La diversificación es una de las primeras lecciones que aprendemos cuando decidimos invertir en Bolsa. Cuando un inversor quiere tener una cartera bien diversificada, lo que está buscando es eliminar el riesgo específico (diversificable) para quedarse sólo con el riesgo sistemático (no diversificable). En definitiva, lo que busca es tener el mismo riesgo que el mercado. La teoría también nos dice que se necesitan entre 18 y 30 componentes para tener una cartera bien diversificada.
Ahora bien, ¿un inversor en valor quiere tener una cartera sin riesgo específico? NO. Es más, un inversor en valor sólo quiere riesgo específico. Por ejemplo, yo tengo comprado Dell. He valorado la compañía y me da un precio objetivo X. Tengo margen de seguridad suficiente. Creo en su modelo de negocio y en su crecimiento a largo plazo. Analizo el problema coyuntural que ha producido los precios bajos: pérdida de eficiencia en su gestión del coste y problemas en el servicio post-venta. ¿Creo que a largo plazo va a poder solucionar el problema? SÍ. Pues ya tengo controlado el riesgo específico.
Si controlo el riesgo específico comprando 30 valores, al final voy a tener una cartera con riesgo sistemático que no soy capaz de controlar a ningún plazo. Es decir, no tendré controlado el riesgo nunca. Sin embargo, con una cartera de Big Caps muy concentrada (entre 3 y 6 valores) puedo analizar la evolución del negocio a largo plazo y eliminar su riesgo específico. ¿Y qué hay del riesgo sistemático? Una empresa con grandes problemas coyunturales (como cualquiera de mi cartera, por poner varios ejemplos) NO TIENE RIESGO SISTEMÁTICO PUES ES TODO RIESGO ESPECÍFICO. Una acción infravalorada con margen de seguridad amplio, no tiene riesgo sistemático.
Esto no quiere decir que la cartera que propongo (Big Caps concentrada) no tenga riesgo. El riesgo específico (que yo lo defino como el Business Risk) a corto y medio plazo no se puede controlar. Por otro lado, mis proyecciones y estimaciones sobre el crecimiento pueden ser erróneas y es posible que, aun siendo acertadas, ocurran catástrofes o acontecimientos excepcionales que las hagan obsoletas. Ahí reside el riesgo de una cartera de Big Caps.
Con las Small Caps pasa lo mismo. El problema es que el riesgo especifico es enorme. Hay muchas más probabilidades de quiebra y es mucho más difícil hacer proyecciones de crecimiento acertadas. Por otro lado, siempre está el problema del "delisting" (el "delisting" ocurre cuando, entre otros motivos, una empresa es tan pequeña que no alcanza el mínimo de capitalización para operar en un mercado - por ejemplo el Nasdaq - teniendo que ser operada en otro mercado, normalmente mucho más estrecho - el OTC-). Normalmente, invertir en Small Caps excede el nivel de riesgo realmente tolerado por el inversor medio. Así que, aunque los beneficios sean mayores, piénselo dos veces antes de comprar una empresa pequeña.
Otra pregunta que razonablemente podríamos hacernos es que si un inversor en valor no debería diversificar, ¿puede concentrar toda su cartera en un único sector? Eso tampoco tiene sentido. Cuando todo un sector tiene problemas y casi todas sus acciones están bajas (por ejemplo las Big Pharma), el inversor deberá seleccionar aquella con mayor potencial de crecimiento y que presente un riesgo específico más fácilmente controlable a largo plazo.
En las Big Pharma, hay tres grandes empresas muy castigadas: Pfizer (PFZ), Merck (MRK) y Bristol-Meyers (BMY). BMY la rechacé por tener el potencial de crecimiento más bajo y porque está condenada a reducir fuertemente su dividendo si quiere crecer a tasas superiores a las del sector. MRK no me gusta porque su riesgo específico es bastante alto. PFE era la mejor opción porque: 1) es la más grande con diferencia, 2) la que tiene más fuerza financiera, 3) dividendos muy solventes, 4) riesgo específico más controlable y 5) alto potencial de crecimiento con su nueva estrategia de producto (se quieren centrar en medicamentos de alta rentabilidad y protegidos por patente). Por eso PFE es la única que tengo en cartera. Es la mejor de las tres.
Por tanto, el inversor en valor tradicional, opta por una cartera de Big Caps muy concentrada (de 3 a 6 componentes), con amplio margen de seguridad, con estimaciones de crecimiento muy conservadoras y con un concienzudo análisis del problema coyuntural de cada componente. Lo que busca es tener sólo riesgo específico ya que ese es el único riesgo "controlable" a largo plazo. Además, en su cartera quiere sólo la mejor del sector. Busca una cartera con acciones de crecimiento potencial superior a la media del mercado y a la media del sector. De esta forma, unimos alta rentabilidad con control de riesgo. Si queremos, en cambio, una cartera con riesgo igual que el del mercado (sólo riesgo sistemático) obtendremos retornos muy parecidos a los del mercado y no podremos controlar su riesgo a ningún plazo.