Desde que empecé a escribir en Rankia, he tenido artículos que han gustado a casi todos y otros que han despertado críticas (o llamémoslo discrepancias), sobre todo entre los seguidores de usar únicamente el análisis fundamental. Y les entiendo porque no hace tanto yo estaba de su bando. Por eso, sirva este artículo para reconciliarme con ellos y tender puentes de paz y hermandad.
Empecé a invertir intentando entender y seguir un método de inversión basado exclusivamente en el value investing, con la seguridad de que era el método más lógico. “Compra algo por debajo de su valor y véndelo cuando ya esté caro o a su precio”. Con eso respondía a la pregunta “qué”. Pero después entendí que así no evitaría comerme las caídas fuertes de mercado (como las de este año) y podía tardar mucho tiempo en recuperar incluso la inversión por muy buenas que fueran las empresas. Ahí entró en juego el análisis técnico, que me permitía responder a la pregunta “cuándo (y cuándo no)”.
Pero una cosa sí aprendí y apliqué rápido, independientemente de si el método de inversión era value, técnico o mixto: solo se debía invertir en empresas de excelente calidad.
Varios son los motivos que hacen que hoy siga reafirmándome en esta idea pero uno reina sobre el resto: el hecho de tener menos posibilidades de cagarla. Yo solo invierto a largo (o sea, apuesto a que mis empresas subirán), por lo que me interesan compañías que, si no pasa nada raro, acabarán subiendo a largo plazo. Y esas qué empresas son? Pues empresas que cada vez venden más, que cada vez tienen más beneficios, que tienen una deuda fácilmente asumible, que tienen márgenes altos… Pero no un año o dos, no. Busco empresas que lleven haciendo esto una década al menos. Así cazo empresas exitosas y robustas que, si no pasa nada raro, lo seguirán siendo en el futuro.
Mi radar incluye múltiples y exigentes filtros (más de 10), lo que provoca que mi universo de empresas sea muy limitado respecto a la infinidad de compañías cotizadas en todo el mundo.
Que una empresa tiene una deuda demasiado elevada? Me la cargo hasta que la baje. Que ha disminuido demasiado los márgenes? Me la cargo hasta que vuelvan a subir. Que sus ventas dejan de aumentar durante varios años? Me la cargo hasta que vuelvan a tener una tendencia positiva. Que un año no ganan dinero? Me la cargo hasta que vuelva a llevar 10 años ganando dinero.
Esa exigencia implica que descarte muchas empresas que, siendo buenas, no las considero excelentes (aunque lo puedan acabar siendo en el futuro). Probablemente ahí me perderé muchas oportunidades, incluyendo los famosos 10-bagger, 100-bagger y 7363884688-bagger. Mala suerte. Tesla y Twitter, por hablar de algunas empresas del imperio Elon Musk, tardarán muchos años en entrar en mi universo. Ojo, al bueno de Elon le considero un fenómeno y un avanzado a su tiempo pero una cosa es que crea eso y otra es que me vaya a jugar mi dinero en sus empresas, aún bastante frágiles.
Estaré (más) seguro si mi dinero lo invierto en una empresa solvente y próspera, sobre todo porque difícilmente me dejará con el culo al aire. Y si me lo dejara, porque todo puede pasar, difícilmente antes no habrá incumplido una de las exigentes reglas que lo dejarían fuera de mi universo de empresas a invertir.
Con esta filosofía tengo claro que no podré fardar de ser el más avispado de la clase, pero sin duda no me conocerán por ser el más pardillo.