A riesgo de que haya quien me pueda llamar oportunista, la subida de tipos que estamos sufriendo era algo que se veía venir desde hacía varios años, lo difícil era saber el cuándo. Evidentemente, la gran mayoría no lo ha visto venir, pues de lo contrario todos hubieran cambiado sus hipotecas variables a fijas en 2021, pero las situaciones excepcionales desde que el mundo existe producen consecuencias excepcionales: unos tipos de interés mantenidos anormalmente bajos unido a una politica expansiva de compra de deuda pública prolongada durante años es lo que ha terminado provocando la inflación que hoy estamos sufriendo.
No faltan quienes acusan a la pandemia y a la guerra de Ucrania de provocarlo, y no les falta razón, pero estos dos sucesos han sido únicamente el catalizador que ha hecho que todo se acelerase. La verdadera causa se ha venido gestando desde mucho antes, quizá desde que los bancos centrales al unísono decidieron ser cómplices de los gobiernos y seguir aplicando medidas anti-crisis en periodos donde era más que cuestionable considerar que estábamos en crisis. Pero esto nadie de arriba lo va a reconocer, y tampoco los medios de comunicación van a hurgar en la raíz del problema, pues no son más que cómplices esperando que el ministerio o empresa pública de turno se publicite en sus páginas y consuma una subvención encubierta más.
En la primera frase del post decía que alguien me podría tachar de oportunista por venir ahora a decir a la gente lo que debía haber hecho hace uno o dos años, pero en mi caso llevo años tratando de decírslo a todo el que he podido. También he tratado el tema hace tiempo en varias entradas que he escrito hace bastante tiempo en este blog (Los problemas financieros que no queremos ver - Rankia, Lo que de verdad debería preocuparnos... - Rankia,). No me considero ninguna eminencia en temas económicos, tan solo sigo noticias relacionadas y trato de estar informado. Pero era un tema de sentido común, de la misma forma que si la inflación que ahora mismo está disparada se prolonga durante un largo periodo lo más normal es que tarde o temprano se estabilice. En el caso de la inflación provocada por las políticas de los bancos centrales mi esfuerzo me ha costado, porque allá por 2016 y 2017, al poco de empezar más en serio en este mundo de la inversión, leía casi a diario en la prensa económica que los bancos centrales estaban provocando una burbuja artificial en la renta fija, pero yo no sabía realmente a qué se referían. Para intentar enterarme de qué iba todo ello encontré en la sección de economía de El Corte Inglés un libro que acababa de sacar Daniel Lacalle sobre la materia. No se si “La gran trampa” es el mejor o el peor libro sobre este tema, si sus planteamientos son correctos o si está influenciado por su ideología política, pero la realidad es que a mi me permitió entender en lineas generales lo que se estaba gestando y desde entonces he podido seguir y más o menos entender las noticias que iban saliendo al respecto. También hacerme una idea de las posibles consecuencias futuras. Consecuencias que se han confirmado ciertas en escasos 4 meses, pues los bancos centrales están tratando de revertir en tiempo record cada una de las políticas que venían aplicando (subida de tipos, terminación de programas de compra de deuda soberana,...). Y pudiera parecer para el público general que están haciendo todo lo posible por combatir el difícil contexto actual como si ésto hubiera aparecido de froma espontánea, cuando la realidad es que se están enfrentando al monstruo que ellos mismos han ido creando con sus propias políticas.
En cierta manera nada de esto se hubiera provocado si los nefastos políticos que tenemos no hubieran hecho todo lo contrario de lo que debían. Porque los bancos centrales bajaron los tipos para favorecer la devolución de las elevadas deudas públicas con las que muchos estados salieron de la crisis de 2008. De la misma forma, en Europa se aprobó el programa de compra de deuda soberana para salvar algunos países de la bancarrota y de una más que posible salida del Euro en 2012. Diez años después observamos con tristeza cómo este entorno ideal para el desapalancamiento se ha usado indebidamente para aumentar el endeudamiento a un coste ínfimo, pues los propios bancos centrales también se han ocupado engrosar su balance con toda esa deuda pública que emitían los estados. Si todas las emisiones de deuda de los paises menos estables se colocaban artificialemnte a cambio de un bajo interés, ¿qué esperábamos que pasase con los rendimientos de la deuda más estable? Todos los activos de bajo riesgo han ofrecido una rentabilidad ínfima, empujando a todos los inversores conservadores a la renta variable o al inmobiliario, lo que ha provocado una gran burbuja de precios en ambos activos. En el primero, tengo la sospecha de que ha sido una de las causas del gran auge de la inversión pasiva, y en el segundo, pienso que junto con los bajos costes hipotecarios es lo que ha provocado que los precios de la vivienda casi alcancen los del pico de la burbuja de 2008.
El problema de siempre es que ahora alguien va a pagar los platos rotos por las decisiones erróneas que otros han tomado, y no van a ser ni los bancos centrales ni los gobiernos. Éstos ya se han ocupado de apuntar hacia otro lado (Covid, guerra de Ucrania, beneficios empresariales,...etc). El problema, como siempre, está en el tejado de las personas de a pie, los mismos que con sus decisiones individuales pueden hacer que las políticas irresponsables de los bancos centrales y gobernantes resulten más o menos dañinas en sus vidas. Por eso es sumamente importante formarse en la materia, ser prudente, seguir la actualidad financiera fuera de los medios afines/tradicionales y no dejarse llevar por las modas o por las decisiones que estén tomando nuestros amigos o conocidos. ¿Dónde estaban los expertos en economía de las principales TV avisando de las consecuencias que unos tipos anormalmente bajos traerían en el futuro? Efectivamente hay muchos expertos que avisan de ello e invitan a actuar con prudencia y contención, también el Banco de España con sus informes periódicos suele ser bastante duro con las decisiones que toman los gobernantes, pero estos mensajes nunca llegan al gran público. Las TV no dan cabida a estas teorías porque no venden ni enganchan. Como mucho, se les ocurre colocar a “expertos” con ideologías antagónicas a discutir, lo que termina provocando tal confusión que el público se limita a adscribirse al de su bando y rechazando los mensajes sensatos que pueda emitir su contario. Porque el mensaje principal ha de ser la prudencia, la información y la meditación para tomar buenas decisiones financieras, y esto no va de bandos ni de política. Va de sortear los riesgos que se presentan en el camino para que los asuntos financieros no arruinen o condicionen la vida de los ciudadanos. Igual que los gobernantes tratan habitualmente de influir en nuestro comportamiento con mensajes sociales, religiosos,...etc (todos ellos intencionados y afines a sus intereses), por una vez podían hacer lo mismo en materia financiera y por el interés de los ciudadanos.
Pero la responsabilidad de todo esto no compete únicamente a los gobernantes o bancos centrales, las personas tenemos mucha culpa de todo ello. Es muy fácil hacer una prueba y comprobar que a la gente no le interesa ni le gusta hablar sobre temas financieros, lo que inevitablemente conlleva que su conocimiento sea limitado. Si probamos a introducir en una conversación algún tema financiero en el que se mencionen conceptos tan básicos como inflación, tipos de interés, rendimiento, renta fija, renta variable,…etc, a los 30 segundos se hace el silencio o el resto de personas cambian de tema. Suele suceder así en el 95% de las veces, y no deja de llamarme la atención que eso también ocurra entre quienes tiene contratada una hipoteca a 35 años.
Contratar una hipoteca a tipo fijo no es ni mejor ni peor que hacerlo a tipo variable, todo depende de cada caso particular. Lo que resulta verdaderamente importante es conocer los riesgos que implica cada una de las dos opciones para poder llevar a cabo una correta planificación financiera a largo plazo. A estas alturas todo el mundo debería tener claro que los gobiernos tienen intereses y motivaciones distintas a las de las personas, y que, por tanto, sus políticas no siempre van en la misma dirección. Por eso es tan importante no dejar completamente en sus manos el futuro de los ciudadanos. Cuanta más formación tengamos las personas, menos manipulables e influenciables seremos. Y este es el verdadero mensaje que me gustaría transmitir aquí una vez más.