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Grandes fortunas, enormes apalancamientos. Ya lo sabíamos...

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Grandes fortunas, enormes apalancamientos. Ya lo sabíamos...

Pero buen es recordarlo

GRANDES FIRTUNAS, ENORMES APALANCAMIENTOS

GRANDES FORTUNAS, ENORMES APALANCAMIENTOS

Moisés Romero
ImageUno de los mayores y mejores especuladores de la Bolsa española, ahora retirado por una enfermedad de las denominadas contemporáneas (no conoce a nadie ni sabe quién es, porque sus células han envejecido antes que él) comentaba hace unos años que los grandes negocios en Bolsa, las grandes fortunas, se hacían con el dinero de los demás y nunca con el propio. Sentenciaba que la apelación al crédito para comprar acciones y pignorarlas acto seguido era arriesgado, pero congratulaba, si es que en el intermedio no te habías arruinado. Eran tiempos de tipos de interés al 16% y tasas de inflación al 10%. El fenómeno se ha generalizado en la actualidad en todos los mercados del mundo.
Han cambiado, no obstante, el sujeto, verbo y predicado, porque ahora la inflación oficial supera el 4% y los tipos de interés están en el 2,5%, lo que abunda más a favor de esta vieja premisa. El apalancamiento, el endeudamiento hasta las cejas se puso de moda hace lustros en Estados Unidos y se generaliza ahora en el resto del mundo. Empresas y particulares juegan la misma baza.

¿Qué empresas? El ejemplo de E.ON como protagonista actual de la Bolsa española es muy ilustrativo. La empresa alemana afirmó estar dispuesta a pagar 27,5 euros por cada acción de Endesa veinticuatro horas después de anunciar a sus accionistas un próximo pago de dividendo histórico. O sea, que en lugar de aprovechar la caja para acudir a la lucha por el control de la eléctrica española la vacía y distribuye al accionista ¿Es un dispendio? Los entendidos niegan la mayor. E-ON, simplemente, tiene acceso fácil y cómodo al crédito bancario, que con tipos de interés históricamente bajos le permiten apalancarse hasta tocar el cielo y satisfacer a sus seguidores en el mismo acto.

¿Particulares? No hay distingos de razas ni países. Proliferan las hipotecas a 50 años y las tasas de endeudamiento de los hogares jamás habían alcanzado niveles, que resultan más propios de la ficción. Es lo que hay, dicen analistas más fríos. Son las reglas de juego y nadie puede negar que los manguerazos continuados de liquidez ordenados por Greenspan en los últimos años y seguidos más tarde por otros tantos bancos centrales del mundo, han creado burbujas de todo tipo, lo que se llama inflación de activos, desde el inmobiliario a la Bolsa pasando por el petróleo, el oro, el azúcar o el zumo de naranja que cotiza en los futuros de Chicago.

Grandes fortunas, las de ahora, y enormes apalancamientos a la vez, unidos, entrelazados. Fijémonos en los nuevos ricos ¿o son los ricos de siempre?, en los inmobiliarios, que han amasado enormes fortunas vía endeudamiento. Han pasado de su sector a otros como la energía, la banca, el fútbol y vaya usted a saber. La Bolsa, en cualquier caso, ha sido su gran plataforma.

El asunto viene a colación porque el alza de los tipos de interés supone un peligro importante para los mercados, dado el fuerte nivel de endeudamiento de propios y extraños. Además, las deudas siempre hay que pagarlas, salvo que el mundo haga suyas algunas leyes recientes aprobadas en Argentina sobre el impago a terceros.

 

http://www.lacartadelabolsa.com/index.php?option=com_content&task=view&id=6669&Itemid=67