En el comienzo de la segunda quincena de junio 2021 y a una semana vista de un verano evocador de turismo, deporte, cultura y naturaleza recordamos el recientemente clausurado Foro “Ciudades Patrimonio, Ciudades de Cultura” celebrado en Alcalá de Henares los días 14 y 15 de junio. Tal y como se ha señalado en este Foro, conviene recordar que el el turismo y la hostelería supone el 15% del PIB de España, así como el 12% del empleo, unos tres millones de personas. De esa importante aportación a la riqueza nacional casi nada menos que la cuarta parte, el 3,4% es procedente de sectores relacionados con la cultura.
En este contexto hemos creado recientemente la “Asociación en defensa de la Bicicleta de Montaña y sus rutas de Cultura y Naturaleza”, que busca la potenciación y sinergia del deporte de la bicicleta de montaña (BTT, MTB) con el turismo, la hostelería, la cultura y la naturaleza con una visión de largo plazo conectada con la movilidad sostenible y la Europa Social de los Ciudadanos.
Dentro del sector del turismo y la hostelería, relacionado con el deporte, la cultura y la naturaleza hay muchos aspectos a potenciar y a desestacionalizar que pueden suponer un importante avance en su importancia. Para el caso de Aragón, el turismo y la hostelería vienen a representar cerca del 8% del PIB, ocupa a unos 40.000 trabajadores con empleo directo y un volumen de negocio de 5.000 millones de euros, bastante por debajo de la media nacional en todo tipo de magnitudes si las ponemos en relación con una población que representa el 3% del total nacional.
Por señalar algunas rutas a potenciar en este contexto, nos parece muy adecuado empezar esta mini-serie con el valle del Aragón, valle de Aruej en la Edad Media, sobre el que recientemente he escrito una novela de fabulación histórica ambientada en el siglo XI. En esta ocasión, simplemente a modo de ejemplo, reseñamos brevemente la ruta que recorre el valle de la Garcipollera, entrando en el valle por Castiello de Jaca, entre las localidades de Jaca y Villanúa, ascendiendo por la margen derecha del río Ijuez en coche o mejor en bicicleta de montaña o practicando senderismo. Pasaremos por Bescós de la Garcipollera y el despoblado de Acín, siempre con frondosa vegetación y bosque fundamentalmente de pinos, pudiendo llegar hasta la Ermita de Santa María de Iguácel, joya del Románico siglo XI. A lo largo de la ruta posibilidad de observar un auténtico paraíso ornitológico de herrerillos, cárabos, lavanderas, carboneros, así como también arrendajos y milanos reales, entre otras especies.
Luis Ferruz Agudo / Escritor y economista /