La especie humana tropieza tropecientas veces en la misma piedra (en este caso, burbuja). Se dice que el que no conoce la historia está condenado a repetirla, pero en el caso de las burbujas es una verdad sangrante.
La humanidad ha sufrido burbujas de todos los colores, desde la de los Tulipanes, pasando por la Compañía de los Mares del Sur, la punto com, inmobiliarias, etc. Sólo por citar algunas de las importantes.
Antes de entrar en la burbuja que nos ocupa en este post, voy a contaros un caso gracioso que presencié en directo.
En plena fiebre punto com, la gente iba desesperada buscando algún valor de tecnología o comunicaciones que no se hubiera multiplicado para comprarlo. Y el consejo de administración de IB-MEI, en el que debería estar algún "espabilao", se le ocurrió cambiarle el nombre, bautizando la empresa con el deseado nombre de TECNOCOM. Palabra mágica compuesta por TECNO de tecnología y COM. Al leer ese nombre, la gente no pudo resistir la tentación, provocando la subida que podéis ver a la izquierda del gráfico. Luego se puede apreciar que el cambio de nombre no produjo un aumento de los beneficios, y todo volvió a su cauce.
LA BURBUJA ACTUAL
Ahora estamos inmersos en la mayor burbuja jamás conocida. Esta burbuja no se conformará con arruinar a los especuladores novatos como las otras burbujas. Ésta dejará en cueros a gente que nunca ha comprado un título en bolsa ni le gusta arriesgar el pan de sus hijos. Ésta dejará a ancianos sin pensión y a huérfanos sin comida.
Porque, como dije en este post, todos tienen bonos del estado y no lo saben (incluidos los que van a los comedores sociales).
El bono USA a 30 años está cotizando a precios de risa (da risa ver precios tan caros que se corresponden a unas rentabilidades muy pequeñas). Da risa poner 150.000 $ para comprar algo, que te garantiza que dentro de 20 años el estado (si existe) te devolverá 100.000 $.
Si, además, tenemos en cuenta que la mayoría de esos bonos los está comprando la FED y que tarde o temprano subirán los intereses, los Estados Hundidos no podrán pagar ni los cupones. La otra opción será poner la maquinita a imprimir a destajo, para devolver los 100.000 $ devaluados. Lo que está claro es que los que compren estos bonos a este precio, dentro de 20 años no podrán comprar lo que podrían comprar ahora con ese dinero. A esa tontería se le llama rentabilidad real negativa, pues no cubre ni la inflación.
Lo que más risa da es que esos bonos se compran como un refugio para preservar el dinero ante la borrasca.
Los que decidan ponerse cortos con estos bonos tienen suerte. Al hacer el roll over cobrarán alrededor de 1000 $ por contrato, si las cosas no cambian.
Teniendo en cuenta que los locos hacen locuras, y que en las burbujas es muy difícil acertar el techo, lo mejor sería ponerse cortos con CFDs, cuyo tamaño es pequeño y se pueden hacer varias ventas con el fin de acercarse al techo.
Dejo unos vídeos sobre la locura de los tulipanes para hacer boca y pasar un domingo de crisis sin gastar un duro. Los que crean que los futuros son una cosa moderna podrán comprobar que ya se usaban en esa época.