Ya saben ustedes que vivimos en una bonanza tan grande que atamos los perros con longanizas y la renta fija no paga, sino que cobra. Por si no queda claro, que la renta fija tenga rentabilidades negativas significa que usted paga por prestar el dinero durante unos años, y a eso le llamamos invertir.
Claro que explotará, no tenga ninguna duda, y la cuestión ni siquiera es cuándo (nadie lo sabe), sino qué pasará después. Si tiene usted un fondo tradicional, lo más probable es que esté expuesto al pinchazo. Mientras tanto y si hay suerte el dinero habrá ido a la renta variable, dado que no queda ninguna otra alternativa tradicional, y quizá se haya podido beneficiar. Ya lo habrán visto en Europa el primer trimestre, que ha despertado de un salto
gracias a la inyección de Draghi.
Pero cuando esto explote se desencadenará una serie de consecuencias:
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Subida de tipos: Será el desencadenante, despertándonos del sueño de bonanza en que vivimos. Se acabó la deflación, como mínimo.
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Normalización de spreads: Los bonos basura tendrán que pagar 5x a 7x lo que pagan ahora para encontrar comprador.
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Caída de precios (la otra cara de la moneda): Los tenedores de bonos quedarán atrapados a vencimiento, ya que si venden realizan una minusvalía importante.
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Caída de la renta variable: En cuanto la renta fija pague (algo) el dinero saldrá de bolsa, y los excesos se corregirán. Las cargas financieras subirán de nuevo, y todas las valoraciones se revisarán bruscamente.
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Subida del oro: Es la única cobertura frente a la inflación que tiene el consenso de mercado.
No tengo opiniones apocalípticas del tipo aprendan a cazar y compren una casa junto a un río, pero estamos jugando a un juego muy peligroso que no nos va a salir gratis. No tengo ninguna duda de que estamos en una burbuja de renta fija, donde está el 60% del dinero del mundo, y por eso creo que hay que ser prudente y no esperar hasta el final.
Estén atentos a comprar oro y compañías de riesgo sistémico, y utilicen coberturas para su renta fija: les harán falta.