Al contrario de lo que pueden creer muchas personas, los países de todo el mundo, incluido España, no se financian exclusivamente vía impuestos, sino que cuentan con más herramientas a través de las cuales obtienen el capital que necesitan.
Entre estos instrumentos, en el caso de España, se encuentran las
letras del Tesoro, las
obligaciones y los
bonos del Estado, emitidos por el propio Gobierno y que pone a disposición del público general. Hoy nos centraremos únicamente en los bonos del Estado.
Antes de comenzar, es fundamental comprender qué es un activo de
renta fija y en qué se diferencia de uno de
renta variable. Expliquemos brevemente: un activo de renta fija es una
especie de préstamo que emite un agente económico con el objetivo de obtener un determinado capital con el que financiar su actividad.
El emisor recompensará a todo aquel que adquiera los títulos que ha emitido mediante el pago de una cierta cantidad de dinero. Por lo general, estos
cupones se pagan de forma anual. Además del pago de estos cupones, el emisor se
compromete a devolver el capital que inicialmente le prestó el inversor en la fecha de vencimiento del título. Ahora sí, expliquemos en qué consisten los bonos del Estado.
¿Qué son los bonos del Estado?
De forma breve, los bonos del Estado son unos títulos de renta fija que emite el Gobierno para financiarse. Al igual que las empresas, el Estado puede poner a disposición del público general parte de su deuda para que los inversores la adquieran y obtengan unos rendimientos por ello.
Como se suele decir, es un win-win: el Estado consigue la financiación que necesita para acometer sus diversos proyectos o sufragar determinados gastos. Asimismo, el público invierte su dinero en estos títulos y a cambio recibe periódicamente una determinada cuantía prefijada.
El Estado suele emitir bonos para cubrir su déficit. Pero vale mencionar que la autoridad monetaria puede utilizar estos instrumentos como herramienta para controlar la masa de dinero. Cuando se recompran los bonos, la liquidez en moneda local aumenta porque los tenedores de los bonos reciben fondos.
Los fondos recibidos pueden ser invertidos o gastados. Además, cuando el dinero se deposita en los bancos, estas instituciones pueden otorgar más financiamiento a empresas y particulares, impulsando la actividad económica.
Respecto a lo anterior, debemos tomar en cuenta que en España la política monetaria es determinada por el Banco Central Europeo (BCE). Sin embargo, en Estados Unidos, por ejemplo, es la
Reserva Federal (FED) la encargada de este asunto.
Ejemplo de bonos del Estado
Para verlo más claro, pongamos un ejemplo: el Estado emite unos bonos a un precio de 100 €, cada uno con la promesa de que pagará 2 € cada año a todo aquel que los adquiera. Así, el inversor que esté interesado en adquirir estos títulos deberá pagar por ellos el precio establecido en el momento de la emisión (100 €) y, a cambio, el Estado le recompensará con 2 € cada año durante el plazo prefijado.
Cuando llegue el final de dicho período, pongamos cinco años, el emisor (el Estado) deberá reembolsar al inversor la cuantía que este le pagó el día de la emisión por obtener sus bonos (los 100 €).
Diferencia entre bonos, letras del Tesoro y obligaciones
Los bonos guardan importantes diferencias que hay que tener en cuenta con respecto a las letras del Tesoro, que es otro de los instrumentos que utilizan los Estados para financiarse.
Las letras, en España, se emiten para plazos inferiores a dieciocho meses y, además, no reparten cupón. Las Letras del Tesoro se emiten al descuento, es decir, a un precio inferior a su nominal, con el fin de devolver exclusivamente dicho nominal al inversor en el momento del vencimiento.
Los bonos del Estado se emiten para unos plazos determinados: tres y cinco años. Y en este periodo de vencimiento también reside la única diferencia entre los bonos y las obligaciones del Estado, pues estas últimas se emiten a diez, quince, treinta y cincuenta años.
En resumen, las letras son de más corto plazo, los bonos son de mediano plazo, hasta 5 años, y las obligaciones son de largo plazo, pudiendo ser emitidas hasta a cincuenta años.
Formas de tener acceso a los bonos y obligaciones del estado
Tanto a los bonos como a las obligaciones se puede tener acceso mediante dos vías:
-
Mercado primario: El inversor obtiene los títulos directamente del propio emisor en el momento de su emisión. En este caso, se adquieren a través de subastas, un método por el cual los inversores pujan por conseguir el mejor precio de la operación. El nominal mínimo que se puede solicitar en cada subasta son 1.000 € y las peticiones superiores deberán ser de múltiplos de 1.000.
-
Mercado secundario: En este caso, el inversor adquiere títulos ya emitidos a otros inversores, sin necesidad de acudir a la emisión. Estos bonos, una vez que son emitidos, se convierten en valores negociables que los inversores pueden intercambiar libremente en los mercados, y cuyo precio lo fija la oferta y la demanda.
¿Tienen riesgo estos títulos?
La respuesta a esta pregunta es que sí. El principal riesgo al que están sometidos estos títulos es al riesgo de crédito, es decir, a que el Estado no cumpla con sus obligaciones de pago con los inversores. Y aunque creamos que solo pueden ser insolventes las compañías, la historia nos ha ofrecido numerosos ejemplos de países que quiebran y no pueden hacer frente a sus deudas.
Por lo general, aunque varía en función del país, el
Estado suele tener menor riesgo que las empresas, por lo que la
rentabilidad que generan sus títulos es inferior con respecto a las compañías. Recuerda siempre la ecuación fundamental de la inversión:
a mayor riesgo, mayor rentabilidad, y viceversa.
Los bonos se caracterizan por su escaso riesgo, aunque depende también del país del que hablemos. El nivel de riesgo de cada emisor lo fijan las llamadas
agencias de calificación o rating, las cuales, en función de determinados indicadores, publican la calidad crediticia con la que cuenta cada nación.
A mejor rating, menor riesgo y menor rentabilidad exigida.
Tipos de riesgos más importantes
Los bonos no solo cuentan con el riesgo de impago, sino que podemos encontrar algunos otros riesgos relevantes. A continuación, adjuntamos los cuatro más importantes:
-
Riesgo de tasa o tipo de interés: A los precios de los activos de renta fija les impacta de lleno las variaciones que se producen en los tipos de interés. Es lo que se conoce como sensibilidad a los tipos de interés, por la que cuanto más suban los tipos, más cae el precio del bono (y viceversa). No obstante, este riesgo afecta únicamente en el caso de que el inversor quiera deshacerse de los títulos antes de su vencimiento.
-
Riesgo de inflación: Es otra de las principales fuentes de riesgo de la renta fija. Una escalada en el costo de vida origina un deterioro -una pérdida de valor- de los flujos fijos prometidos por el emisor. Los euros del cupón pagados por el bono dentro de cinco años valdrán menos que los mismos euros pagados hoy.
-
Riesgo de liquidez: Una vez que los títulos se negocian en los mercados secundarios, puede darse el caso de que sean poco líquidos al no contar con suficientes órdenes de compra y venta. Ello puede implicar que no sea fácil adquirirlos o venderlos en el mercado.
-
Riesgo cambiario o de tipo de cambio: Las inversiones en divisas extranjeras cuentan con un riesgo añadido a la hora de convertir el resultado de esa inversión en la divisa nacional del inversor. Ello, debido a la fluctuación continua de los precios de las monedas (los tipos de cambio).
Ventajas y desventajas de los bonos del Estado
Las principales ventajas de los bonos del Estado, para el inversor, son:
- Son adecuados para un agente con poca tolerancia al riesgo porque la posibilidad de impago es pequeña.
- Pueden ser revendidos en el mercado secundario.
- No solo se puede acceder a ellos comprándolos directamente, sino también a través de fondos de inversión (que inviertan a su vez en ellos) o ETF.
Sin embargo, también debemos señalar algunas desventajas:
- Pagan un tipo de interés bajo, en comparación a otras alternativas de inversión.
- Están sujetos a los riesgos mencionados previamente, ligados a la inflación y al tipo de interés, por ejemplo.
- Si bien son activos seguros, esto no significa que no existan países que puedan caer en impago.
Vías para adquirir bonos del Tesoro en España
Veamos rápidamente a través de qué vías podemos adquirir un Bono del Tesoro en España.
- A través de la web del Tesoro Público.
- En cualquier oficina del Banco de España.
- A través de cualquier entidad financiera, así como de agencias y sociedades de valores.
Los bonos del Estado más seguros
Los bonos del Estado más seguros son aquellos emitidos por el Tesoro de Estados Unidos. Estos tienen la calificación más alta de
calidad crediticia (
AAA), es decir, prácticamente no hay posibilidad de impago al inversor.
Los bonos del Tesoro estadounidense se consideran activos libres de riesgo. Son emitidos a un plazo de entre 10 y 30 años, pagan cupones de forma semestral y su valor nominal es de 1.000 $.
El Gobierno estadounidense también emite bonos de ahorro del Tesoro. Estos son de más largo plazo (pagan intereses por treinta años, según las fuentes oficiales).
Asimismo, existen en Estados Unidos las notas del Tesoro, que ofrecen vencimiento en dos, tres, cinco, siete o diez años.
Finalmente, tenemos los valores del Tesoro protegidos contra la inflación, mejor conocidos como TIPS por su nombre en inglés (
Treasury Inflation-Protected Securities). Estos se caracterizan porque el principal se ajusta a la inflación, por lo que los intereses pagados periódicamente también varían, dado que el monto se calcula en función del principal.
*No solo el Estado emite deuda en España, también pueden existir emisiones de las Comunidades Autónomas (existen bonos autonómicos) y los ayuntamientos. Estas operaciones suelen tener un aval del Estado español.