En uno de los últimos boletines económicos publicados por el Banco Central Europeo, la institución monetaria hace un análisis sobre la experiencia europea con los tipos de interés negativos en el periodo que va desde el año 2014 hasta el 2019. Los tipos negativos se empezaron a aplicar debido a las presiones deflacionistas en las que estuvo inmersa la eurozona durante el año 2014 pero pronto se introdujeron en el paquete de medidas habituales utilizadas por el BCE. En la actualidad, la facilidad de depósito, el tipo de interés de referencia para la política monetaria en Europa, se sitúa desde el 2019 en un -0,5%. A continuación, se resumen las principales conclusiones a las que llega el estudio.
En relación con los canales de transmisión de los tipos negativos a la economía real, desde el informe se destacan principalmente dos. El primero de ellos tiene que ver con el aumento del crédito bancario. De acuerdo con este, la disminución de los tipos de interés se materializa en una reducción de los costes de financiación bancaria lo cual conlleva un aumento de la oferta de crédito por parte del sector bancario. En segundo lugar, la reducción de los tipos de interés a corto plazo tiene repercusiones a lo largo de toda la curva de tipos haciendo que los tipos de interés de los activos con mayores rendimientos también se reduzcan debido a los cambios en la composición de las carteras. La disminución de los rendimientos de los activos a corto plazo hace que los inversores reajusten sus carteras incrementando la demanda de activos de mayor vencimiento y rentabilidad, haciendo así que los tipos de interés a medio y largo plazo también se reduzcan. Tal y como se muestra en los datos aportados en el documento, los tipos negativos han contribuido a incrementar el crédito bancario a la economía real en un 0,7%, un 0,3% del anterior incremento ha ido dirigido a las empresas. Con relación a estas últimas, se indica también que aquellas que contaban con altos niveles de liquidez, dada la penalización que suponen los tipos negativos, han incrementado sus inversiones no financieras en un 1%. En lo relativo a la curva de tipos, la disminución de 50 puntos básicos de la facilidad de depósitos se ha traducido en una disminución de 130 puntos básicos en el tipo de interés de referencia a largo plazo, a lo largo del periodo estudiado.
En el informe hace también referencia a los efectos perjudiciales de los tipos negativos sobre la rentabilidad bancaria, la estabilidad financiera y las mayores tenencias de efectivo. Para la evaluación del impacto sobre la rentabilidad del sector bancario se han tenido en cuenta los efectos positivos y negativos derivados del nivel actual de tipos de interés. Los bancos, han conseguido beneficiarse de los actuales tipos debido a las transitorias ganancias de capital a consecuencia del incremento de la valoración de sus activos y a los efectos de los tipos de interés sobre la economía, que se han derivado en un menor nivel de provisiones bancarias y unos mayores volúmenes de intermediación crediticia. Los efectos perjudiciales se han producido principalmente por que la disminución de los tipos de interés ha comprometido la transformación de plazos[1], principal actividad del sector bancario europeo. Junto a estos efectos, el impacto de las Targeted Long Term Refinancial Operations y del sistema tier-two también se han considerado. Teniéndose en cuenta todo lo anterior se observa que no han existido grandes efectos sobre los ingresos bancarios netos por intereses pudiéndose así afirmar que los tipos negativos han tenido un impacto neutro sobre la rentabilidad del sector.
Por lo que respecta a la estabilidad financiera, no existe evidencia de que se haya producido una mayor asunción de riesgos por parte del sector bancario a consecuencia de la búsqueda de mayores rendimientos. El informe indica además que los tipos negativos tampoco han tenido efectos importantes sobre los incrementos de la deuda privada y la valoración de los activos financieros. También indica que se han producido algunas consecuencias negativas sobre el mercado de la vivienda pero que están siendo adecuadamente tratadas haciendo uso de políticas macroprudenciales nacionales y supranacionales. Asimismo, destaca una mejora en relación a la sostenibilidad de la deuda derivada de los intereses negativos.
En el caso de la mayor preferencia de efectivo por parte de los agentes económicos se indica que actualmente esta situación no se está produciendo. Se señala que el incremento de las tenencias de efectivo por parte de los agentes económicos no se ha producido ya que los bancos no han trasladado los tipos negativos a los depósitos minoristas. A pesar de esto, se establece una diferencia con respecto a la situación de los bancos ya que, para estos, sí que se ha observado una mayor tenencia de efectivo que se explica por la penalización que los tipos negativos conllevan sobre las reservas bancarias.
A la vista de lo anterior se puede decir que, hasta el momento, la experiencia europea con los tipos negativos ha sido positiva. Si bien es cierto que los tipos negativos han tenido un tímido efecto sobre el crédito bancario, estos han contribuido a la mejora de las condiciones económicas y por lo tanto al objetivo de la estabilidad de precios. A pesar de esto, los autores indican también que la utilización de tipos de interés durante un mayor periodo de tiempo podría traer aparejadas consecuencias negativas para el sector bancario.
[1] La transformación de plazos describe una de las principales actividades del sector bancario a partir de la cual los bancos captan depósitos (pasivos) a corto plazo para la concesión de préstamos (pasivos) a largo plazo.