Ya sabemos que cualquier tipo de acción conlleva un riesgo y como seres racionales nuestro deber es tratar de limitar que ese riesgo se materialice. Hay un concepto aplicado a la inversión en general y al value investing en particular que nos ayuda sobremanera a situarnos un poco más alejado del riesgo. Ese concepto es el círculo de competencia. Aparentemente es algo trivial, es decir, invierte en aquello que conozcas pero creemos que por leernos un artículo o informe de 5 páginas sobre la compañía en cuestión ya estamos capacitados para poder invertir en ella. Algo similar sucede en el fútbol, y es que el fútbol no es igual en todas las partes del mundo, hay muchas más cosas detrás. Uno de mis buenos amigos ha jugado en más de trece países, es cierto que el deporte rey es común alrededor del globo, pero no como se vive y se lleva a cabo. Uno de sus primeros países fue Tailandia, un fútbol bastante técnico, muy rápido pero en el que a los futbolistas asiáticos le falta mucha inteligencia táctica. Están muy centrados en el aspecto físico, de hecho, mi amigo me decía que en pretemporada durante un mes entrenaban 3 veces al día y en competición 3 o 4 días a la semana doblaban sesión. Así es muy complicado llegar fresco de mente y piernas a la competición. Aunque tengas un nivel físico inferior o no estés en tu plenitud física como futbolista, el simple hecho de entender el juego te hará obtener un mayor rendimiento.
En España estamos a la vanguardia en lo que aspectos técnicos del juego se refiere, la calidad de los técnicos españoles es altísima, me atrevería a decir que los entrenadores españoles son los mejores del mundo. Los requisitos para poder entrenar en primera división se han endurecido sobremanera los últimos años, unido a la inclusión de otras disciplinas en la propia formación como la psicología o la medicina, enriquece mucho a los nuevos profesionales de los banquillos. Lo anterior también se debe a la profesionalización del fútbol, sinceramente cada día más alejado de ser un deporte y convertido en una industria. Lo relevante aquí es nuestro conocimiento del juego y eso está muy valorado fuera de nuestras fronteras, tanto los entrenadores como los jugadores españoles están muy cotizados y cada vez exportamos más jugadores a cualquier país del mundo. El conocer el juego nos amplia ese círculo de competencia que en cualquier circunstancia nos puede hacer marcar la diferencia.
En mi historia como inversor me ha servido de mucho, aquello de que el dinero es miedoso tiene mucho de cierto, y siempre he tratado de ceñirme a mi círculo de competencia, no hacer estupideces ya te da una ventaja sobre el resto en tu objetivo de obtener buenas rentabilidades o batir al mercado. ¿Quién no se ha visto tentado a invertir en biotecnología? La doble cara de este sector con rentabilidades estratosféricas y caídas bruscas en un período de tiempo bastante limitado. Compañías como Celgene, Seattle Genetics en Estados Unidos u Oryzon en España son compañías interesantes. El mero hecho de que literalmente te puedas forrar por algún movimiento de mercado es factible, pero la situación opuesta puede ocurrir del mismo modo.
Lo mejor que puedes hacer es mirar los toros desde la barrera o delegar esa inversión. ¿Conoces la dinámica de este sector y todo lo que puede conllevar su inversión? La inversión en empresas del sector biotecnológico requiere de una perspectiva muy a largo plazo, porque a veces los resultados de las investigaciones tardan en llegar y éste es uno de sus principales obstáculos a la hora de ganarse la confianza de los inversores. Es un sector altamente intensivo en capital y los desarrollos e investigaciones son prolongadas en el tiempo. Por tanto, muchas de las compañías biotecnológicas no tienen resultados comerciales óptimos y por tanto financieros durante varios años. Ya os adelanto que si sabes esto de antemano, el número de inversores dispuesto a invertir se reducen considerablemente. Por eso, el círculo de competencia no te asegura nada, simplemente limita el riesgo y del mismo modo permite gestionarlo mejor. Conocer una liga por parte de un entrenador no le asegura nada pero le da cierta ventaja a la hora de obtener resultados.
El claro ejemplo del equipo de Tomás, el Celta de Vigo en la temporada 2018-2019. Ha tenido tres entrenadores en la misma temporada. Los dos primeros eran novatos en la liga española y tuvieron que recurrir a un conocedor de la liga como Fran Escribá para salvar al equipo, por aquel entonces abocado al descenso. Es cierto que los más escépticos afirman que el fútbol es igual en todas las partes del mundo, algo con lo que yo estoy en desacuerdo. No es lo mismo jugar en la liga de Chipre, que en Indonesia o Qatar y conocer cómo funciona aquello, lo que llamaba el gran Luis Aragonés, “el otro fútbol” puede marcar la diferencia. Conocer los campos de los equipos rivales, sus canteras, la relación con el colectivo arbitral, la propia idiosincrasia del club, saber tratar con los medios de comunicación, tener referencias tanto profesionales como personales de tus propios futbolistas, etc…
Un largo etcétera que sin duda amplía nuestro círculo de conocimiento. Pués eso apliquemos el cuento y reflexionemos bien sobre si verdaderamente somos conscientes de nuestro cículo de competencia.
Muchas gracias.
@FlorezJav