camino te detengas y te vayas para tu casa. Te lanzaste hacia una meta muy ambiciosa y te sientes fracasado, imposibilitado para terminar lo que comenzaste. Y es que cambiar el mundo es un proceso de persistencia, no de un momento puntual. Si uno se devuelve a medio camino se pierde lo hecho.
Puedes comenzar entrenándote, caminando hasta la casa de tu vecino y devolviéndote, luego a la esquina, luego al parque de la vecindad, luego a un lugar más lejano, y así gradualmente empiezas a lograr terminar lo que comienzas. O puedes usar proyectos personales pequeños, uno que requiera menos de una hora para terminrse, como hacer unos emparedados. Luego uno que ocupe un día, dos días, una semana, etc. Y a punta de gradualidad empiezas a entrenarte para volverte persistente.
Otra cosa que siempre ocurre es que a medio camino siempre hay obstáculos que nos cansan mucho. El que se cansa pierde. A los corredores de maratón les ocurre en algún punto de la carrera. Sienten que van a desfallecer y pasado ese punto la energía regresa. Ellos le llaman "chocar contra el muro" a ese punto.
Cambiar temporalmente, cambiar permanentemente
Si le das un pez al hambriento, comerá un día. Si le enseñas a pescar, comerá todos los días. Hay cambios que suceden cuando atacas las causas de los problemas. Cabe destacar que causas y problemas no son lo mismo. El problema es el síntoma, la rama del árbol, la causa es el origen, la raíz. Cuando tienes un síntoma, pregunta AL MENOS 5 veces "¿por qué?", en forma iterativa, aplicando la pregunta a la última respuesta de te diste, y comenzarás a tener una leve idea de por donde anda la causa.
Cuando atacas el síntoma, "resuelves" temporalmente sin resolver. Cuando atacas la causa, resuelves el problema permanentemente.
El arranque
A beginning is the time for taking the most delicate care that the balances are correct.
Fuente: Dune. Escrito por Frank Herbert.
Cuando vayas a iniciar, asegúrate de ir preparado, de saber que estás seguro de querer tomar ese camino hasta el final, de aceptar que cualquier cosa puede pasar, lo que esperas, lo que no esperas. Es necesario que prepares tu arranque lo más posible. Es como prepararse para un viaje largo. Sabes que si no te preparaste bien, el clima te podría tomar desprevenido, se te puede acabar la comida o el dinero. Cuando te decides a cambiar el mundo, es bueno preparate interiormente lo mejor posible, y exteriormente hasta donde puedas con lo que tengas a tu alcance.
Visualizar
Cuando empiezas algo, tienes una idea, una visión de lo que quieres. "Vamos a llegar a la luna" puede ser un buen ejemplo. No es que pienses saltar hasta allá, porquee so es abrir la puerta sin levantarte. Buscarás los medios para conseguir lo que buscas. Según las investigaciones de V. Venda y B. Lomov en materia de psicología ingenieril, el ser humano es un sistema que trabaja sobre la base de estados-objetivo, y ajustará sus acciones de forma iterativa para lograr ese estado-objetivo, esa visión del estado final. Ese estado-objetivo no es exactamente lo que en el mundo empresarial se llama un "objetivo". Cuando visualizas estás imaginando lo que vas a lograr. Puede ser que al final las cosas no sean exactamente como las visualizaste, pero al menos te sirve como guía para empezar a trabajar. Entonces la visión es como imaginar el futuro, y no exactamente un objetivo per se.
Esto es lo que en las empresas verdaderamente visionarias llaman "visión". Visión es imaginar el futuro de una manera inspiradora. Desafortunadamente este concepto se ha deformado en empresas no visionarias donde la visión es una verborrea aburrida que se resume en "vamos a obtener más ganancias", que si bien corresponde al deseo de un CEO, ni es inspirador, ni tampoco imagina el futuro en el mundo real, sino meramente una cuenta contable.
Si vas a cambiar el mundo, será mejor que imagines el futuro que quieres lograr. Para el que no sabe lo que quiere, cualquier camino es bueno.
La misión
Muchas empresas hablan de "misión" y diseñan otra retahila sosa que se resume en "vamos a obtener más ganancias". Así no funciona la misión cuando cambias el mundo. Tampoco funciona como en las operaciones militares, donde el piloto tiene como misión defender, espiar o destruir, o donde el soldado debe capturar una posición.
La misión es más una misión de vida. ¿Cuál es tu misión de vida? La mía es "cambiar el mundo". Dondequiera que voy, cambio el mundo, es más fuerte que mi, no es algo que planee. Seguro ya me debo haber acostumbrado. Es que no basta cn tener una visión, o todas las características que he descrito anteriormente. El sentido de propósito, un propósito superior a nuestra existencia en el mundo, donde se busca distribuir bienestar, es lo que te da vía libre para hacer lo que haces. Sin este sentido de propósito, lo que hagas te puede o no salir, y no tendrás la energía necesaria para arrancar o para llegar a buen puerto. Es que vas a dedicarle una buena tajada de tu vida a esa misión, así que más vale que valga la pena seguir el propósito.
Incertidumbre
Ahora agreguemos otro factor al problema de la puerta, la incertidumbre. Colocamos la silla de espaldas a la puerta, te vendamos los ojos, te ponemos a dar varias vueltas sobre tus pies en el mismo lugar, y te pedimos que abras la puerta, mareado. En lugar de ir directo a la puerta, empezarás a tropezarte con obstáculos y estarás tanteando repetidas veces las paredes y te das cuenta de que no conocías tu habitación tan bien como creías, hasta que finalmente, al cabo de un buen rato, abres la puerta.
La vida se parece un poco más a eso. Entonces al salir de la ruta casa-trabajo-casa, lo más probable es que te encuentres desorientado, sin saber adonde ir, tanteando aquí y allá, usando mucho más tiempo e intentos de los previstos, para obtener una manera de lograr abrir las puertas que ocupas que se abran para cambiar el mundo.
Hay quienes me preguntan cómo hice yo para cambiar el mundo, en los aspectos que lo he cambiado. Desafortunadamente no hay recetas absolutas para abrir puertas, pues unas habitaciones ocupan más pasos, otras tienen los objetos ubicados de forma distinta, las puertas nunca están en el mismo lugar en todas las habitaciones, ni tampoco ven en la misma dirección.
Cambiar el mundo no es distinto de abrir una puerta. Lo que varía es la escala. Igual que Luke Skywalker pensaba que levantar piedras con la mente era distinto de levantar una nave entera en el aire en el planeta pantanoso, así cambiar el mundo o abrir una puerta son cosas exactamente iguales. Y si no lo ves así, quizá debas desaprender lo aprendido. Dijo Luke "no puedo creerlo" y Yoda le contesta "por eso es que fracasas". La utopía es la visión de la puerta abierta, cambiar el mundo es el acto de ponerse de pie e ir a abrirla.
Cuando aprendas a cambiar el mundo, nada más trata de no dejarte llevar por el lado oscuro.