Hoy han publicado que la Seguridad Social perdió 136.762 afiliados en agosto. El dato publicado es el de afiliciación media del mes, ya que el del 31 de agosto no se publicará hasta dentro de unas semanas. Suponiendo una pérdida similar en la afiliación a final de mes, el gráfico con la evolución del número de afiliados queda de la siguiente manera.
La tendencia descendente continúa, y no da ningún aspecto de detenerse. ¿Cuantos empleos más se destruirán antes de que la economía española toque fondo? Es difícil de estimar. Una cuenta rápida puede hacerse considerando que hay que reducir el déficit público desde el 8,9% hasta el 3% del PIB. Eso supone una disminución del gasto público de un 5,9% del PIB y, si esa disminución llevase asociada una destrucción de empleo equivalente, supondría la destrucción de unos 988.000 puestos de trabajo más. A eso hay que añadirle que esa disminución de gasto público llevará asociada una menor recaudación de impuestos, lo que obligará a recortar más gasto público. Dependiendo del multiplicador del gasto público que consideremos, una disminución de gasto público de un 5,9% del PIB, con las sucesivas disminuciones de recaudación y reducciones de gasto adicionales, podría implicar una disminución del PIB del doble de esa cantidad, por lo que podríamos irnos a una destrucción de dos millones de empleos en los próximos años. Sin embargo, a esa cantidad de empleo destruido habría que restarle los nuevos empleos creados debido a la actividad emprendora, y por las empresas que amplíen su plantilla en los próximos años. Así, de forma muy grosera (vamos, a ojo de buen cubero), yo diría que, en los próximos 3 años, podríamos ver como se destruye otro millón y medio de empleos.
El dato tiene más relevancia de lo que parece, porque la Seguridad Social, con el número actual de afiliados, apenas puede hacer frente a sus pagos. En este artículo que aparecía hoy en El Economista cuentan que en julio se emplearon 4.400 millones del Fondo de Prevención (que se nutre con los excedentes de las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedad Profesional) para el pago de pensiones. En este fondo ahora sólo quedan 400 millones, por lo que ha quedado casi vacío. Luego está el Fondo de Reserva (la "hucha" de las pensiones) con 67.000 millones, en el que aún no se ha metido la mano pero, teniendo en cuenta que se jubilan bastantes más trabajadores de los que se incorporan al mercado laboral y que el número de cotizantes aún bajará bastante, tendrán que elegir entre meter la mano en la "hucha", cargar el déficit de la Seguridad Social a los Presupuestos Generales o una mezcla de ambas cosas, con lo que, casi seguro, el déficit de la Seguridad Social pronto aportará una cifra a sumar al déficit público que, a pesar de los recortes de gasto anunciados, de momento no disminuye. Cuando le añadamos el déficit de la Seguridad Social, será misión imposible cumplir los objetivos de Bruselas, y Merkel se pondrá hecha una fiera. Me parece muy irresponsable que, ante este panorama, las Autonomías estén remoloneando como lo hacen, con la que se nos viene encima. Está cantado que el fondo de 16.000 millones para las Autonomías se quedará sin dinero en cuestión de semanas, y aún quedan varios años de vía crucis, así que no sé a quien tratan de impresionar los políticos autonómicos con su altanería. El orgullo es para cuando hay dinero y, si no lo hay en España, y terminaremos pidiendo de rodillas fondos a Bruselas, mucho menos lo hay en las arcas autonómicas que, teniendo una mayor parte de sus ingresos asociados a la burbuja, no sólo se los gastaron todos en obras faraónicas que no podrán mantener, sino que encima se endeudaron lo que pudieron, para mayor pompa de sus políticos, y ahora nadie sabe como devolverán esas deudas.
El empleo en España tiene una fuerte estacionalidad: entre febrero y julio se crean empleos, mientras que entre agosto y enero se destruye. En el gráfico siguiente se ve como esta relación se cumple desde antes de que comenzara la crisis.
En el "semestre positivo" de 2012 se crearon poco más de 35.000 empleos, lo que podría estarnos indicando que el "semestre negativo" va a ser bastante malo. De momento, agosto, el primer mes del periodo malo, ha comenzado con una destrucción de 136.000, así que parece raro que la destrucción de empleo en el "semestre negativo" vaya a ser inferior a los 500.000. Teniendo en cuenta el fuerte depido de empleados públicos que se avecina, el cierre de empresas que facturan mayoritariamente al sector público, la disminución del consumo, etc, podríamos irnos a los 750.000, puede que incluso más.
Para profundizar un poco más en la evolución del empleo en España, pondré otros dos gráficos, para desglosar la composición de ese empleo.
En el siguiente vemos la evolución del número de asalariados y de autónomos. Si no se aprueban importantes planes de estímulo con dinero público, algo que no parece que vaya a hacerse de momento, la recuperación debe venir del sector privado, y un síntoma de esa recuperación será que el número de autónomos comienza a crecer, debido a los nuevos emprendores que se lancen a trabajar por su cuenta y creen nuevas empresas. De momento, la caída de unos y otros no se detiene, aunque los últimos datos parecen avanzar un mejor comportamiento del número de autónomos, que de momento no han bajado de los mínimos de enero, mientras que los asalariados sí lo han hecho. Habrá que esperar al final del "semestre negativo" para ver como se comporta la tendencia, aunque yo creo que también serán meses malos para los autónomos (ojalá me equivoque).
En el siguiente gráfico vemos la evolución del número de empleos públicos y los del sector privado (incluyendo a asalariados y autónomos). Vemos que, mientras en el sector privado comenzaba una fuerte destrucción de empleo a partir del primer trimestre de 2008, en el sector público se comenzó una contratación importante en esas fechas, aumentando su número en 300.000 hasta mediados de 2011, mientras se destruían casi 2,5 millones de empleos en el sector privado. Según el libro de Mariano Guidal "Los años que vivimos peligrosamente", no se hizo porque nuestros políticos sean unos despistados y no se enteren, sino porque el gobierno de Zapatero pensó que era una crisis pasajera y, asesoraro por economistas keynesianos, decidió de forma deliberada aumentar el gasto público para que la recuperación se produjera lo antes posible (ahora parece descabellado, pero eso es lo que pone en los manuales de teoría económica, y ha funcionado bien en muchas crisis de menor relevancia). Parece que, de tanto repetir aquello de los "brotes verdes", Zapatero llegó a creerse que la crisis había pasado de verdad, y apartó de su lado a los que pensaban lo contrario, Pedro Solbes entre ellos.
Como la recuperación no se ha producido, y había que pagar el sueldo a esos 300.000 empleados públicos adicionales, el déficit público ahogó rapidamente las posibilidades de que el país pudiese financiarse a tipos razonables, y la "genial" medida de Zapatero, que probablemente tomó con su mejor intención, ha terminado provocando que España deba ser rescatada, con todo lo que eso implicará. Será el PP quien tenga que despedir a esos 300.000 y a varios cientos de miles más. La relación entre trabajadores del sector público y del sector privado, antes de esa contratación masiva, estaba en torno a 5,5 en el sector privado por cada uno público. Ahora está en 4,6 privados por cada público. Para situarla de nuevo en los 5,5, habría que reducir el número de empleados públicos hasta 2.530.000, así que, si queremos que las cuentas de nuestro país se sitúen en parámetros razonables, habría que reducir el número de empleados públicos en 500.000 más, aparte de los 180.000 que ya se han reducido en los últimos tres trimestres.