El nuevo presidente del Banco Popular da unas pinceladas de su plan. Si se cumpe, esta acción puede subir mucho.
Emilio Saracho quiere tener lista la
hoja de ruta de Banco Popular antes de que se celebre la junta general de accionistas correspondiente al ejercicio de 2016, que este año iba a retrasarse a mayo (el pasado ejercicio se celebró el 11 de abril), pero que finalmente se adelantará a abril. En este acto el presidente explicará a todos los inversores los planes de futuro de Popular, que pasan por acelerar la venta de activos adjudicados y vender filiales.
El nuevo presidente de Popular, Emilio Saracho, quiere presentar personalmente a los accionistas de la entidad una hoja de ruta en la que se detalle de forma minuciosa las palancas que tiene el banco para intentar recuperar su solvencia y eficiencia, sin tener que acudir, inicialmente a una nueva ampliación de capital.
Para ello, ha elegido la junta general de accionistas correspondiente al ejercicio de 2016 para su presentación. El nuevo presidente quiere evitar las duras críticas que lanzaron los pequeños accionistas contra su predecesor, Ángel Ron –en este caso fueron duras reclamaciones por su gestión– y contra él por no anunciar medidas –aunque no podía ya que todavía no se le había nombrado presidente y asistió a la junta de febrero como consejero, cargo que fue ratificado en esta reunión–.
Saracho quería tener tiempo para preparar esta hoja de ruta, ya que como destacado ejecutivo de banca de inversión, es consciente de la importancia que tiene para el mercado y para las agencias de calificación presentar un plan de actuación totalmente creíble para fortalecer los ratios de solvencia de la entidad. Y aunque su objetivo inicial no sea ampliar capital, sí necesita emitir deuda subordinada Tier 2 y sénior non-preferred para alimentar sus colchones anticrisis para cumplir con los nuevos estándares de capital que piden los supervisores.
Reuniones del consejo con los directivos
Emilio Saracho, junto con el resto de los miembros del consejo han mantenido reuniones con los distintos responsables de las divisiones del banco para conocer de primera mano qué se está haciendo, cómo funciona la entidad, cuáles son sus necesidades, sus virtudes y sus ineficiencias. Estas reuniones se enmarcan en las recomendaciones de aprendizaje de los consejeros. Saracho también se ha reunido con unos 90 directivos de la entidad. El presidente de Banco Popular sabe que todos los ojos del sector financiero y del mercado están depositados sobre la entidad. El BCE también le vigila muy de cerca, aunque le ha dado tiempo para que intente recomponer sus ratios de capital y reducir el lastre del ladrillo y su morosidad en los próximos meses. De momento, en marzo parece que volverá a tener pérdidas, apuntas fuentes financieras.
A cierre de 2016, su fully loaded (aplicada toda la normativa de Basilea III de 2019) era del 8,17%, la más baja de la banca europea, solo por delante del 6,4% de la italiana Monte dei Paschi.
Para tener tiempo para elaborar la hoja de ruta, que está siendo consultada con el Banco Central Europeo, el banquero tenía previsto retrasar la junta de accionistas al mes de mayo, algo que contrastaba con las fechas en las que se celebró esta reunión el pasado año, el 11 de abril. Sin embargo, en los últimos días Saracho ha pisado el acelerador y ya tiene gran parte de su plan diseñado, razón por la que planteará repetir la junta de accionistas en las mismas fechas del pasado año, justo días después de haber comunicado y tener lista la hoja de ruta para lograr recapitalizar Popular y que será presentada al BCE a finales de este mes, lo mismo que al mercado.
De momento, todo está aún en revisión, aunque el banquero ya ha comenzado a transmitir algunos mensajes, como que inicialmente no tiene intención de vender el banco o pedir más capital al accionista.
Considera que ya ha sufrido bastante en la entidad, y lo que hay que hacer es recuperar el valor de la acción.
También cree que el proyecto estrella de Ron, Sunrise, el vehículo para desconsolidar 6.000 millones de euros en ladrillo, debe sufrir una completa mutación. De hecho, Saracho ha descartado que este instrumento se financie con deuda subordinada de Popular. Su posible salida a Bolsa también ha sido descartada, ya que si es un fracaso tendría un coste reputacional en la entidad del que podría no recuperarse. Pese a la transformación de este proyecto Sunrise, el banco pretende impulsar a toda costa la venta de activos adjudicados, su gran problema. Para ello, quiere potenciar la venta de inmuebles a particulares, y sobre todo a fondos, a través de la red especializada del banco, denominada dirección general de negocio inmobiliario y transformación de activos. Popular cuenta con unos 36.000 millones de activos adjudicados.
Varias fuentes financieras aseguran que un gran número de fondos se están interesando por la compra de paquetes de inmuebles del banco. Por esta razón, la entidad pretende impulsar más la colocación de carteras entre estos inversores, otra de las razones por las que se ha decidido modificar el primer boceto de Sunrise. El banco también prevé vender su filial en Estados Unidos, TotalBank, u otras filiales que tiene con otros socios como su banco de tarjetas Wizink. Su negocio en México, donde posee el 24,9% de Bx+, o en Portugal también están en venta. La banca privada, que inicialmente quería reactivar su enajenación, ha decidido mantenerla, ya que ha descubierto la conexión existente entre la red tradicional y esta banca para ricos.