El antiguo presidente de la Bolsa de Valencia hace una descripción minuciosa de los organismos internacionales, de los motivos para los que fueron creados y de su manifiesta incompetencia para llevar a cabo dichos planes.
La función real de estas instituciones es mantener el modelo económico absurdo y trasnochado que ya ha demostrado sobradamente su inutilidad. Un modelo quebrado que se empeñan en mantener embalsamado mientras llevan a la población mundial al precipicio en una temeraria huida hacia adelante.
Como he comentado anteriormente, los amos del mundo han robado más dinero del que existe. Y como no salen las cuentas, la mejor solución es romper la baraja y empezar de nuevo. El riesgo de la basura tóxica que se gestó en los bancos de inversión se ha ido trasladando hasta llegar a los bancos centrales (por los amigos se hace lo que sea). Lo de cambiar la bolita de sitio es un truco viejo que sigue dando buenos resultados.