Últimamente ha vuelto a surgir el término “acciones zombis” entre los analistas y participantes del mercado, debido al aumento de esta clase de activos. El término acción zombi se usó por primera vez en la década de los 90 en Japón, durante un periodo conocido como “la década perdida”, cuando muchas empresas japonesas dependían del financiamiento de los bancos para poder mantenerse a flote. Una acción zombi en términos generales se refiere a una empresa que pese a que logra pagar sus obligaciones, no le queda capital de expansión y simplemente se estanca.
Estas empresas logran cubrir los intereses sobre su deuda, pero no pueden pagar el capital. Normalmente a una empresa zombi solo le entra suficiente dinero para pagar nómina, renta, intereses y costes de operación.
Debido a que las empresas zombi no tienen capital de reserva, cuando el mercado les tira una mala jugada, estas empresas son las primeras en quebrar. Cualquier alteración en los mercados financieros o malos resultados empresariales puede ocasionar un desplome en dichas acciones. Las acciones zombis son consideradas activos de alto riesgo, debido a que en cualquier momento podrían caer, pero algunas acciones consideradas zombi pueden llegar a dar mejor rentabilidad que algunos de los activos más seguros.
Por ejemplo, una empresa con poco capital puede arriesgarse e invertir todos sus recursos en cierto proyecto que les traerá grandes beneficios, ya sea un nuevo invento, una nueva droga o un nuevo dispositivo. Para llevar a cabo esta tarea, la empresa necesita dirigir todo su capital hacia la investigación y el desarrollo.
Esta es una apuesta arriesgada, debido a que el nuevo producto podría fallar o no ser aprobado y todo el dinero invertido se perdería, llevando la empresa a la banca rota. Por otro lado, si el invento funciona, normalmente las ganancias de estas empresas en términos porcentuales superan a las acciones de empresas más estables. El término “demasiado grande para caer”, que se puso de moda durante la crisis financiera del 2008, está relacionado al término “zombi”.
Durante esa época, algunas de las grandes instituciones financieras necesitaron el auxilio del gobierno para no cerrar, debido a que estaban demasiado cortas de capital. Cuando una empresa zombi crece tanto hasta llegar al punto en que su cierre puede tener fuertes repercusiones sociales y políticas, entonces pasa a ser lo que se conoce como una empresa “demasiado grande para dejar caer”.
No todos los economistas están de acuerdo con que el gobierno le lance paquetes de salvavidas a estas empresas y aunque se pueden llegar a perder muchos empleos, es mejor dejar que las empresas zombis desaparezcan por si solas. La teoría es que los recursos que se emplean para mantener a las empresas zombis andando pueden ser usados para el crecimiento de otras empresas que sí tienen proyección de crecimiento.
De hecho, el aumento del número de empresas zombi en los últimos años se debe a las políticas monetarias flexibles alrededor del mundo, lo cual apoya a estas empresas y las mantiene vivas, pero camufladas tras el crecimiento del resto del mercado. Según las cifras, en el 2008, el 8% de las empresas de los países desarrollados eran zombis, ahora han subido al 12% y llegan a niveles históricos.
Debido a que el Dow Jones está compuesto por las 30 empresas más grandes de Estados Unidos, en teoría el índice no es afectado de la misma manera que el S&P 500. Sobre el gráfico diario del S&P 500, cortesía del broker de Forex y CFDs ActivTrades, podemos observar que el índice retrocede a la baja, pero en realidad mantiene una buena tendencia alcista. Sin embargo, para que la tendencia se mantenga a largo plazo, el índice debería de romper por encima de los 2.947 puntos. Hacia abajo, la zona del 2.874 podría actuar como soporte.
Alexander Londoño,
Analista Colaborador de ActivTrades
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