Marcos no podía apartar los ojos de la pantalla. Su cuenta de trading en BlackShield Markets mostraba los 500 euros que había depositado, junto con el bono de 200 euros que le habían dado al registrarse. En total, tenía 700 euros para operar.
No pasó mucho tiempo antes de que sonara su teléfono. Era Javier de nuevo.
—Marcos, llegó el momento. Hay una gran oportunidad en el oro. Nuestros analistas han detectado un patrón claro. Si entras ahora con una operación de 0,2 lotes, puedes hacer un 30% en minutos.
Marcos frunció el ceño.
—¿No es demasiado arriesgado?
—El riesgo siempre está ahí, amigo, pero aquí es donde se gana dinero. Además, con un apalancamiento de 1:50, puedes operar con hasta 35.000 euros en el mercado con tus 700 euros. Es la ventaja del apalancamiento: te permite mover grandes cantidades con poco capital.
La idea de controlar 35.000 euros con su pequeño capital lo hizo sentir poderoso. Con los dedos temblorosos, abrió la plataforma y siguió las instrucciones de Javier. Compró oro justo antes del anuncio de la noticia que, según su asesor, haría subir el precio.
Los primeros minutos fueron una locura. La vela en el gráfico subió con fuerza, y su saldo reflejó una ganancia de 150 euros en cuestión de segundos.
—¡¿Ves?! —exclamó Javier—. ¡Así se hace dinero en este negocio!
Marcos sintió una ola de euforia. "Esto es increíble", pensó.
Pero entonces, sin previo aviso, la vela cambió de dirección. El precio cayó con violencia, borrando su ganancia y adentrándose en terreno negativo.
—Tranquilo —dijo Javier—, esto es normal. El mercado está sacudiendo a los traders pequeños antes de seguir subiendo. Mantén la operación abierta.
Marcos miró su saldo. Su cuenta bajó de 850 a 600, luego a 450…
—Javier, estoy perdiendo dinero. ¿Qué hago?
—Es solo una corrección, no cierres ahora o consolidarás la pérdida.
Pero el precio seguía cayendo. Marcos vio su saldo reducirse a 300 euros. Luego a 200.
—¡Javier, esto se está desplomando!
—Mierda… Ok, cerremos. No pasa nada, Marcos. Estas cosas pasan. Lo importante es que aprendemos de cada operación.
Cuando la posición se cerró, Marcos miró su balance: 184 euros. De los 700 iniciales, solo quedaba una fracción.
Se inclinó en su silla y exhaló, evaluando la situación. No era una cantidad que lo arruinara ni mucho menos, pero la sensación de haber estado en ganancia y luego perderlo todo lo frustraba.
—No te preocupes, amigo —dijo Javier con su tono amable—. Es parte del aprendizaje. Escucha, si depositas otros 1.000 euros ahora, podemos abrir una operación más grande y recuperar lo perdido.
Marcos se quedó un segundo en silencio. En su cabeza, la lógica fría le decía que debía parar, analizar la situación y entender mejor el mercado antes de seguir. Pero otra parte de él, la que no soportaba perder, la que odiaba estar equivocado, no quería retirarse así.
Con un movimiento rápido, abrió su app bancaria y preparó otra transferencia.
Continuará…