Siguiendo con preguntas interesantes que surgen en mi “gira” de presentación de la estrategia de inversión para 2016, hoy “toca” la de “qué va a pasar con los bancos”.
Hay pocos inversores que no tengan acciones de entidades financieras españolas. En muchos casos todo su patrimonio bursátil. Es lógico que pregunten. La mala evolución del sector empieza a ser crónica. Y preocupante.
La buena noticia es que los bancos rebotarán con fuerza cuando rebote el mercado. Es más: podría haber operaciones corporativas como consecuencia del proceso de concentración bancaria que necesariamente se va a producir en un sector con clara sobrecapacidad. Los movimientos corporativos suelen animar las cotizaciones del sector.
La “mala” noticia es que, mirando a medio y largo plazo, aprovecharía para reducir posiciones en la mayoría de ellos.
Nunca ha estado tan amenazado el negocio de la banca tradicional. En el corto plazo porque un entorno de bajo crecimiento y tipos de interés cero no es un bueno para la banca. Y ambos están para quedarse una buena temporada. Bajo crecimiento implica menor actividad crediticia. Piensen, por ejemplo, en los bancos españoles, acostumbrados a dar crédito hipotecario a diestro y siniestro y, de paso, colocarte un seguro de vida y otro de vivienda aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid.
¿Y que me dicen de los márgenes de negocio? Los bancos viven de tomar dinero en forma de depósitos y prestarlo en forma de créditos. Pero con tipos de interés a cero remunerar un depósito se convierte en una pesadilla (y más si el BCE te cobra por el dinero que tienes allí, como es el caso) Y, como hay miedo a prestar, los créditos sólo se dan a particulares y empresas razonablemente solventes, es decir, clientes que pueden negociar un bajo tipo de interés. Para tomar dinero tengo que pagar y para prestarlo tengo que ser generoso. Eso no es bueno si soy un banco.
Llegado ese punto, la tendencia de los directivos es centrarse en la prestación de servicios y la venta de productos financieros. Tomar ese camino como tabla de salvación puede ser peligroso si se hace con mentalidad de oligopolio.
En una situación de oligopolio como la que ha vivido la banca no es un problema. Se cargan comisiones a “punta pala” en servicios y productos financieros y, mientras se mantenga el “statu quo” y todos cobren un 2% anual de comisión de gestión por un fondo que no gestiona - o tres euros porque una máquina transfiera doscientos -, todos contentos. ¿Pero qué pasa si llega la temida competencia?
¿Y que me dicen del asesoramiento financiero? La existencia de un “cártel” permite a la banca saltarse todas las reglas sobre perfil de inversión y necesidades del cliente y convertirse en máquinas de venta de productos financieros, sin que sus sufridos empleados puedan hacer nada cuando la dirección les presiona para vender de todo a todo el mundo. En otras palabras: el asesoramiento es inexistente y plagado de conflictos de interés (el banco vende lo que le interesa y no necesariamente lo que le conviene al cliente).
Pero hete aquí que lenta pero inexorablemente van tomando cuota de mercado empresas que, aunque no todas sean realmente independientes, sin duda lo son más que los bancos. Las más independientes lo son de verdad. Las que lo son algo menos miran mucho la retrocesión de comisiones, pero está en su propio interés cuidar también el interés de los clientes porque les cobran por darles servicios de asesoramiento.
En productos podría parecer que la banca no tiene rival, pero hay que verlo con perspectiva: cuando en 1995 monté la primera empresa española de asesoramiento financiero el peso de las gestoras extranjeras en España era simbólico. Hoy de simbólico no tiene nada. Y porque hace falta una gran labor de explicación y desgraciadamente nunca se han unido para una campaña de comunicación conjunta, pero la realidad es que un fondo español que invierte en un determinado activo de un gran banco español es mucho más caro que su equivalente en una multinacional, especialmente si se trabaja con un intermediario que ofrezca las participaciones “baratas” (muy fácil, por cierto). Estamos hablando de un 2% anual de comisión de gestión para el fondo español – de renta variable, por ejemplo - frente al 1,30% del extranjero. La falta de una acción masiva de comunicación conjunta por parte del sector de retrasará un cambio realmente significativo pero no lo impedirá.
No quiero decir con esto que no vaya a haber bancos en el futuro. Por supuesto que los habrá. Simplemente serán diferentes. En todos los sentidos. Ni serán los mismos ni serán iguales a lo que hay ahora. La reestructuración va a ser muy importante y habrá jugadores espabilados que poco a poco escalen en detrimento de otros menos espabilados que ahora están arriba. Habrá caras nuevas. Habrá ganadores y perdedores. Habrá fusiones y adquisiciones. David no ha venido a matar a Goliat. Ha venido a cambiarlo. Y, parafraseando a Alfonso Guerra, cuando acabe el proceso al sector bancario “no lo va a reconocer ni la madre que lo parió”
Hay mucho que perder – estando en los perdedores -, mucho que ganar – cuidado, los ganadores podrían no ser ahora mismo ni siquiera oficialmente bancos – y mucho que especular -invertir a corto plazo y realizar operaciones de arbitraje -. Un sector muy interesante para poner el radar…. y el escudo antimisiles.
Que pasen una buena semana. Por cierto, el jueves estaré presentando la estrategia de inversión de la casa para 2016 en Córdoba y el lunes en Valencia. Más información en www.tressis.com/agenda