Energía y precios -IV: Competitividad industrial amenazada
El precio de las diversas fuentes de energía, sobre todo algunas como la energía eléctrica, sigue y sigue subiendo, sin freno ni control. Todas las medidas que se toman resultan neutralizadas en cuestión de días por una escalada sin precedentes que afecta no sólo a los consumidores sino también a las empresas y a los equilibrios macroeconómicos y macrofinancieros globales con la inflación como gran protagonista y foco de la Política Monetaria, muy revuelta en estos días en cuanto a decisiones a tomar por los Bancos Centrales y Supervisores de Mercado en las próximas semanas y meses.
Las empresas tienen con sus productos y servicios que venden en mercados competitivos componentes financieros fundamentales como son los flujos de caja por pagos y cobros derivados de su estructura de costes y de sus ventas. En este contexto, el precio de la energía está haciendo subir la cuantía total del precio de coste, mientras que los ingresos por ventas pueden no tener apenas elasticidad en cuanto a poder subir absorbiendo dichos costes, es decir mientras que los costes suben los precios de venta no pueden hacerlo al mismo ritmo o incluso no se pueden transmitir apenas al mercado, por lo que la producción puede hacerse no competitiva o incluso inviable. Esto es lo que está empezando a ocurrir en las empresas, sobre todo en el sector industrial y la primera gran compañía que para actividad parcialmente es la siderúrgica Sidenor en su planta de Basuri, que lo irá extendiendo al resto de sus plantas industriales en el País Vasco, pero también en Cantabria y Cataluña, concretamente de aquí a fin de año suspende el 30% de la programación productiva.
El aumento de costes de la electricidad ha sido para esta empresa, así como otras que previsiblemente le seguirán, del orden de un 300 por 100 con respecto al año pasado, todo lo cual ha incidido en un aumento del precio de coste total de 200 euros por tonelada producida, lo que significa un 25% del total de costes, que de ninguna manera se puede trasladas al precio de venta, que en estas condiciones es menor que el precio de coste por lo que la empresa entra en pérdidas a nivel del actual margen básico de precio de venta menos precio de coste. La previsión para el resto del año no es precisamente optimista, incluso los malos augurios podrían llegar hasta la primavera de 2022; de manera que al ser las pérdidas crecientes hay que tomar medidas, que se esperan coyunturales, como suspender parcialmente la producción mientras dure este tsunami financiero.
Luis Ferruz Agudo / Escritor y economista /