¿El problema del taxi es un problema de agencia y no de conpetencia?
Habiendo viajado por toda Europa y por gran parte del mundo, siempre que llego a una nueva ciudad y pregunto por algún consejo para moverme por la misma, suele haber un factor común denominador “ten cuidado con los taxis, algunos intentan estafar a los que no conocen la ciudad”.
Escrúpulos, profesionalidad y amor propio a parte (todo cualidades que creo que tienen la mayoría de los conductores de taxi), los taxistas están naturalmente incentivados para hacer el peor trabajo posible, llamémosle tener el coche en el peor estado posible, no poner aire acondicionado, dar “vuelta” a los pasajeros, cobrar de más, etc.
Es una obviedad que no es trazable qué taxi es bueno y qué taxi es malo (apps relativamente recientes a parte), solamente paramos al que llega por el carril en el que nos tenemos que subir, mientras que otros servicios como los buses o metro, si presentan malas condiciones, nos podemos quejar directamente al ayuntamiento e incluso, si nos sentimos profundamente ofendidos, votar a la oposición. Poco podemos hacer contra el taxi que nos ha llevado sin aire acondicionado, no presenta condiciones que nos satisfagan, o directamente nos ha intentado tomar el pelo.
Desde un punto de vista economico, cuanto menos se invierta en tener el taxi en mejores condiciones, mayor rentabilidad le sacaremos al mismo, como la penalización por no tener un nivel aceptable no existe (no se me puede identificar directamente entre la masa de taxis que hay en las ciudades), perfecto para el taxi que decide ser la manzana podrida (en muchos casos literal) del grupo, que se aprovecha de la homogeneidad para seguir beneficiandose a costa del resto de compañeros y de, obviamente, el consumidor.
Las licencias VTC existen desde siempre pero no se habian puesto a trabajar a su máximo potencial porque no habia un sistema que lo permitiera (o a nadie se le había ocurrido Uber). Uber es una compañía que se ha aprovechado de la desconfianza general del consumidor por parte de un servicio que no pueden diferenciar, desconfianza que se ha nutrido de casos particulares pero ciertamente no aislados. Sé dónde me sirven un whisky decente y dónde es una basura (normalmente los segundos suelen cerrar pronto si no compensan con un precio significativamente más bajo), sin embargo, no sé quién me va a tocar cuando me suba a un taxi por la calle.
Es cierto que en su comienzo en España, Uber utilizó una política de precios agresiva para captar usuarios, pero esto ya no existe siendo los precios muy similares a los taxis convencionales por lo que su exito ya no se explica por la “competencia desleal” de la que se hablaba hace un par de años.
No sé si Uber quebrará por los problemas de caja que tiene ahora mismo o se convertirá en una empresa viable en el futuro, lo que sí que tengo claro es que el consumidor, que debería ser siempre la parte que el regulador debería tener en mente a la hora de legislar, se ha beneficiado inmensamente de la llegada de la compañía, las últimas iniciativas de reducir licencias de conductores privados o incluso prohibir estos servicios, es un despropósito que solo atenta contra la calidad del servicio.
Si lo que hay que hacer con los taxis es liberalizar su sector para que compitan de tú a tú con las compañías privadas, que así sea si hay una alternativa viable en el mercado, no veo por qué no deberíamos, si ha habido taxistas que han usado todos sus ahorros para comprar una licencia de 100.000 euros, pues a lo mejor es más interesante que se les compense pero que no se perpetúe las deficiencias de un sistema publico que parece que se esta poniendo en entredicho que sea necesario.
El regulador, en vez de perpetuar una situación subóptima heredada de otra época en la que no existían los medios para tener algo mejor, debería crear el entorno para que el taxi pueda competir con las compañías privadas y no simplemente cortar la oportunidad de cambiar el sector a mejor.
La evidencia es que ya hay aplicaciones en España y resto de países en Europa que te permiten operar con taxis convencionales igual que con Uber (pago directo, votación con estrellas, etc.) a lo mejor obligar a tener un identificador con el que votar al taxista se haya o no pedido via app y tener penalizaciones a partir de cierto nivel, podría ser un primer paso para eliminar esas “manzanas” de las que hablábamos antes y solucionar el problema de agencia evidente que existe por la intrazabilidad de los que dan un mal servicio.