En anteriores ocasiones ya hablamos sobre el pacto de socios que deben acometer emprendedor e inversor en el caso de que finalmente acuerden cooperar juntos. En esta ocasión vamos a centrarnos en un elemento fundamental de ese pacto, la valoración de la empresa.
La valoración de la empresa es fundamental. Desde el punto de vista del emprendedor implica definir cuánto vale su empresa e intentar que concuerde con las necesidades de financiación existentes. Por parte del inversor, en cambio, la valoración es fundamental para poder pensar en términos de rentabilidad de la inversión.
Sin embargo, una tarea de semejante importancia para cerrar el pacto de cooperación necesario puede convertirse en una ardua tarea. Rara vez el emprendedor se ha preocupado de valorar su empresa previamente a la aparición de esa oportunidad de financiación ya que ha estado más preocupado en desarrollar la idea, dar los primeros pasos, encontrar clientes o simplemente buscar alternativas de financiación.
Hoy os traemos algunos consejos que pueden serviros de ayuda:
¿Quién fija el valor de mi empresa?
En primer lugar hay que tener claro que el valor de mercado de tu empresa es precisamente eso, el valor que el mercado fija por tu empresa, por lo que si los inversores la valoran en una determinada cantidad tras su análisis del proyecto, probablemente sea porque realmente tu idea vale eso.
Sin embargo, la actuación del emprendedor durante las negociaciones también puede condicionar en gran medida el valor final acordado con el business angel. Por ejemplo, asesorarte acerca del valor en el mercado que tienen otras empresas de tu sector en el mercado puede ayudarte a determinar el rango de valor en el que puede encontrarse tú empresa. Si además logras justificar porque tú empresa es mejor que otras empresas comparables del mismo sector podrás basarte en su valoración para conseguir cifras superiores. Para asesorarte puedes valerte de abogados, contables, asesores financieros u otra gente más capacitada o experimentada para conocer y valorar tu idea.
Otro paso fundamental del que ya hablamos aquí es el de elaborar lo más realista y cuidadosamente posible unas previsiones financieras que permitan mediante los métodos de valoración existentes fijar un valor aproximado de tu empresa. Las previsiones que hagas determinarán que se espera de ti en caso de que finalmente el acuerdo llegue a buen puerto.
¿Por qué es importante tener claro el valor de mi empresa si finalmente es el mercado quien va a decidir lo que me ofrece?
La razón reside en que si tus necesidades de financiación o tú valoración de la empresa es bastante alta, es conveniente que expongas la cantidad en primer lugar ya que dicha cifra servirá de punto de partida para la negociación, siempre que sea una cantidad justificada. Es algo psicológico pero una cantidad alta, siempre bien fundamentada anclará las cifras que se propongan en la negociación en torno a esas cantidades.
En todo caso, al final es el emprendedor el que decide qué decisión tomará.
¿Qué factores influyen en la valoración de mi start up?
Los factores que determinarán el valor de tu proyecto dependen en gran medida de la actividad y el sector en el que se encuadren, sin embargo, pueden enumerarse algunos factores que, como regla general, se valoran:
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La rentabilidad: Los inversores no van a valorar lo atractiva o innovadora que sea tu idea si no piensan que es capaz de generar rentabilidad. Está claro que un business angel puede llegar a implicarse en el desarrollo de proyecto mucho más que un inversor tradicional, sin embargo, no deja de pensar en tú empresa en términos de inversión, es decir, busca obtener determinada rentabilidad. Por tanto, los inversores valorarán tu empresa en función de si ya es rentable, los años que necesita para ser rentable, etc.
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Los clientes: Muchas start-ups, especialmente las relacionadas con las redes sociales e internet, se valoran por la masa crítica de usuarios que han sido capaces de crear al margen de la rentabilidad que han podido obtener de tales usuarios. Un buen ejemplo de ello es Facebook donde la búsqueda de ingresos ha sido posterior a la formación de una audiencia incomparable a nivel mundial.
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El crecimiento de la empresa: Está relacionado con los dos factores anteriores. El potencial de la inversión reside en que el negocio sea capaz de crecer de forma rápida y aumentar el valor de la empresa, por lo que será fundamental destacar el potencial de crecimiento de la empresa para obtener una buena valoración.
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El equipo: La experiencia dentro del mundo del capital semilla es que un factor de éxito casi tan importante como la idea es el equipo que pretende llevarla a cabo. Siendo esto así, la impresión que el inversor tiene del equipo de emprendedores es una parte más de la valoración por lo que será clave que se cuide la actitud y presentación del equipo tanto como la de la idea.
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Existen otros muchos factores sobre los que hacer pivotar una valoración de la empresa y cual sea más adecuado dependerá de la naturaleza de la empresa: El tamaño potencial del mercado, la posición de liderazgo en un sector, la innovación, la facturación actual y futura o incluso la química entre inversor y emprendedor pueden ser factores que acaben condicionando el valor de la empresa.
Debe ser una valoración justa
Tanto en el caso de que se trate de una venta total de la start up, como de una operación de venture capital es fundamental ser honesto con la valoración de la empresa y que los datos que la fundamentan sean veraces para llevar a buen término la operación.
En el primer caso, si la venta es total hay que ser consciente de que lo habitual en un proceso de M&A es que existan procesos de due diligence para comprobar la veracidad de los datos utilizados en la negociación y la situación real de la empresa.
Más importante si cabe es hacer una valoración adecuada a la realidad en el caso de operaciones de venture capital. En este caso, al margen de lo anterior, la relación no concluye con la compra de una parte del capital social de la start up sino que lleva aneja una estrecha colaboración entre business angel y emprendedor, por lo que si las valoraciones y previsiones no hubieran sido realistas se creará un ambiente de trabajo complicado y los inversores no acudirán a nuevas rondas de financiación ante la pérdida de credibilidad del inversor.
