Una operación bursátil se refiere a la compra o venta de valores o instrumentos financieros en un mercado bursátil o de valores. Estas operaciones se realizan con el objetivo de obtener ganancias mediante la especulación, el comercio o la inversión.
En el mundo financiero, una operación bursátil es una transacción que se realiza en una
bolsa de valores. Es una actividad que nos puede resultar muy familiar ya que, aunque no lo sepamos, a menudo somos partícipes indirectos de ella a través de nuestros planes de pensiones, de las
inversiones de nuestras
aseguradoras o cuando
ahorramos en un
fondo de inversión. Sin embargo, a pesar de su aparente cercanía, se nos puede antojar como un mundo ajeno, desconocido y complejo.
Imaginemos una gran plaza, un zoco, un mercado donde cada puesto representa una empresa cotizada. Cada una de estas empresas está vendiendo partes de sí misma en forma de
acciones. Por lo tanto, cada acción es como un pequeño trozo de esa empresa, una pequeña participación en su propiedad. A su vez, cada uno de nosotros, como inversores, seríamos los compradores que paseamos por ese zoco dispuestos a comprar acciones de las empresas que nos resulten atractivas con la intención de ganar dinero con ellas.
Por otro lado, hay otros
inversores que ya poseen acciones de estas empresas y desean venderlas. El lugar de encuentro entre compradores y vendedores es la bolsa de valores, y cada vez que se produce un acuerdo entre un comprador y un vendedor, se realiza una operación bursátil.
Podríamos preguntarnos cómo se ponen de acuerdo el comprador y el vendedor sobre el
precio al que se va a realizar la operación. Es aquí donde entra en juego el concepto de
oferta y
demanda. La cantidad de acciones que se ofrecen a la venta y la cantidad que se desea comprar a un determinado precio creará una tensión que moverá los precios hacia arriba o hacia abajo. Si hay más demanda que oferta, los precios tenderán a subir. Por el contrario, si la oferta supera a la demanda, los precios tenderán a bajar.
Las operaciones bursátiles, por tanto, son la base del
mercado de valores y constituyen su actividad principal. Las operaciones pueden ser de compra o de venta y pueden implicar cualquier tipo de
activo financiero que se negocie en la bolsa: acciones,
bonos,
derivados, etc.
Finalmente, hay que destacar que cada operación bursátil, a pesar de su aparente sencillez, conlleva una serie de
riesgos y es objeto de una regulación muy estricta por parte de los organismos de supervisión. Esto se debe a que, en última instancia, el buen funcionamiento del mercado bursátil es fundamental para la
economía de un país y para la confianza de los inversores. Es por ello que, antes de lanzarnos a realizar operaciones bursátiles, es importante conocer bien su funcionamiento y estar conscientes de los riesgos que implican.
En definitiva, una operación bursátil es mucho más que un simple intercambio de
dinero por acciones. Es la punta del iceberg de una
actividad económica que mueve el mundo.
Tipos de operación bursátil
Si estamos interesados en realizar operaciones bursátiles, hemos de saber, antes de nada, que hay diferentes tipos de operaciones bursátiles que podemos realizar en el mercado de valores. Cada una de ellas tiene sus propias particularidades y, a su vez, se adecua a diferentes estrategias de inversión.
Aunque hay muchas más, vamos a explicar tres de las más comunes: las operaciones al contado, las operaciones a crédito y las operaciones a plazo.
En primer lugar, tenemos las operaciones al contado. Este tipo de operación es la más simple y directa. Cuando realizamos una operación al contado, estamos comprando o vendiendo un activo financiero -como puede ser una acción- y el intercambio de dinero por ese activo se realiza de inmediato. Es decir, pagamos en el acto y, a cambio, recibimos el activo que hemos comprado. Del mismo modo, si vendemos un activo, entregamos ese activo y recibimos el dinero de la venta de inmediato.
Por otro lado, tenemos las operaciones a crédito. En este caso, la operación es similar a la anterior, pero con la diferencia de que no pagamos todo el valor del activo de inmediato. En lugar de eso, pagamos una parte -que suele ser una cantidad significativa- y el resto lo pagamos después, con un interés adicional. Esta opción nos permite tener acceso a una mayor cantidad de activos con el mismo dinero. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, si el valor de los activos que hemos comprado cae, podemos perder no solo lo que hemos pagado, sino también lo que debemos.
Por último, encontramos las operaciones a plazo. En este caso, compramos o vendemos un activo, pero el intercambio de dinero y del activo no se produce de inmediato, sino en una fecha futura que se establece en el momento de la operación. Este tipo de operaciones nos permite asegurar un precio hoy para un intercambio que se realizará en el futuro. No obstante, también conlleva un riesgo, ya que si el precio del activo en el mercado se mueve en una dirección desfavorable, podemos perder dinero.
Como hemos señalado al inicio, estos son solo algunos ejemplos de los tipos de operación bursátil que podemos encontrar en el mercado de valores. Cada uno de ellos tiene sus propias ventajas y desventajas, y es importante entender bien cómo funcionan antes de decidir qué tipo de operación nos conviene más en cada momento.
¿Cómo podemos realizar operaciones bursátiles?
¿Estás pensando en realizar operaciones bursátiles?
Para realizar operaciones bursátiles, se sigue un proceso que, aunque puede parecer complejo al principio, se vuelve más sencillo con la práctica y el conocimiento adecuado. Este proceso puede variar dependiendo del tipo de operación que queramos realizar y del mercado en el que queramos operar.
Sin embargo, a grandes rasgos, el procedimiento generalmente sigue estos pasos:
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Apertura de una cuenta de inversión: El primer paso es abrir una cuenta de inversión con un bróker o una entidad financiera que ofrezca servicios de intermediación en los mercados bursátiles. Al abrir esta cuenta, proporcionaremos toda la información requerida por el bróker y acordaremos las condiciones de nuestro servicio de inversión.
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Depósito de fondos: Una vez abierta la cuenta, el siguiente paso es depositar fondos en ella. Esta será la cantidad de dinero con la que contaremos para realizar nuestras operaciones en el mercado.
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Elección de los activos a comprar o vender: Una vez que tenemos fondos en nuestra cuenta, el siguiente paso es decidir qué activos queremos comprar o vender. Para esto, deberemos investigar y analizar los diferentes activos disponibles en el mercado y elegir aquellos que se adecuen a nuestra estrategia de inversión.
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Realización de la orden de compra o venta: Cuando ya sabemos qué activos queremos comprar o vender, el siguiente paso es emitir una orden. Esta orden puede ser de compra, si queremos adquirir el activo, o de venta, si queremos deshacernos de él. La orden incluirá detalles como la cantidad de activos que queremos comprar o vender y el precio al que estamos dispuestos a hacerlo.
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Ejecución de la orden: Una vez emitida la orden, el bróker se encargará de ejecutarla. Esto significa que buscará en el mercado a alguien que esté dispuesto a vender (en caso de que hayamos emitido una orden de compra) o a comprar (si hemos emitido una orden de venta) los activos que queremos, al precio que hemos establecido. Cuando encuentra a alguien que cumpla con estos requisitos, la operación se realiza y los activos pasan a formar parte de nuestra cartera (o dejan de formar parte de ella, si hemos vendido).
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Seguimiento de la inversión: Una vez realizada la operación, nuestro trabajo no acaba. Deberemos seguir de cerca la evolución de nuestros activos y del mercado en general para tomar decisiones informadas sobre si mantener nuestra inversión, venderla o comprar más.
En definitiva, realizar una operación bursátil es algo sencillo. No obstante, hemos de entender los riesgos, a la vez que podemos acudir a un experto si tenemos dudas.
Ejemplo de operación bursátil
Para cerrar este artículo, me parece adecuado compartir un ejemplo práctico que permita visualizar con mayor claridad todo lo que hemos abordado.
Imaginemos a una persona, que llamaremos Laura. Ella ha ahorrado durante varios años y ahora ha decidido invertir parte de sus ahorros en la bolsa. Ha investigado y elegido un bróker que cumple con todas las garantías y condiciones que estaba buscando. Tras abrir su cuenta de inversión y depositar los fondos, empieza a estudiar el mercado en busca de oportunidades.
Después de analizar diferentes empresas, Laura se decide por una compañía del sector tecnológico que, según su criterio y análisis, tiene un buen potencial de crecimiento a medio plazo. Ha observado que las acciones de esta empresa se cotizan a 50 euros y decide comprar 20 acciones, lo que hace un total de 1.000 euros.
Laura emite una orden de compra a través de su bróker por 20 acciones de la compañía a un precio de 50 euros cada una. El bróker procesa la orden y cuando encuentra vendedores dispuestos a deshacerse de las acciones al precio indicado, se ejecuta la operación. A partir de ese momento, Laura es dueña de 20 acciones de la empresa tecnológica.
Tras varias semanas, la empresa presenta unos resultados trimestrales excepcionales y el precio de sus acciones sube a 60 euros. Laura, emocionada por la revalorización, decide vender 10 de sus acciones para obtener beneficios. Emitiría entonces una orden de venta a través de su bróker por 10 acciones a un precio de 60 euros. Cuando otros inversores estén dispuestos a comprar a ese precio, se realizaría la operación de venta.
En este escenario, Laura habría ganado 100 euros (60-50 euros de ganancia por acción, por 10 acciones), aunque aún mantiene en su poder 10 acciones de la empresa que puede decidir vender en otro momento, dependiendo de su estrategia de inversión y de cómo evolucione la cotización de la empresa.
Este es un ejemplo simplificado de una operación bursátil. Como se puede observar, este tipo de inversiones requieren de análisis, estrategia y constante seguimiento de la evolución del mercado. Sin embargo, si se manejan correctamente, pueden ser una excelente forma de hacer crecer nuestros ahorros.