Harto de sandeces 3.
&Quot;Ya han tenido tiempo de darse cuenta", concluye Gil Calvo, "de que el porvenir ya no se escribe más como en las viejas novelas, en las que el personaje empezaba mal, desde abajo, y terminaba bien, triunfando, arriba. El porvenir ya no va en línea recta. Por eso parece que dan vueltas, que deambulan continuamente, sin encontrar la salida". Como los ratoncitos de los laboratorios.
Son las once de la noche. El piso de Carolina, Laura, Ainara y Belén comienza a poblarse: amigos y amigas de una o de otra que se dejan caer, que se suman a la conversación. Se sacan latas de cerveza que abarrotan la mesa bajera. Se habla mucho, se ríe, se hacen planes para salir. Carolina sonríe: "Así es siempre, viene gente imprevista, mucha gente, como cuando éramos estudiantes, es una vida como de eterno estudiante. Lo malo es que ya no somos estudiantes. Es divertido, pero..." Pero ya cansa.
LA AVENTURA DE IRSE DE CASA DE LOS PADRES
EL 30% DE LOS JÓVENES españoles con edades comprendidas entre los 30 y 35 años vive aún con sus padres; si la estadística se ocupa de los que tienen entre 25 y 29 años, entonces la cifra se eleva hasta el 63%. Y hasta el 95% si se trata de jóvenes entre los 18 y los 25 años. Son datos del Instituto de la Juventud e indican el escasísimo grado de emancipación de la sociedad española, impensable en países del norte de Europa o Estados Unidos.
El catedrático de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid, Javier Ruiz Castillo, cita ciertos factores con los que se tiende a solventar el asunto: "Juventud acomodaticia, padres tolerantes; una cultura, la del sur de Europa, que propende a una familia grande... Pero luego he hecho estudios y se llega a la conclusión, que no por evidente se tiene que dejar de citar, de que los jóvenes que viven en ciudades con menos paro o con viviendas más baratas se independizan antes". Este catedrático hizo otro estudio a principios de los noventa, en el que quiso demostrar qué sector de la población vivía mejor. Un trabajador menor de 30 años con un hijo obtenía casi la media: 100. Un trabajador cualificado de cierta edad, soltero, obtenía un 184, el primer puesto. ¡Y un universitario viviendo en casa de sus padres, un 154! "Esto quiere decir que eran, y son, los reyes del mambo, e independizarse implica perder mucho", añade.
El sociólogo Enrique Gil Calvo explica lo mismo a su manera: "Cuando no resulta posible emanciparse adquiriendo una posición social equiparable a la que se disfruta con sus padres, entonces parece más racional aplazar la decisión de emanciparse. Es una pura estrategia familiar de ascensión social, y eso lo hacen tanto las familias acomodadas como las desfavorecidas, las de izquierda como las de derecha".
Y Juan Carlos Martínez, mileurista de 33 años, a la suya: "Trabajo desde hace nueve años como comercial. Gano alrededor de 1.100 euros brutos al mes. Y he intentado independizarme dos veces: la primera me fui con mi hermana; la segunda, con amigos. Las dos veces fracasé y he vuelto con mis padres. No es que no pueda. Pero con lo que gano, si pago unos 600 euros de alquiler de un piso, 200 de la letra del coche (lo necesito para trabajar) y 200 más para comida, no me queda nada. Y como yo estoy fuera de casa todo el día gasto, mínimo, seis euros al día, entre tabaco y tal; así que se acabó. Cuando vivía independiente (independiente es un decir, porque estaba con mi hermana o con compañeros de piso...) no podía salir, ni viajar, ni comprarme ropa, ni nada...; no vivía, sólo sobrevivía. Y yo quería cierta calidad de vida. La misma que tenía en casa de mis padres. Por eso volví. Por eso espero a que me vayan mejor las cosas para irme otra vez". "
http://www.elpais.es/articulo/elpdompor/20051023elpdmgpor_1/Tes/
Por cierto, ya no soy mileurista, pero sé lo que es serlo y tengo mucha gente muy valiosa cerca que lo es.