Miércoles por la mañana. Moscú. Dos grados. Las próximas horas el termómetro escalará hasta los típicos ocho grados de la primavera moscovita. Las mismas horas en las que, en una sala del Instituto Estatal para las Relaciones Internacionales estará hablando un joven griego sin que parezca que le importen mucho sus escasos 41 años. Se llama Alexis y desde enero actúa como lo que es. Primer ministro de Grecia. De forma acertada o desacertada, eso es algo que sabremos sólo con el transcurrir del tiempo.
Empieza su charla queriendo romper el hielo. Les dice a los asistentes que “sólo contando con Rusia seremos capaces de construir una nueva arquitectura para la seguridad en Europa”. Lo ha roto (el hielo). Un auténtico revés político contra los intereses que se han estado desplegando en Occidente (y también lo que no es occidente). Sí. Parece que la primavera árabe ha cruzado el Mediterráneo.
Las palabras de Tsipras se hacen eco del mensaje del Kremlin, que ha venido defendiendo una alianza para la seguridad en Europa (en detrimento, claro está, del Tratado del Atlántico Norte –OTAN-). El problema radica en que muchos de los países de Europa ven a Rusia como parte del problema de la seguridad, mas que la solución. Me pregunto por qué será.
La cuestión es que el viaje de Tsipras a Moscú ha preocupado y mucho a ciertos lideres de la UE, que (según me cuentan) ven en esta acción un intento, por parte del Kremlin, de crear divisiones dentro de la Unión. Tsipras ha respondido a las críticas por su viaje, recordando que “Grecia es un estado soberano ejerciendo su libertad de perseguir las alianzas que mas le convengan”. Por si no había quedado claro a sus señorías de la UE, creo que ahora sí caerán en la cuenta del nuevo lenguaje. Claro, directo y, si es necesario, enfrentado. Cosas de la edad, supongo. Al fin y al cabo, no le falta razón al amigo Alexis en su contrarréplica. ¿Acaso no han estado recientemente Ángela y Françoise en Moscú?
Por su parte, y como cabía esperar en esta magnífica representación, Vladimir recibió a Tsipras con todos los honores y con una afectividad poco frecuente. Le regaló personalmente un icono religioso ortodoxo. ¿Quieren un aspecto morboso? El portavoz del Kremlin, Dimitry Peskov, comentó a los medios que dicho icono, que representa a San Nicholas y San Spyyridon, fue robado por los nazis en Grecia, y que fue recientemente comprada por un magnate ruso a los descendientes de los oficiales alemanes. Muy adecuado en estas fechas.
Por supuesto, Putin negó que pretendiera usar a Grecia a modo de Caballo de Troya para acceder al interior de las murallas de la Unión y generar la discordia entre sus miembros. Al menos, en lo que se refiere a la política de sanciones que la Unión mantiene sobre Rusia. Pero, ¿acaso se nos menciona en la Eneida de Virgilio que los griegos anunciaran sus planes de usar un mamífero perisodáctilo para asaltar la ciudad del rey Príamo? Sí. Está claro que el Kremlin estaría cortejando todas las fuerzas disponibles en Europa con el fin de encontrar un aliado con poder de veto dentro de la UE, especialmente en tiempos de tensiones.
De hecho, el ministro ruso de exteriores anunció esta semana que Moscú ve factible levantar la prohibición a la importación agrícola para Grecia, Hungría y Chipre (manteniéndola para el resto de países de la UE, como respuesta a las sanciones que ésta impuso a Rusia). Tsipras ha afirmado, durante su viaje, que dichas prohibiciones en Rusia para importar productos de la UE han supuesto un duro golpe para la economía griega. A ello, Putin sugirió que “es el momento para la UE y Rusia de finalizar el régimen de sanciones, y poder, de esta manera, levantar los límites a la importación”. Sin duda, hoy está mas cerca de conseguirlo.
¿Se está alejando Grecia de Occidente y acercándose a un “aliado” mas benévolo? ¿Un nuevo acreedor? El timing no ha pasado desapercibido a nadie. La extensión del rescate expira en Junio y es un secreto a voces que Grecia necesita un tercer rescate. Lo cierto es que un préstamo de Rusia (o incluso de China) parecería una alternativa mas favorable para Atenas, antes que cualquier rescate de la Eurozona con sus “impopulares” medidas anexas.
¿Puede encontrar Grecia un apoyo en Rusia? Por supuesto. Grecia estaría buscando un gas mas barato, un aumento de las inversiones rusas (que no préstamos) y, como no, el retorno de los turistas rusos (que tan intensamente ayudaron a impulsar el sector). Moscú, como contrapartida, busca obtener ese aliado con poder de veto dentro de la UE.
No nos desviemos. La pregunta sigue retumbando en nuestras cabezas. ¿Romperá Grecia con Occidente y las regulaciones basadas en los principios de la austeridad? ¿Optará por financiación rusa? ¿Saldrá del Euro? ¿Cumplirá en tiempo y forma con sus obligaciones? Todo parece apuntar en esta dirección.
Desde el triunfo en las elecciones de enero, quedó patente la intención del nuevo gobierno de Atenas de forjar nuevos vínculos con Moscú. A las 24 horas de la victoria electoral, la primera visita oficial del flamante nuevo premier griego fue al embajador ruso. El contacto con Ángela vino dos días después, y fue a través de un telegrama. Por su parte, el nuevo exchequer heleno, Nikos Kotzias, cuestionó inmediatamente la lógica y la efectividad de las sanciones de la UE a Rusia. Incluso la última encuesta de opinión en Grecia (Pew Research Center), concluyó que el 63% de los Griegos mantiene una opinión favorable sobre Rusia. Quizá haya ayudado que Putin haya revisado las condiciones del préstamo concedido a Chipre por valor de €2.5bn (eso sí, a cambio de que Anastasiades haya concedido acceso a sus puertos a la flota rusa).
Complejo ¿verdad?. Sin embargo, yo también creo que será muy difícil para Grecia distanciarse de la UE y de la OTAN. Al fin y al cabo, y a pesar de la victoria de Syriza, “Grecia pertenece a Occidente” (tal y como reza el dictado de uno de los mayores hombres de estado que ha habido en Grecia, Constantinos Karamanalis. Primer ministro durante tres legislaturas y opositor al régimen de los coroneles). Sí. Grecia está fuertemente arraigada a Europa (occidental) y no creo que debamos ver, aún, ninguna amenaza a raíz de este viaje de Tsipras.
Al fin y al cabo, Tsipras se está viendo presionado por las facciones mas izquierdistas de su partido y un electorado resentido. Su viaje, en cierto modo, tiene sentido.
Y no olvidemos que la hay otras cartas para jugar (antes que la carta rusa). La carta Europea sigue ahí. Si bien es cierto, es evidente que la frustración entre los líderes europeos es ampliamente compartida, y el humor –y la paciencia- se estaría enrareciendo, lo que asusta a algunos analistas. Alguien cercano a la CDU de Merkel nos dijo el otro día que Ángela estaría totalmente exasperada y que se estaría quedando ya sin ideas sobre como ayudar a Grecia. Ángela, como pragmática (antes que idealista) valorará cuidadosamente si su partido, y su electorado, darán respaldo a un tercer rescate. Como Tsipras, ella también está muy presionada. EN su caso, por los elementos mas conservadores de su partido (CDU), y los Euroescépticos de la AfD.
A pesar de ello, yo creo que sí. Que Ángela será capaz de convencerlos y que la disposición de ayudar a Grecia persistirá, ya que, de lo contrario, eso significaría que muchos años de esfuerzo y dinero de los contribuyentes gastados en impulsar a Grecia, no habrán servido para nada.
Quizá por ello, Tsipras se mostró tan confiado en su reunión con las autoridades rusas. Consciente de la necesidades de las tres partes (Grecia necesita dinero. Rusia necesita el veto de Grecia y Europa necesita no perder lo prestado), quizá esté disfrutando de lo que él ve como un “win-win”.
Sí. En cierto modo, el caballo de Troya ha entrado en la ciudad. Pero en su interior lleva poca pólvora de momento. Todo muy contenido. Quizá sea lo mejor, ya que los mercados precisan de esa tranquilidad negociada.
Tranquilos pues.