¿Saben cuál es el problema de las autoridades chinas? Que pretenden la cuadratura del círculo, es decir, ser comunistas pero tener una economía capitalista. Bueno, capitalista sólo para lo bueno, claro.
La bolsa está bien si sube. Pero si baja se prohíbe vender. La divisa es bueno que fluctúe si es a la baja, porque ahora lo que interesa es quitarse de encima “como sea” el exceso de producción que generó la planificación comunista. El modelo económico basado en la producción de manufacturas y la construcción es bueno mientras haya demanda y China sea competitiva en salarios (y no tenga que respetar las patentes del resto del mundo). En caso contrario, se da orden de pasar a un modelo basado en el consumo y los servicios. ¿Y eso de la comunicación y la transparencia? Eso son zarandajas occidentales. Si hay que crecer al 6,5% aunque lo que estás haciendo te lleva a lo contrario, se dice que se crece al 6,5% y listo. Y si no se crece al 6,5% sino al 5%, se le dice al mundo que sí, que se crece, y aquí paz y después gloria. Lo dice el politburó y punto.
El problema es que el poder del politburó tiene límites. Sobre todo cuando se enfrenta a un tipo más fuerte, que no es otro que el malvado mercado global.
Para empezar, si integras la divisa en el mercado con la intención de que caiga de forma “controlada” - para exportar más pero sin desequilibrar el sistema - te arriesgas a que el malvado mercado se percate de la jugada, se adelante y no quiera tener tu divisa. Si se les ve el plumero - que van a seguir devaluando - ¿para qué tenerla?
O como lo de los controles en la bolsa de Shanghai: alguien no se percató de que si anuncias controles lo que va a hacer la gente en un casino como ese es vender todo en los primeros minutos de sesión, antes de que se pongan en marcha los controles. Claro: al cabo de media hora hubo que echar el cierre a la bolsa.
¿Y qué me dicen del “cambio de modelo económico”? Así que, por decreto, todo el mundo a consumir y a cerrar fábricas, que nos sale la producción por las orejas. Y va y pregunta un chino - al que luego detuvieron por listo - ¿y quién va a consumir si cierran las fábricas y los obreros se quedan sin trabajo?
Nunca ha habido - o que se sepa que haya funcionado - un cambio dirigido por los políticos para pasar de una sociedad manufacturera a una basada en el sector servicios. Cuando ocurre es consecuencia de un largo proceso de cambio como consecuencia, a su vez, de la modernización de la economía. Los países con ese modelo son precisamente los denostados países con economías avanzadas, con EE.UU. a la cabeza. Para convertirse en economía avanzada lo que hay que hacer es modernizar una economía y que pase de emergente a economía de mercado con todas sus consecuencias. El cambio de modelo económico es una consecuencia natural del desarrollo y modernización de una economía, no una decisión de politburó. La mera existencia de un comité o como quiera que llamen los chinos a su politburó es una aberración desde el punto de vista de una economía avanzada. Silicon Valley no es resultado de la acción del congreso norteamericano, sino de la mentalidad emprendedora de un país, de una economía abierta y de una cultura que premia al emprendedor. Y de la existencia de un sistema democrático, evidentemente.
¿Y en que afecta todo esto al inversor? Pues muy sencillo: en la medida en la que las autoridades chinas actúen de forma transparente, no jueguen a aprendices de brujo y demuestren su deseo de solucionar los problemas de forma racional, respetando las reglas de juego y de la economía de mercado, los inversores valorarán los pros de ese inmenso, trabajador y prometedor país. Y acabarán apostando por la parte buena de la ecuación, es decir, por un país que tiene no sólo potencial, sino importantes reservas de divisas para estabilizar la situación y seguir con un moderado proceso de reformas que, como consecuencia y no por decreto, lleve a un modelo económico más avanzado.
Todo lo que sean engaños, sobre el crecimiento del PIB o cualquier otro dato, manipulaciones de la divisa o controles bursátiles, mala señal. Políticas económicas consistentes y de mercado – incluidas, porque no, las keynesianas –, sin dejar de lado las reformas que modernicen la economía, pero al ritmo adecuado para un país que es todavía una economía emergente, mejor señal. China es una economía que no puede desmantelar sus fábricas o dejar de hacer autopistas de un día para otro.
Otro consejo para inversores: vigilen la evolución del Índice de Precios de la Producción. Es el indicador de la situación de la producción en China. Si se estabiliza y, sobre todo, si cambia de tendencia, significará que se ha corregido el ángulo de aterrizaje de la economía. El índice lleva casi cuatro años a la baja, que se dice pronto. Pero hasta que eso no cambie, lo que nos está diciendo es que a los chinos les sigue saliendo la producción por las orejas (lo que a su vez les obligará a seguir devaluando). Y que bajará el PIB. Así que orienten la antena del radar hacia el PPI de China. Es el mejor consejo que les puedo dar para empezar el año (el de que era mejor estar en Europa que en China ni en mercados emergentes afortunadamente se lo di hace tiempo)
Que tengan una buena semana.
