Víctor Alvargonzález, Director de Inversiones de Tressis, SV y autor de ¿”Y yo, que hago con mis ahorros?”
Entre analistas y estrategas financieros los comentarios respecto a Japón no tienen término medio (ni desperdicio). El tema levanta pasiones: o bien piensan que el camino emprendido por el primer ministro Abe (“abenomics”) es una autopista al infierno, o todo lo contrario. A estos últimos les debe dar vergüenza decirlo, porque hay pocos que lo expresen públicamente. Pero qué duda cabe que alguien está comprando: en los últimos seis meses el Nikkei ha subido un 13,26% frente a un 3,42% del SP 500, el único índice de mercados desarrollados en positivo en el periodo (aunque en dólares la cosa se iguala).
No me pongo ninguna medalla: la subida del Nikkei me la he perdido (aunque afortunadamente no la del SP ni la del dólar). Pero alguien ha estado comprando, es decir, apostando por un respaldo masivo al Sr. Abe y a que, en consecuencia, podrá poner en práctica la parte más importante de su programa, las reformas estructurales de la economía japonesa, porque, la verdad, hasta ahora Abe – bueno, el Banco de Japón se ha limitado a fabricar Yenes como loco y poco más (allí no se “cortan” con el QE).
Vaya por delante que esta subida tiene su “trampa”, aunque es una trampa transparente y anunciada: gran parte de las compras las están realizando los fondos de pensiones estatales, que en un país como Japón, muy ahorrador y con una gran población de avanzada edad, son auténticos monstruos inversores. Y se han puesto la bandana del “banzai” y, como Fuenteovejuna: todos a una. Hay que sacar al país de la deflación y el estancamiento – ojo Sres. del BCE: llevan diez años en ese estado – y hay que salir del agujero “como sea”. Sólo recordar este término ya pone los pelos de punta, pues el ultimo político que recuerdo que lo usaba .. en fin, mejor no entremos en eso, que podría dar mal “fario”.
Pero este “blog” no se llama “El Radar” por casualidad, sino porque trata de detectar dónde hay acción – donde se enciende una luz en la pantalla – y analizarla como posible oportunidad de inversión. Así que, ahí van algunos consejos para quién haya visto el testigo luminoso. O para quién se acabe de enterar leyendo esto.
Sólo para inversores agresivos
Y con “stop” de pérdidas. Incluso para quienes miran con buenos ojos las “Abenomics” las consideran un experimento, y no precisamente con gaseosa. O, dicho en términos económicos: llevar las políticas keynesianas al límite de lo posible: deuda “a tope” para levantar la demanda interna, llevar el valor de la divisa a su mínima expresión para eliminar cualquier competencia en la exportación, estímulo monetario masivo y casi ilimitado apara salir de la deflación…. También hay una parte reformista que es mucho mejor vista por los analistas, pero esa es la que se supone que empieza ahora. Para los que abominan de las “abenomics” lo más bonito que dicen es que es una locura que nos llevara a todos al abismo.
El sentido común nos dice que si alguien quiere apostar por el éxito de Abe, lo menos que tiene que hacer es ser consciente de que pisa suelo muy resbaladizo. Así que sólo un inversor muy guerrero – perfil de inversión muy agresivo - debe plantearse esta opción. Y yo pondría un “stop” de pérdidas de, digamos, un 10%, en la posición. Si sale mal la cosa, perder “sólo” un 10% sería un éxito. También es cierto que si sale bien el potencial de beneficio es muy grande. Y no nos engañemos: estaríamos especulando. En el más amplio y agresivo sentido de la palabra. No es que sea malo, pero no es algo que pueda permitirse cualquier inversor.
En el blanco … o en el público.
El Sr. Abe definió su plan como un arquero que lanza tres dardos: uno es el “experimento” keynesiano que he comentado antes. Los otros dos son reformas estructurales que, por no alargarme, tratan de eliminar las múltiples rigideces de la economía japonesa y hacerla más dinámica, es decir, tirar un poco más hacia el modelo de dinamismo norteamericano que hacia el rígido modelo nipón de toda la vida.
Este objetivo, en un país tan apegado a las tradiciones, donde despedir a alguien es casi anatema - por mal que vaya la empresa –, donde la participación de la mujer en el mercado laboral está muy por debajo del otros países desarrollados y donde los intereses entrecruzados entre bancos y empresas hacen parecer una broma el caso español, es un reto de narices. Y sólo cito algunos ejemplos.
Respecto a este asunto, quién le eche a su vez las narices de invertir debe de seguir con atención el desarrollo de las reformas que pretende instaurar el primer ministro, al igual que quién quiera medir el resultado del experimento keynesiano debe mirar a los datos de IPC y de crecimiento – si salen o no de la deflación y si la economía vuelve al crecimiento de forma sostenida y sostenible. Lo que si vemos en el radar es que al Sr. Abe los votantes le han dado carta blanca. Literalmente. Y eso es un cambio importante respecto a lo que se veía en la pantalla hace sólo unos meses.
En otras palabras: esto va de todo o nada. Si acierta Abe, los dardos irán al blanco, aunque no sea al centro. Si falla, pueden volverse cual boomerang contra el público.
Sigan el dinero
Concretamente el de los fondos de pensiones japoneses. Han dicho no sólo que iban a invertir en acciones: también han dicho qué porcentaje de su cartera. Para saber si ese motor sigue teniendo gasolina basta ir viendo cuanto han comprado y que margen les queda, porque, como digo, no tengo la menor duda de que hasta ahora gran parte del motor de la subida son las compras de las instituciones japonesas. Pero, de momento, les aseguro que pueden decir tranquilamente eso tan español de “¡será por dinero!”
Con esto ya tienen una cierta idea de por dónde van los tiros. El resto se lo dejo a su asesor financiero, que es el que puede y debe conocer el tema al detalle y sabe dónde localizar toda esa información. Y atención al yen: si deciden jugársela, cubran la divisa – utilicen fondos de inversión que lo hagan -, ya que puede seguir siendo bajista, incluso aunque el BCE se levante, remangue, se ponga a hacer su trabajo, y se debilite el euro.
Que tengan una buena semana.